Hoy es Miércoles de Ceniza y arranca la singladura diaria de las hermandades y cofradías de Almería en su camino a una nueva Semana Santa. Después de dos años, vuelven a florecer aquellas añejas estampas costumbristas de una provincia que encara los preparativos de los días más señalados de la primavera.
Muchas son las personas que están llamadas a ensayar junto a su cuadrilla de costaleros en estos días. Y, después de dos años de parón físico, la afición al costal, además del interior de las parihuelas, también pasa por las clínicas de fisioterapia. Si bien la pandemia ha alejado al costalero de las trabajaderas, el regreso a ellas puede pasar factura a la musculatura en forma de lesiones o molestias. Prueba de ello es el incremento en el volumen de trabajo que ha reportado la Clínica Fisiomuro a raíz de los primeros ensayos de costaleros. Cuyas principales atenciones se están centrando en eliminar sobrecargas, atender la tendinitis de hombros y contracturas cervicales.
Sobre las tareas de recuperación que ofrece el centro clínico, Miguel Ángel Muro, responsable del centro clínico, acierta en diferenciar los dos tipos de lesiones más comunes que se encuentra entre sus pacientes “las sobrecargas y las molestias son muy comunes, pero eso le puede ocurrir a cualquier persona que haga un sobreesfuerzo en su puesto de trabajo y puede ocurrir con independencia de dónde se trabaje: le puede ocurrir a un mecánico o a un oficinista. Sin embargo, el trabajo que se realiza sujetando el paso del paso durante un tiempo prolongado y caminando también puede acarrear fases agudas de hernias discales o problemas de columnas que no suelen dar problemas hasta el momento que se ejerce una determinada presión excesiva sobre la zona; lo que puede producir inflamaciones como consecuencia de la compresión de la raíz del nervio y producir dolores que pueden trasladarse al brazo procedentes de las cervicales”.
La experiencia es un valor bajo las trabajaderas, los costaleros más veteranos, gracias al paso del tiempo y a sus puestos de trabajo, exigente físicamente en muchas ocasiones, consiguen fortalecer al trapecio, lo que hace más fácil enfrentarse a una procesión de varias horas por las calles almerienses. En contraposición, los más jóvenes, a pesar de las actividades deportivas que hacen muchos de ellos en su día a día, suelen mostrarse más confiados en esta práctica cofrade, “llegando a desconocer la repercusión negativa que puede acarrear y los problemas que pueden causar este tipo de actividad” que ahora comienza.
Recomendaciones
Los consejos que ofrecen los profesionales de la clínica Fisiomuro para evitar lesiones debajo del paso comprenden en primer lugar realizar un buen trabajo de respiración “para activar correctamente la musculatura”. Unas tareas que deben ir acompañadas de una programación de entrenamiento físico y de estiramiento con el objetivo de fortalecer la musculatura corporal. Aunque lo importante, según señala Muro: “Es hacer un buen calentamiento. Es bueno tener esa costumbre y viene muy bien para el trabajo posterior porque aumenta el aguante en el esfuerzo físico”.
El peso que ejercen los pasos sobre las cervicales de los costaleros y la suma de horas que lo prolongan, hacen que combatir las secuelas sea una de las tareas más perseguidas por quienes la sufren. Por eso, después de haber concluido la procesión y una vez en casa, trabajar la zona del cuello más afectada sea casi una misión imposible dada la hipersensibilidad que tiene en ese momento. Por eso una de las tareas que realizan los profesionales se basa en ejercer terapia de calor en la zona afectada, acompañada de ejercicios de relajación e hidratación para poder apreciar mejoras en un corto plazo de tiempo que permita la reincorporación en las tareas habituales de cada persona.
¿A qué edad se debe ser costalero?
La afición al costal es una de las más atrayentes para los jóvenes, sin embargo, los profesionales de la fisioterapia recomiendan que la edad mínima para pertenecer a una cuadrilla de costaleros debe oscilar entre los 16 y los 18 años de edad. Esto se debe a que a esas edades, mayoritariamente, el cuerpo, pero sobre todo la espalda, no ha finalizado su desarrollo. Con esa edad, lo normal es que el desarrollo del cuerpo humano se encuentre en el último tercio. De lo contrario, las lesiones podrían ser graves con secuelas irreparables.
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