Como autoridad sanitaria de la provincia, sobre sus hombros ha recaído mucha de la responsabilidad de la lucha contra el covid. Ahora que la evolución de la pandemia adquiere otro cariz, el delegado de Salud. Juan de la Cruz Belmonte, encara el impulso de la agenda pendiente de reformas y mejoras en la sanidad pública almeriense, sin dejar de alertar contra el exceso de confianza.
¿Esto se ha terminado?
No.
¿Con los datos de hoy podemos decir que la pandemia toca a su fin?
La pandemia sí, pero el problema no se ha terminado. Esto es un problema de salud pública que ha venido para quedarse. Tenemos que seguir teniendo la precaución y usando las vacunas. Es parecido a la gripe. Existirá una epidemia de coronavirus, pero no una pandemia. No hemos matado al virus, va a estar ahí.
¿Qué le diría a la población que ya está viendo levantar las restricciones? ¿Cómo se tiene que comportar?
Como estén indicando las recomendaciones sanitarias.
¿Sigue confiando en la autodisciplina?
Claro, lo que hay que hacer es respetar las indicaciones. Y si una autoridad sanitaria te dice que es recomendable hacer esto, hacerlo. Nosotros no podemos imponer, pero sí recomendar. Los almerienses muchas veces somos muy obedientes. ¿Qué pasa? Que puntualmente han llegado momentos de cansancio, momentos de relajación, a lo mejor hay que transmitir de una forma más contundente. Esto se va acabando, pero no se ha acabado.
Es fácil pensar que a partir de ahora la gente se va a relajar.
Claro, es fácilmente pensable. Pido a la gente que no se relaje, que siga poco a poco. Por ejemplo, los niños nos hemos dado cuenta de que es conveniente, al no estar vacunados, que sigan con la mascarilla puesta. Te doy un dato, el 94 por ciento de los profesores en Andalucía están vacunados. Eso es una seguridad, estamos protegiendo tanto a ellos como a los niños.
¿Y seguir con las costumbres de nuestro ADN social de abrazos, besos, achuchones…?
Y eso lo vamos a hacer, pero con seguridad, que sepamos a quién le estamos dando el abrazo y que si esa persona no está perfectamente vacunada, tener un poco de precaución. Estamos en el nivel nivel 1, eso significa que no hemos llegado a la normalidad total y yo creo que no llegaremos nunca porque, yo lo sigo diciendo, la mascarilla ha venido para quedarse. El año pasado por la utilización de la mascarilla hubo un porcentaje ínfimo de casos de gripe. Imagínate en un metro. ¿Tú utilizarías la mascarilla en el metro? Yo sí, aunque esto hubiera pasado.
¿Cómo tenemos que mirar a partir de ahora al coronavirus?
Con mucho, mucho, respeto, porque está ahí. Al coronavirus lo hemos parado con la vacunación y con las medidas de seguridad. Por favor, no podemos cometer fallos de ir demasiado rápido porque eso significa picos de contagio y esos picos de contagio, aunque estemos vacunados, llegan a los hospitales y de los hospitales pasan a la UCI y un tanto por ciento pasa a muerte.
¿Por qué está resultando tan difícil recuperar a los no vacunados?
A ver, al principio hubo una discusión entre vacunas buenas y vacunas malas.
¿Era un debate acertado?
No, porque las autoridades siempre hemos dicho que las vacunas son todas buenas. Por otro tipo de intereses se ha criminalizado a un tipo de vacunas respecto a las otras. Se sigue vacunando con AstraZeneca en el mundo, ¿tú has escuchado algo últimamente de efectos secundarios de AstraZeneca? ¿Por qué surgió? Se ha demostrado que la vacuna de AstraZeneca está funcionando muy bien. Incluso el índice de recontagio es menor que en otro tipo de vacuna.
¿Fue el principal factor?
Creó duda. Y aparte hay corrientes de personas negacionistas que piensan en manipulaciones o estrategias. Yo lo respeto, pero se tienen que dar cuenta de que los datos están ahí. La vacuna funciona, y el no estar vacunados ellos puede poner en peligro tanto a sus seres queridos como a las personas que están a su lado.
¿En Almería va a quedar un porcentaje significativo de personas que se resisten?
Esperemos que no, estamos haciendo una campaña activa, los estamos llamando por teléfono, les estamos intentando explicar las ventajas de vacunarse. Indiscutiblemente, si no se quieren vacunar, no podemos obligar.
¿Debería ser obligatoria la vacunación?
Mi opinión personal es que para determinados tipos de trabajo, sí. Las personas que están relacionadas muy íntimamente con personas sensibles deberían estar perfectamente inmunizadas.
¿Y obligatoria para toda la población?
Para mi es muy importante la libertad de pensamiento y de conciencia. Yo creo que hay que transmitir e intentar enseñar, no imponerles. Mucha gente no entiende que es uno de los fármacos más seguros que existen. ¿Cuántas vidas se han salvado por las campañas de vacunación? El otro día leí los avances más importantes de la Medicina, que son la asepsia de manos, los antibióticos y las vacunas.
¿Cómo será en el futuro el calendario de vacunación?
Yo creo que nos centraremos en las personas más afectadas. Ahora empiezan todos los estudios de seroprevalencia. Vamos a volver a vacunar a las personas inmunodeprimidas. A lo mejor volvemos a vacunar a las personas de las residencias. ¿Cuándo se vacunará? Pues a lo mejor aprovechamos cuando vamos a vacunar de la gripe.
¿Cuál ha sido el peor momento que hemos pasado en Almería?
Al principio, cuando entró el virus en nuestras residencias. Almería se ha comportado de una forma muy buena, porque con los recursos que teníamos hemos aguantado toda la presión hospitalaria. Eso se lo agradezco a los profesionales sanitarios que se han volcado al cien por cien, pero al principio, cuando entró en las residencias, teníamos muchísimo miedo porque no sabíamos en qué consistía. Yo temía un índice de muertes muy alto y decidimos medicalizar las residencias. Hubo un programa, no abandonar, que era nuestro leitmotiv en la delegación. En otros sitios de España el índice de mortalidad fue muy alto. En Almería nos mantuvimos bien. Fue un programa del que me siento muy orgulloso. Después, el boom que hubo en Navidad, sobre todo de ingresados. Yo me di cuenta de que el sistema sanitario funcionaba y los podía absorber, con muchos problemas, con muchas noches sin dormir, pero yo confiaba en los médicos. Pero lo peor, la época de las residencias.
¿Ha pasado miedo?
Sí, mucho, porque el miedo es cuando no conoces a lo que te vas a enfrentar. Y eso me daba inseguridad, me daba tristeza. Cuando hablaba con los gerentes porque me pedían ayuda, cuando hablaba con los alcaldes, yo les tenía que transmitir seguridad e información y muchas veces no se la podía trasmitir porque realmente no la tenía.
¿Ha visto a gente perder los nervios?
Sí. Perder los nervios, incluso la compostura, y tomar decisiones no acordes. Pero está dentro de la condición humana. Yo también puedo perderlos en cualquier momento. Hay que templar, hay que contar hasta diez, estar tranquilo.
¿Ha tenido que contar hasta diez muchas veces?
Sí, muchas, y estar con tranquilidad y sobre todo informarme. A mi me gusta rodearme de gente mucho más informada e inteligente que yo para que me den las soluciones. Después la decisión la tomo yo y esa información la tengo que transmitir yo. Pero sí, muchas veces he tenido que contar hasta diez... y hasta veinte.
¿En algún momento ha estado el sistema sanitario almeriense a punto de desbordarse?
No. Aquí hemos aguantado. Hemos tenido la mayor presión hospitalaria que te puedas imaginar, pero hemos hecho los planes de contingencia necesarios para no tener que derivar a ningún sitio. Por eso te decía que lo peor fue las residencias, no fue el ingreso masivo en los hospitales. Nosotros no actuamos cuando llega, cuando empieza el pico hacia arriba ya estamos con los planes de contingencia, en los centros de salud y en los hospitales, para amortiguar el golpe que nos podía llegar. Y gracias a Dios, se ha conseguido por los profesionales y por las infraestructuras que hemos hecho. Por ejemplo, en acondicionar el espacio para una doble vía de entrada covid y no covid. En 7 meses nos gastamos 13 millones en obras en casi todos los centros de salud y consultorios de la provincia.
Almería sí acogió a pacientes de otros sitios.
Sí, porque nos han pedido ayuda y hemos podido dársela. Torrecárdenas recibió pacientes de Ceuta y Melilla. Por eso digo que colapso, no.
¿Y cerca del colapso?
A ver, cerca siempre. Ten en cuenta que nosotros abríamos en función de lo que teníamos. Hemos tenido camas en los pasillos preparadas, pero no hemos cubierto al cien por cien. Había un trabajo constante de los médicos para reacondicionar, se activaron los mecanismos necesarios para que no se colapsara. Por eso le doy las gracias a todos los profesionales sanitarios. Gracias a ellos estamos saliendo.
¿Pueden empezar los sanitarios a acusar a partir de ahora ese sobreesfuerzo en forma de problemas de salud mental y física?
Este verano hemos dado vacaciones a todos. Otras comunidades autónomas han suspendido las vacaciones. Nosotros a lo mejor hemos tenido problemas de accesibilidad en determinados servicios este verano porque debíamos darle vacaciones a nuestros profesionales. Nos queda un periodo bastante largo, queremos tenerlos en las mejores condiciones posibles.
Pero podrían acusar el haber vivido situaciones muy duras.
Indiscutiblemente. Al principio, cuando yo visitaba los hospitales, yo veía a la gente con la mascarilla puesta y ojos de miedo. Ahora no hay esos ojos de miedo. ¿Que ese estrés continuado puede pasar factura? Ojalá que no, pero puede aparecer
¿Cuál es su mayor temor como delegado para los próximos meses?
La relajación. Que pensemos que esto está superado, que esto es Jauja y que ha terminado. Se va a amortiguar mucho, pero no va a terminar nunca.
¿Para cuándo la normalidad en los centros de salud, entendiendo por normalidad que uno llega como llegaba antes?
Como llegabas antes no va a ser. Nosotros implementamos antes de la pandemia un plan de accesibilidad en Atención Primaria. Nuestro objetivo es que se atendiera más tiempo a cada uno de los pacientes. Y empezamos en proyectos piloto en Poniente. Estaba funcionando muy bien, pero cuando llega la pandemia esto se tiene que paralizar. Lo que queremos es volver a ese nuevo modelo de atención primaria, que es utilizar las tecnologías para las labores no asistenciales. Por ejemplo, para una baja laboral o para un problema administrativo. Si eliminamos el 50 o el 60 por ciento de las visitas al centro de salud, ya estamos evitando que se acumule gente innecesariamente. Para eso se va a implementar la consulta de triaje, en la cual un profesional sanitario se va a encargar de derivarte e implementar las agendas mucho más espaciadas para que la persona en vez de estar cinco minutos, podamos llegar a los diez minutos.
¿Y a los centros de salud no van a volver las personas mayores a por la receta?
Si las personas mayores no tienen acceso a que por medios digitales puedan hacerlo, no hay ningún problema en que vayan. Pero personas que puedan acceder al cajero automático en la renovación de la receta automática, que lo hagan directamente ellos. Ganamos tiempo para atender a más pacientes.
¿Continuará la consulta telefónica como durante la pandemia?
Las agendas presenciales se van a ir incrementando progresivamente, pero existirá la consulta telefónica. Ante síntomas menores, ¿por qué no se va a hacer? Indiscutiblemente consultas de personas con muchos síntomas no, eso es una evaluación del médico que muchas veces creemos que no nos quiere atender. Yo creo que me atiende mejor telefónicamente ante un síntoma menor que desplazándonos.
¿Ese triaje lo van a hacer médicos o enfermeros?
Se está estudiando el mecanismo. Ahora mismo están suficientemente formados los enfermeros para poder hacer ese triaje. Eso lo determinarán las agendas y cada unidad de gestión clínica.
¿Qué planes aparcados por la pandemia toca recuperar ahora?
Centros de salud sobre todo. La atención primaria es el objetivo respecto a dar el mejor servicio posible, aparte de las de las infraestructuras, que vamos a hacer muchas. Vamos a hacer hospitales, muchos centros de salud, vamos a hacer inversión en aparataje muy fuerte. Ya está el dinero, van a llegar pronto.
¿Qué nuevos centros de salud?
Nuevos en Mojácar, Piedras Redondas, que se quedó a la mitad, en El Ejido, tenemos el hospital de Roquetas, máximo exponente. Después tenemos la reforma del consultorio de Balanegra, la reforma y ampliación del centro de salud de Albox, un edificio nuevo administrativo en el Hospital de la Inmaculada, un nuevo centro de salud en Benahadux. Aparte de eso, muchas actuaciones en centros de reacondicionamiento o ampliación. En centros de salud nada más 27,5 millones.
Un periodo de legislatura de mucha inversión en salud, entonces.
Exactamente. Esto está todo planificado y con la partida presupuestaria. En equipos de alta tecnología sustituídos tenemos 9,8 millones. En equipos de alta tecnología con financiación y pendiente de licitar, renovación de acelerador, renovación TAC, una segunda resonancia en el hospital, el primer PET-TAC de Almería, sala de hemodinámica, la primera litotricia de Almería…
¿Qué hemos aprendido de la pandemia?
Que no podemos vivir a espaldas de la realidad y de la sanidad. Que nos creamos inmunes y no somos inmunes. Que un pequeño virus pequeñito pequeñito, nos ha cambiado el mundo y que somos mucho más pequeños de lo que nos pensamos.
¿Qué va a suponer para la sanidad almeriense tener estudios de Medicina?
Va a hacer que vengan médicos que quieran enseñar, hacer más atractiva la provincia a nivel sanitario, hacer proyectos de investigación, traer a investigadores a Almería, traer inversiones en aparataje para esos proyectos de investigación, y sobre todo, el prestigio de la Universidad de Almería, eso es un espaldarazo a la labor que se está haciendo. Para mí es un orgullo. Han empujado otra gente más que yo, pero yo he puesto mi granito de arena.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/12/almeria/222136/he-pasado-miedo-si-mucho-no-saber-a-que-te-enfrentas-te-da-inseguridad