El aguinaldo del basurero de las casas

Una semana antes de Navidad, aparecía el basurero con su tarjeta felicitando las pascuas

Eduardo de Vicente
07:00 • 29 nov. 2021

Uno de los primeros recuerdos de mi infancia me lleva a la figura del basurero, aquel aristócrata de los desperdicios que todas las mañanas se colaba hasta el patio de mi casa como si fuera uno más de la familia y recogía la basura acumulada sin inmutarse, con la misma expresión como si estuviera cortando flores en medio de una pradera.



Su presencia era inconfundible porque a su paso iba dejando un rastro de malos olores que se quedaban flotando en el ambiente, de tal modo que siempre sabíamos por dónde había pasado el basurero. Llegaba en un carro tirado por una burra cansada, tal vez por los años o quizá por tener que aguantar esa carga pestilente sobre sus espaldas. El carro formaba parte del equipaje de aquel personaje que recorría los pasillos de las casas con una espuerta en una mano y una cuña de latón en otra para rebañar hasta las últimas migajas.



Cuando terminaba, volvía al carro y antes de partir iba diviendo la basura: la orgánica a un lado para hacer estiércol  y los cacharros viejos, los cartones y el papel, a otro, que también eran rentables para venderlos en alguna trapería o en la chatarrería más cercana. Uno de los lemas del basurero era que nada se tiraba, que cualquier cosa podía ser aprovechable, hasta un juguete mutilado que los niños hubiéramos desechado. La presencia del basurero era utilizada a veces por nuestros padres que nos decían aquello de “ya sabes lo que tienes que hacer si no quieres acabar recogiendo las basuras por las casas”. Y claro que sabíamos lo que teníamos que hacer: estudiar para ser hombres de provecho.



Una mañana, por diciembre, el basurero se olvidaba de su oficio, se vestía de domingo y recorría las casas de sus parroquianos con un manojo de felicitaciones en la mano. A primera vista nos costaba trabajo reconocerlo porque estábamos habituados a verlo lleno de manchas, con aquellas ropas de color gris que disimulaban mejor la mugre, rodeados de ese inconfundible olor que los delataba. Aquella mañana, el basurero, con el pelo oliendo a colonia y sus zapatos salpicados de betún, nos traía un anticipo de la Navidad en aquellas tarjetas donde nos felicitaba las pascuas a cambio de un humilde aguinaldo. 



Mi madre le daba una propina en monedas y además le preparaba una talega con la ropa que se había ido quedando vieja para que el basurero la aprovechara. Como ese día no trabajaba, aprovechaba la ocasión para compartir un café con la familia o comerse un mantecado de los que se colocaban en una bandeja sobre la mesa del comedor, mientras iba recordando la dureza de su oficio y lo mucho que costaba sacar a los hijos adelante.



Un día dejamos de verlo y en vez del carro que se colocaba delante de nuestra misma puerta apareció un moderno camión y un equipo de basureros perfectamente organizados. El viejo oficio de ir recogiendo los desperdicios casa por casa, patio por patio, había llegado a su fin de forma irremediable. 



El basurero de cabecera, el que se llevaba nuestros despojos y nos limpiaba el pozo negro cuando estaba atascado, se veía obligado o a cambiar de profesión o a que el Ayuntamiento, en un gesto de generosidad, les concediera un puesto de trabajo en la plantilla encargada de la limpieza urbana.



A finales de los años sesenta se empezó a prohibir el arcaico servicio de recogida privada de la basura, poniendo en práctica aquel eslogan que tanto sonó en Almería que decía ‘Mantenga limpia la ciudad’. 

Harto de la imagen tercermundista que daban los carros de mulas llenos de basura recorriendo las calles, el entonces alcalde, don Guillermo Verdejo, apretó las tuercas a los municipales para que se respetaran las normas y aceleró la puesta en marcha del nuevo servicio municipal de recogida de basuras domiciliarias en camiones. En los primeros meses de 1968 convivían en la ciudad los últimos basureros de carro y espuerta con los nuevos autofurgones que representaban una nueva forma de interpretar el servicio.



Temas relacionados

para ti

en destaque