Plaza Vieja: Treinta años de soledad

Dejó de ser una de las plazas principales de la ciudad para convertirse en un páramo

Aspecto desangelado que ofrece actualmente la Plaza Vieja, donde esta Navidad han montado un escenario.
Aspecto desangelado que ofrece actualmente la Plaza Vieja, donde esta Navidad han montado un escenario.
Eduardo de Vicente
20:59 • 08 ene. 2022

Por la Plaza Vieja vimos pasar, allá por los años ochenta, a los mejores artistas de aquel tiempo, desde el ballet nacional de Cuba de Alicia Alonso hasta la cantante Mercedes Sosa; desde Miguel Ríos y Serrat hasta Carlos Cano, al que una noche, durante su actuación, lo dejaron sin luz y tuvo que terminar el recital sin micrófonos.



Aquella era una Plaza Vieja que se llenaba de vida en verano con los recitales y languidecía en los inviernos, arrastrando siempre las heridas que le dejaban las actuaciones culturales multitudinarias. El montaje del escenario y las gradas nunca salían gratis y cuando no se dañaba el pavimento acababan mal parados los jardines.



A finales de la década hubo un intento de recuperar la plaza con un símbolo que había formado parte del lugar hasta que con la primera visita a Almería de Franco lo derribaron: el cenotafio a los mártires de la libertad.  Fue una apuesta monumental que cambió la estética de la plaza y limitó su utilización como gran escenario de actuaciones culturales. 



En agosto de 1987 se puso la primera piedra y para levantarlo se necesitó el trabajo de un equipo de veintidós personas durante cuarenta y cinco días. Ciento cincuenta toneladas de peso en piezas separadas que hubo que ir componiendo como un puzzle gigantesco. Las piezas tuvieron que pegarse con resina especial y ensambladas entre sí por un sistema de enganches. Para la cimentación se construyó un búnquer en el lugar donde estaban ubicados los urinarios subterráneos para que el monumento quedara unido a la tierra como si formara parte de ella.



Sin embargo, el regreso del pingurucho no sirvió para rescatar a la Plaza Vieja, que a comienzos de los años noventa ya había iniciado un retroceso que sería imparable y que se mantiene treinta años después.  El cenotafio de los Coloraos no rescató la plaza ni contó con el apoyo de todo el poder político. Al contrario, fue un elemento de discordia entre partidos  y al día siguiente de su inauguración en el Partido Popular se quejaban de que el PSOE, que entonces gobernaba en el Ayuntamiento, lo había utilizado para organizar un acto de propaganda socialista. 



La Plaza Vieja ya tenía pingurucho, pero nadie tenía claro  qué rumbo había que darle para convertirla en un lugar de referencia de la vida social de la ciudad. En 1991 el Partido Andalucista propuso que se celebraran allí los ‘domingos culturales de Almería’ para que fuera un lugar de encuentro de artistas locales.



Poco a poco la plaza iba decayendo: las dependencias municipales envejecidas y el suelo de la plazuela deteriorado. Más que la plaza del Ayuntamiento parecía un páramo abandonado en el corazón de la ciudad. Ante esta situación los hosteleros solicitaron, en 1995, que la recién nacida feria del mediodía se extendiera también a la Plaza Vieja. En aquel tiempo el Partido Popular insistía en darle utilidad. En su programa contemplaba la recuperación de la plaza como lugar de ocio llenándola de negocios, sobre todo bares y cafeterías. 



Esta concepción de una Plaza Vieja comercial es la que sigue en pie con los actuales gobernantes, con un proyecto que se ha hecho eterno por contemplar la drástica eliminación del polémico cenotafio y del histórico arbolado que la rodea. Mientras tanto, la Plaza Vieja sigue a la deriva, condenada a treinta años de soledad y a los que le quedan por delante. Hay dos generaciones de almerienses que no han conocido una plaza digna, acorde a lo que representa para la ciudad.


Temas relacionados

para ti

en destaque