Retirada de las mascarillas en las aulas de Almería: sí, pero con prudencia

La propuesta de la Asociación Española de Pediatría (AEP) sobre un calendario para la retirada progresiva de las mascarillas en las aulas, atendiendo al menor impacto clínico de la variante ómicron del covid-19 y la elevada cobertura vacunal de la población,  ha abierto una nueva polémica sobre su idoneidad cuando aún no acaba de terminar la sexta oleada de coronavirus, como demuestra que siga provocando muchas muertes, y después de que estos elementos de protección han sido fundamentales para combatir la pandemia.

Pediatras, profesores y padres almerienses consultados han coincidido con las consideraciones generales de la AEP para hacer esta recomendación de una retirada progresiva de las mascarillas en los colegios, empezando por los alumnos de primero y segundo de primaria a partir del lunes 28 de febrero, según su propuesta. 

Y es que nadie duda de que la vuelta a la normalidad absoluta, sin mascarillas, es lo ideal para el aprendizaje de niños y jóvenes, “pero especialmente para la integración psicosocial y adaptativa de los menores y es fundamental devolver a los niños una experiencia educativa normalizada y sin disrupciones”, remarca la AEP.

Ineficaz en menores de 13 años

El pediatra Javier Aguirre, del Hospital Universitario Torrecárdenas, parte de la base de que desde su punto de vista “la mascarilla no es eficaz con niños menores de 13 o 14 años, es decir en quienes no tienen conciencia de que no deben tocarla con la mano, algo fundamental para la protección, máxime cuando los escolares usan la misma durante muchas horas seguidas”, explica. 

A su juicio, “analizando la situación actual de la sexta ola, la mascarilla debe ir desapareciendo en los centros educativos por falta de utilidad, o al menos porque ya no es tan útil como hasta ahora”.

Otro pediatra de prestigio y experto en vacunas, Francisco Giménez, se muestra de acuerdo en “ir adaptándose a la bajada de la incidencia del covid”, aunque cree que en ciudades como Almería, con una tasa superior a 1.000, igual todavía no sería aconsejable. “A día de hoy creo que las mascarillas deben seguir, aunque en las próximas semanas, si continúa la bajada de la incidencia, podría plantearse esta medida empezando por los niños más pequeños, que son los que menos transmiten el virus, los que presentan los cuadros más leves y los que más necesitan quitársela”.

Los profesores

Por su parte, desde la comunidad educativa los profesores plantean, en primer lugar, que es una decisión sanitaria y que deberán acatarla si se acuerda, como expone Pedro Ayala, presidente en Almería de la Asociación Andaluza de Directores de Infantil, Primaria y Residencias Escolares (Asadipre). 

“Los problemas de las mascarillas son evidentes para los niños, sobre todo en lo que se refiere a la audición y el lenguaje, especialmente para menores de Educación Especial, incluso si se usan las transparentes, porque en ellos es fundamental la vocalización y la gesticulación para entenderse”, dice.

Ayala cree, no obstante, que la retirada de la mascarilla puede ser complicada también para el profesorado, porque puede aumentar el riesgo de contagio y ya se han visto, alerta, “los problemas que plantea la sustitución de las bajas”. 

Desconcierto entre los padres

“Con todo respeto, los padres estamos un poco desconcertados, pues mientras por una parte seguimos teniendo actividades virtuales y todavía no está claro si deben quitarse en los recreos, por otra ya se habla de retirar las mascarillas en las aulas”, dice María del Carmen Matillas, presidenta de la Federación de Asociaciones de Familias del Alumnado de los Centros de Educación Pública de Almería.

“Queremos confiar en los expertos, y habrá que tener en cuenta las circunstancias propias de cada lugar, incidencia o vacunación”, añade.

Pedro Ayala también advierte de que aunque se permitiera ir al colegio sin mascarilla, igual los padres seguirían poniéndosela a sus hijos en los recreos: “La mayoría de los niños sigue llevando mascarilla en espacios abiertos por voluntad propia de los padres”, afirma.