Veinticinco almerienses con síndrome de Down y con una discapacidad superior al 65 por ciento cuentan con un contrato laboral en Almería. Este dato, además de contribuir a la integración de estas personas en todos los ámbitos de nuestra sociedad, también señala las muchas oportunidades que este sector ha encontrado a lo largo de los años, no sin la tarea de sensibilización que asociaciones, familias y empresas han realizado para allanar el camino de una realidad en auge.
“Cada vez el nivel de inclusión sociolaboral es mayor, hay una normalización porque desde las asociaciones se hace valer sus derechos, ellos son mucho más participativos y están mucho más preparados que hace algunas décadas, además conocen sus derechos y los quieren poner en práctica”, señala Lola Rodríguez, coordinadora de la asociación Síndrome de Down Almería, una entidad que presta atención a unas trescientas personas en Almería a través de los diferentes programas, que van desde ofrecer atención temprana a las familias, la formación para empleo, centro ocupacional o, incluso, la formación para chicos que desean vivir independientemente a sus núcleos familiares.
Empleabilidad
Cada vez con mayor frecuencia, las empresas eligen contratar a personas con síndrome de Down, una tarea que exige a la propia entidad asociativa una exhaustiva metodología con el objetivo de conocer las preferencias que cada miembro tiene a la hora de trabajar. “Hacemos un perfil de cada chico y su familia para conocer cuáles son sus gustos, qué habilidades y actitudes tiene para poder casar a la empresa con el chico y que ambos se sientan a gusto. Una vez que esto ocurre, nosotros ponemos en marcha un programa de seguimiento para ver cómo evolucionan”, indica Rodríguez, que segura que en el año 2021 la asociación mostró asesoramiento a más de setenta familias, para este año hay firmados una treintena de convenios con empresas almerienses para garantizar que, en caso de no contar con empleo, se garanticen prácticas laborales en empresas ordinarias.
De entre los más de 300 almerienses socios adheridos a ASALSIDO, se encuentra Isa, cariñosamente nombrada en el interior de las instalaciones, ella tiene 49 años y está vinculada laboralmente desde el año 2008 con la propia asociación. “Comencé haciendo prácticas, me propusieron trabajar en la guardería con otras compañeras y le dije que sí, que tenía muchas ganas de trabajar. Ahora trabajo en la guardería con los niños infantiles, mi trabajo consiste en preparar los desayunos de los niños a primera hora, apuntar los menús del día, a las 11:00 horas tomo la temperatura de la comida, y subo arriba a dejar las bandejas a cada clase, hago la misma tarea para los primeros platos, los segundos y el postre”.
Álvaro
Con apenas 24 años, el joven Álvaro tiene lo que muchas personas desean a su edad: trabajo e independencia. Él lo logró hace dos años, momento en el que comenzó su labor en la cafetería que existe en las instalaciones del propio centro de la asociación. “En mi día a día corto el pan de las tostadas, triturar el tomate, salir a comprar, servir los cafés… aunque también friego y pongo el lavavajillas”.
Y añade que “trabajar es importante porque nos ganamos nuestro sueldo para hacer frente a los gastos. Por ahora vivo con otros compañeros”. El joven está integrado en un programa de vida independiente, donde se fomenta la autonomía y actualmente comparte piso con otros chicos con síndrome de Down bajo la supervisión de monitores en el interior de las viviendas. Sólo duerme en su casa, con sus padres, un día a la semana. Ambos reconocen sentirse muy integrados gracias a su trabajo, que además de aportarles una rutina, les ofrece una seguridad económica y ocasión para poner en marcha su libertad que muchos no dudan en aprovechar para decidir vivir emancipados a su núcleo familiar.
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