El Covid hace saltar las alarmas de la salud mental de los jóvenes almerienses

Las autolesiones y los intentos suicidas en estudiantes aumentan un 250% en Almería desde 2020

Estudiantes se examinan en clase bajo la supervisión de la profesora.
Estudiantes se examinan en clase bajo la supervisión de la profesora. La Voz
Miguel Delgado Cerero
21:58 • 28 ene. 2022 / actualizado a las 21:18 • 29 ene. 2022

La salud mental de los estudiantes de Almería se encuentra en un preocupante escenario desde el estallido de la situación sociosanitaria generada por la pandemia. Durante los dos últimos años se ha registrado un aumento exponencial en el número de consultas relacionadas con los trastornos mentales, según los datos proporcionados por la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil de Almería.



Los datos



En la provincia de Almería, el número de consultas ha aumentado un 45 por ciento desde el inicio de la pandemia. Si bien el coronavirus en los jóvenes no ha sido muy lesivo en cuanto a letalidad, los efectos colaterales del virus sí han tenido una afectación de sus circunstancias personales, lo que ha desencadenado un aumento en las patologías de salud mental. La consecuencia principal de esta situación se ha visto reflejado en el aumento de los ingresos hospitalarios, cuyo incremento ha sido de un 150 por ciento con respecto a las cifras previas a la aparición de la Covid. Entre las principales patologías se encuentran los trastornos alimentarios, que ha sufrido un aumento de un 300 por ciento; las autolesiones, categoría donde también se incluyen los intentos de suicidios, que ha experimentado un incrementado de un 250 por ciento en el último bienio; y, en tercer lugar el aumento de patologías relacionadas con la agresividad, cuya atención ha aumentado un 120 por ciento entre las personas jóvenes de la provincia almeriense.



Diagnóstico



“Las consecuencias sociales de la pandemia han deteriorado el autoestima y el bienestar de los jóvenes. Una de las cosas que más se evidencia es que se han mermado sus relaciones sociales. Algo fundamental en la etapa adolescente porque la relación entre iguales puede permitir autorregular sus conductas. La pandemia lo que ha conseguido es aislarlos socialmente pero conectarlos virtualmente”, identifica Nuria Guzmán, psicóloga educativa y presidenta de la asociación AFIM 21 de Almería. Quien además señala que esa hiperconexión digital ha desembocado en la aparición de cuadros de ansiedad, depresión e insatisfacción corporal que nada tiene que ver con el peso sino más bien con la disconformidad que muestran de ellos mismos, lejos de los cánones cincelados a golpe de likes.



Redes sociales



“Los adolescentes que vemos con mucho deterioro, consumen muchísimo tiempo en las redes. Pueden permanecer 7 o 10 horas con el móvil. Hacer un uso excesivo va a llevar a que ese conocimiento que tienen de la realidad se distorsione. Es verdad que en esas plataformas encuentras a gente atlética y gente maravillosa  que muestran una cara muy irreal de lo que existe. El algoritmo de las redes lo que te va a mostrar es contenido adaptado a tu estado de ánimo. Si estás mal, te  mostrará perfiles que también lo estén. Por lo tanto la percepción de la realidad es completamente errónea. Tienen que salir de casa y relacionarse con su familia y sus amigos. Conozco casos en los que a veces comen solos en sus habitaciones porque así lo prefieren”, señala Guzmán. 



Centros educativos

Los institutos cuentan con un departamento de Orientación, formado por trabajadores sociales, psicólogos y psiquiatras, que ha notado cómo sus consultas han incrementado en los últimos veinticuatro meses.  “Normalmente sus problemas emocionales se traducen en un bajo rendimiento escolar. Quienes presentan estas anomalías suelen sentir miedo a venir a clase, fobias sociales, principios de depresión y, por desgracia, también tenemos casos muy graves de tentativa autolítica”, detalla Isabel Parra, orientadora del IES Alyanub de Vera y miembro del equipo de Formación Pedagógica de Hábitos de Vida Saludable de la Consejería de Educación.


Suicidios

“El riesgo de que un estudiante decida quitarse la vida existe, pero es muy  difícil de detectar. De la noche a la mañana una persona no va a intentar suicidarse. Esto hay que entenderlo como una construcción, un edificio se cae cuando tiene muchos pilares afectados. Por eso hay que tener muy claro cuáles son los problemas principales. Si además los adolescentes presentan ansiedad, depresión o una adicción y le añadimos sus problemas sociales, familiares o insatisfacción con su cuerpo, estaremos ante un riesgo psicosocial elevado y ese riesgo al final va a deteriorar mucho su autoestima y su bienestar. Todas esas incertidumbres les llevan a ese riesgo. El suicidio es la punta del iceberg de lo que hay debajo.” explica la psicóloga educativa Nuria Guzmán.


Este problema se ha visto agravado en los últimos años por la pandemia, encontrando en los teléfonos móviles la herramienta más útil y democrática para llegar a todo tipo de ramificaciones sociales con independencia del género, de la clase o de cualquier categoría colectiva. Tras el colapso de los medios sanitarios, fruto de los contagios por Covid-19, el sistema actualmente no se encuentra con suficiente músculo para atender una pandemia silenciosa que es la segunda causa de muerte entre adolescentes españoles y que sigue siendo un tema tabú a pesar de que la OMS ha pedido dar visibilidad.


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