Aquel año de 1911, marcado en el calendario de la ciudad por la segunda visita del Rey Alfonso XIII, fue el último en la vida de José González Canet. Poco a poco fue desapareciendo de la vida pública hasta que en el mes de julio los periódicos se hacían eco de su enfermedad: “Se encuentra grave el exsenador y banquero. Ha venido de Granada el ilustrado médico don Fermín Garrido. A las cuatro de la tarde se le practicara una operación por los médicos Eduardo Pérez Ibáñez y Leopoldo Valverde”.
La situación era de extrema gravedad. Las posibilidades de salir vivo del quirófano eran mínimas, pero había que apurar esa última oportunidad para intentar que se salvara. Tenía 67 años y grandes proyectos por delante. Pero su situación era tan complicada que antes de entrar en el quirófano le fue administrado el Santo Viático por si no volvía a abrir los ojos nunca más. La intervención se realizó el día once de julio y dos días después dejaba de existir en su domicilio de la calle Gerona.
El cadáver quedó expuesto en una sala del piso bajo, que se encontraba completamente forrada de gasas negras. El día del velatorio se formaron largas colas que llegaban hasta la Plaza Circular. Todas las personalidades de la ciudad y de la provincia quisieron despedirlo. El entierro también se convirtió en un acto multitudinario que llenó de luto las calles de Almería.
La carroza fúnebre iba tirada por seis caballos a la Federica, que recorrió las calles de Gerona, Bulevar, Paseo, Navarro Rodrigo, García Alix, Obispo Orberá, Puerta de Purchena, Granada y puerta de Belén, donde se despidió el duelo.
La comitiva iba encabezada por los niños del hospicio y la cruz alzada; a continuación iba el coche que conducía el féretro, la banda municipal tocando marchas fúnebres, la presidencia del duelo con el Obispo don Vicente Casanova y Marzol, el Gobernador civil Pérez Gironés, el presidente de la Audiencia don Rómulo Villahermosa, el fiscal don Federico Castro, el exsenador don Juan Cassinello, el presidente de la Diputación don Antonio Ibarra, el comandante de Marina don José Quintas, y los directores de las sucursales de los bancos de España y Español de Crédito. Cerraba la procesión el ayuntamiento bajo mazas, representado por el alcalde Moreno Gallego, y una fila interminable con ciento veintitrés carruajes. Al día siguiente, de su entierro, la prensa almeriense hablaba del acontecimiento y ensalzaba la figura del finado.
El periódico ‘El Radical’, destacaba que: “Con toda pompa y con inusitado lujo, ayer a las diez de la mañana, tuvo lugar el entierro del cadáver del banquero, ex senador e importante hombre de negocios D. José González Canet. Presidieron el duelo las autoridades todas de Almería y el Ayuntamiento bajo mazas. Un inmenso gentío que seguía el coche fúnebre testimoniaba las grandes simpatías de que gozó en vida. Nosotros sentimos sinceramente la muerte de este bondadoso almeriense, en el cuál la bondad corría pareja con la modestia. El Sr. González Canet pudo ser uno de aquellos hombres endiosados a quienes la alta posición enloquece. Su espíritu, sin embargo, tenía el Instinto de la sabia bondad que convierte en niños asequibles a ciertos poderosos de la fortuna. Don José González Canet, en su trato, no era un hombre rico: nadie le conocía que lo fuera. Era un hombre sencillo, franco y generoso. Acaso su más preciada virtud fuera su laboriosidad permanente. La política llegó a tentarlo un día, como tienta a todos los hombres, y no porque la política le embargara dejó de ser un trabajador incansable. Como jefe de partido fue la menor cantidad posible de jefe; como senador su labor fue escasa. A pesar de las imposiciones de estos cargos, lo que en el espíritu del señor González hubo siempre fueron alientos de hombre trabajador incansable. Llegó para él la hora del descanso”.
A pesar de haber sido uno de los grandes personajes de su tiempo y una figura relevante en la vida social y política de Almería, no hay ninguna calle que lo recuerde. En su pueblo, Canjáyar, sí perpetuaron su memoria cuando en la sesión municipal del 22 de abril de 1922, el concejal don Manuel Navarro Sánchez propuso al Pleno que teniendo presente las buenas obras hechas por José González Canet, se le pusiera su nombre a una de las calles de esta población, llegándose al acuerdo de que fuera la antigua calle de las Eras la que llevara el nombre y los apellidos del ilustre banquero de la tierra.
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