La campaña para proteger Los Filabres, premio Duna del GEM

Permios para la asociación de mujeres de la pesca Galatea y Eva María Ramírez Hidalgo

Una imagen de la Sierra de Los Filabres tras una nevada
Una imagen de la Sierra de Los Filabres tras una nevada La Voz
La Voz
08:30 • 06 ene. 2022

Los Premios Duna del Grupo Ecologista Mediterráneo (GEM) cumplen 35 años desde que en 1986 fueran instituidos como un reconocimiento a personas, colectivos, empresas o instituciones por su contribución a la defensa del medio ambiente almeriense, la correcta gestión de los recursos naturales ya búsqueda de modelos de desarrollo sostenible.



Y como cada año la elección se da a conocer en la Festividad de los Reyes Magos, porque premian actitudes y compromisos y porque incluyen también la Mención Carbón, que señala a quienes con su actividad o su posicionamiento ponen en riesgo los valores ambientales o agresiones al patrimonio.



La elección
En la asamblea celebrada este pasado mes de diciembre se eligieron, de entre las candidaturas presentadas por los socios del GEM, los tres premios de esta edición, vinculados con la campaña para lograr la declaración de Parque Natural para la Sierra de Los Filabres, con el compromiso de las mujeres del sector pesquero para cuidar el mar y con el compromiso personal de Eva María Ramírez.



El primero de ellos a la profesora Belén María Mesas y sus alumnos del IES Alto Almanzora, de Tíjola. Un grupo de 13 alumnos de primero de bachillerato y su profesora están desarrollando un intenso trabajo de impulso de la petición para que Sierra de Los Filabres, el gran pulmón de Almería, se declare Parque Natural.



En esa tarea han reunido una amplia información de los innegables valores del paraje, que, entre otras virtudes, se considera una barrera natural frente al avance del desierto, un gigantesco reservorio de agua o una plataforma que alberga un enorme y valioso inventario de biodiversidad.



Su propuesta ha llegado a todos los ayuntamientos de la zona o al Parlamento Andaluz y han recabado la colaboración y la adhesión de numerosos colectivos científicos, sociales y políticos.



Un Duna ‘marino’
El segundo de los Duna 2021 es para la Asociación de Mujeres de la Pesca de Almería, Galatea, una organización que trata de impulsar el papel de la mujer en el sector pesquero, fomentar el asociacionismo, la comunicación o el intercambio de experiencias e iniciativas en busca de mejores prácticas.



Además, han diseñado y coordinado el proyecto ‘Basuras Marinas’, que implica a los barcos de pesca en la labor de retirar del mar los residuos que proceden de otros barcos o que llegan desde tierra. El ochenta por ciento de esos residuos son plásticos de origen doméstico. Esos residuos son recogidos, clasificados y reciben un tratamiento adecuado tanto en los barcos como en los puertos.


El compromiso
El tercero de los Duna de este año recae en Eva María Ramírez Hidalgo, ingeniera técnica agrícola y pionera en la defensa del medio ambiente de la provincia con programas de educación ambiental, de agricultura ecológica o de actividades vinculadas con la cultura tradicional y el respeto por los valores del entorno.


Se le concede el Duna por su compromiso, su generosidad en compartir su conocimiento, trabajo y esfuerzo y su capacidad para impulsar nuevos proyectos socialmente compartidos. Es una ‘enseñante’ del profesorado,  niños, jóvenes, empresas o adultos; de ellos espera que aprendan que siempre se puede hacer algo bueno por el medio ambiente.


Carbón compartido
El contrapunto a los Premios Duna llega con la concesión de la Mención Carbón, ese que los Reyes Magos reservan a los niños que se han portado mal. Para el GEM este año lo han merecido la empresa promotora Alvores y el alcalde de Huércal de Almería, Ismael Torres, por la destrucción del Acueducto de Las Cumbres para construir una urbanización.


Para el grupo ecologista almeriense es una nueva muestra del desprecio de empresas e instituciones por el patrimonio histórico. Su derribo desoye todas las voces que se levantaron contra esa acción, que aún colea ante los tribunales. 


Construido a finales del Siglo XIX, el acueducto formaba parte del Canal de San Indalecio y era uno de los conjuntos hidráulicos más representativos de la eterna batalla por el agua de los almerienses.


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