El prestigioso filólogo, Joan Coromines Vigneaux, Joan Corominas, (Barcelona, 1905-1997), autor del Diccionario Crítico Etimológico Castellano e Hispánico y del Diccionari Etimològic i Complementari de la Llengua Catatala, se casó en 1936 en Barcelona con Bárbara de Haro Rodríguez (Bédar, 1911-1981) y compartieron años de exilio, debido a su profundo catalanismo y antifranquismo, llegando a tener cátedra en la Universidad de Chicago. En 1984, fue galardonado con el Premi d´Honor de les Lletres Catalanes por sus estudios de la lengua catalana y su gran lucha en contra de su discriminación con respecto a la lengua española. Por la misma razón, en 1989, fue galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas, que recibió de manos del entonces ministro de Cultura Jorge Semprún. Nunca aceptó ser miembro de la Real Academia de la Lengua Española, un filólogo, según la red social de literatura Lecturalia, Corominas tenía grandes conocimientos de español, catalán, occitano y euskera.
Sin duda, Bárbara de Haro es la fuente oral que le proporciona al filólogo los datos que éste refleja como “oído a gente de Bédar” o escuchado en las “montañas de Almería” para dar explicación de no pocos vocablos, como abuzado, almostrada, cantigüeso, escullirse, ensilarse, farfolla, frisuelo, garabullo, guiñapero, jinjolero, lacha, lastra, latonero, mejelendero, nublo, payuelas, présol, ranueco, solsa o zafa. “A través de Bárbara llegaron los ecos del habla almeriense y, en particular, de la Axarquía al Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (DECH), subraya José González Núñez (Turre, 1955), autor de Clío también estuvo aquí. Nos acerca a la realidad del territorio de la Axarquía almeriense a partir de los hechos y de los datos históricos. “Sin embargo, en la fabuladora imaginación del Cuentacuentos no hay propósito alguno de torcer el camino de la verdad, pues no hay engaño sino invención en sus relatos. La ficción no es necesariamente lo contrario de la verdad y, en ciertas ocasiones, puede llegar a ser la forma más comprensible de la realidad o la manera más saludable de dar vida a la historia, porque la literatura cuenta la historia que la historia que escriben los historiadores no sabe ni puede contar. González Núñez nos remite a su trabajo que pone de manifiesto los distintos modos de ser viajero por la Axarquía y de sentirse Axarquía: “El del que ha nacido y vive aquí (perenne) José Álvarez de Sotomayor; el del que, siendo de otro lugar, quiso la fortuna rodando, rodando, traerlo hasta aquí (devoto) Rafael Lorente, autor de Thalassa, o Valente, que buscó la “teología de la luz celeste”; el del aventurero que un día llegó hasta aquí, y aquí encontró su destino y su ventura (anclado) Luis Siret; el del visitante fugaz que, sin embargo, quedó atrapado por esos horizontes superpuestos en una fuga permanente (transhumante) Aldous Huxley; el del caminante que, al andar, hizo el camino bajo esta luz difícil de escribir en otro sitio que no sea la propia piel (tatuado) Juan Goytisolo; el del inmigrante que llegó con sus menguados bártulos en busca de asilo y encontró su hogar y su paisanaje en alguno de los pueblos del Levante (enraizado); el del viajero a la busca de cumplir un deseo, de encontrar la inspiración o cualquier otro grial (duende) Javier Egea, y el de aquel que un día tuvo que abandonar estas tierras y, tras soñarlas cada noche lejana, pudo regresar a los días azules de la infancia (hijo pródigo) Colombine o Pedro Soler (‘Ya no habrá otro lugar, ni otra historia/ que al sueño despierte de su letargo definitivo’)”.
El Faro de Bédar trajo el tema de Joan Coromines con el trabajo del catedrático José Enrique Gargallo Gil (Puebla de Arenoso, Castellón, 1960), de la Universitat de Barcelona, autor de Paremiología romance: los refranes meteorológicos, entre decenas de libros y aportaciones en revistas científicas. Realmente Bárbara de Haro sigue siendo una gran desconocida en Bédar a pesar del papel que tuvo en la conservación de una parte importante del patrimonio antropológico lingüístico de Bédar, permitiendo así que se preserven muchos términos ya olvidados en, ni más ni menos, que en el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, obra de Coromines. “Queda claro que la gran cantidad de términos recogidos lo son gracias a Bárbara de Haro, algo que yo ya había detectado y publicado en mi blog y que posteriormente fue confirmado y analizado en profundidad por el filólogo José Enrique Gargallo, investigaciones que dio a conocer en un artículo publicado en 2013 titulado La Dona de record immarcescible. Ecos almerienses en la obra etimológica de Joan Coromines, afirma desde París el hijo de la emigración bedarense, el doctor Juan Antonio Soler Jódar, nacido en Barcelona en 1975, subraya desde París por correo electrónico: “El hecho de que estuviera en Barcelona en 1936 indica claramente que su familia formó parte de las muchas que emigraron después del cierre de las minas de Bédar en la década de 1920, está claro que no había perdido el contacto con su Bédar natal y es muy posible que sus familiares aparezcan en la documentación que se ha conservado de la fase minera de la Unión Bedareña, la última de las fases de la minería antigua en Bédar. Tal como recoge José Enrique Gargallo, en 1948 su mujer volvió a América tras un tiempo de ausencia, probablemente por asuntos familiares, por lo que es probable que volviera a Barcelona o puede que incluso a Bédar. Lo que está claro es que nunca dejó de aportar información, lo que se refleja en las numerosas alusiones a Almería y a Bédar que hay en el diccionario. Por mi parte la investigación no está cerrada, espero dar con algún documento que arroje más datos o que algún familiar me contacte vía el Faro de Bédar y pueda aportar más datos”, precisa el impagable Soler Jódar. El alcalde de Bédar, Ángel Collado, lamenta no tener constancia de herederos de Bárbara de Haro para poder profundizar en su obra.
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