Un gasoducto submarino de 210 kilómetros de longitud conecta las ciudades de Beni Saf y Almería. El canal emerge de las aguas de El Perdigal en una central flanqueada por la arena de la playa y las pistas del aeropuerto y se ha convertido en la única entrada del gas natural argelino en España. Una infraestructura estratégica, en varios sentidos.
La ruptura diplomática entre Argelia y Marruecos y la inestabilidad tras la muerte del presidente Buteflika han encendido una luz de alerta en el Ejecutivo español y esta semana una delegación encabezada por el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y ejecutivos de Enagás y Naturgy viajó a Argel con el objetivo de garantizar el suministro.
Sin embargo, en la visita flotaba mucho más que el gas natural. España trata de mimar sus relaciones con Argelia para proteger la entrada del hidrocarburo y mantener la cooperación policial en la lucha contra el terrorismo y, al mismo tiempo, pena por los problemas derivados de un control laxo de las fronteras marítimas.
Durante el año 2021, la provincia de Almería ha identificado a 4.800 migrantes procedentes de 438 embarcaciones clandestinas apresadas en el Levante, según datos de la Brigada de Extranjería de la Policía Nacional, en coordinación con Frontex. La inmensa mayoría son ciudadanos argelinos detectados en pateras taxi, esto es, lanchas rápidas capaces de cubrir la travesía entre Argelia y Almería entre tres y cinco horas.
Además, según han constatado numerosas operaciones de la Policía y la Guardia Civil, existe un número indeterminado de personas que consiguió tocar tierra y escapó sin ser detectado. No hay ningún informe oficial preciso sobre cuántos migrantes sortearon el control de fronteras en el litoral, pero como poco se cuentan por cientos.
Las embarcaciones salen a la vez y sobrepasan las capacidades de las patrulleras de la Guardia Civil. Luego se pierden por las calas de Cabo de Gata o por las carreteras de interior, donde aparecen los tentáculos de las mafias de tráfico de seres humanos.
Tierra
Esta situación ha generado un problema de seguridad y, al mismo tiempo, un reto diplomático. España sabe con cierto margen cuándo salen las pateras, que son visibles en playas como Ain Turk, Arzew o Mostaganem con cierta impunidad, pero solo puede prepararse para recibirlas ante la pasividad policial a la otra orilla.
El malestar es notorio entre las fuerzas de seguridad implicadas en la lucha contra este tráfico de personas, según testimonios recogidos por LA VOZ DE ALMERÍA, mientras las pateras taxi continúan aprovechando cada ventana de buen tiempo para lanzarse a las aguas de Alborán a toca velocidad.
El fin de semana pasada se detectaron más de 200 personas en 18 embarcaciones, aunque hubo varios botes que tocaron tierra antes de que los guardias civiles les echaran el guante.
Tanto Exteriores como Interior afrontan el asunto con un bajo perfil público. El Gobierno no quiere mover un avispero donde existe, además, una amenaza latente del terrorismo. Algunos estudios apuntan a Argelia y Túnez como los principales países por número de yihadistas retornados desde Siria e Irak y España necesita las barreras argelinas y marroquíes en este terreno.
Respuesta del Gobierno
El Ministerio del Interior respondió en el mes de septiembre a una pregunta parlamentaria de Vox sobre las entradas irregulares por Almería con un mensaje conciliador. “El Gobierno de España otorga una especial relevancia a los aspectos preventivos en la lucha contra la inmigración irregular y las redes de tráfico de seres humanos, por lo que se promueve y afianza la cooperación conjunta con los países de origen y tránsito de la migración”.
No obstante, el Ejecutivo mira a Argelia directamente. “La experiencia acumulada muestra que se obtienen resultados más efectivos mejorando las capacidades de las fuerzas policiales que actúan en esos países, por lo que por parte de España se participa en diversas acciones bilaterales y multilaterales con dicho objetivo”.
La prensa argelina reporta apenas un puñado de operaciones para la captura de pateras a su salida. El jueves se informó, por ejemplo, de la localización de cinco ‘harragas’ que pretendían embarcar rumbo a España. Sin embargo, las operaciones muestran salidas masivas de hasta 20 embarcaciones al mismo tiempo con destino a la provincia de Almería, la Región de Murcia y Alicante. A todo gas.
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