Los clientes del Súper de la Alimentación de El Alquián pueden verse sorprendidos de un tiempo a esta parte porque el comercio no parece tan iluminado como solía. No es ninguna percepción equivocada, puesto que su propietario, Víctor Martínez, ha tenido que apagar una parte de los focos para intentar reducir en la medida de lo posible el “insostenible” gasto de electricidad que se le ha venido encima.
“Hasta hace tres meses pagaba sobre 600 euros mensuales, pero de golpe y porrazo he recibido dos ‘sablazos’ consecutivos de 1.500 euros, que además se han concentrado en el tiempo por cuestiones relacionadas con la lectura del contador, algo que mi negocio no puede asumir”, exclama.
Hasta tal punto esto es así que actualmente está negociando con su compañía suministradora de electricidad el pago aplazado de los casi 4.000 euros que se le han acumulado, aunque la cosa puede ser peor, porque teme que pronto puede recibir un susto similar.
Y esto es así a pesar de que su compañía le hizo un estudio para ofrecerle el precio más reducido posible. “Esto es lo mínimo que puedo pagar”, dice. Y es que al margen de apagar alguna iluminación, poco más puede hacer, puesto que en ningún caso puede desconectar un minuto al día sus cinco cámaras frigoríficas y congeladores.
A todo ello, Víctor añade el hecho de que los comercios “pagan el 21% de IVA por la luz, frente al 10% de cualquier particular”. El gasto de la luz ha sido para él la puntilla a la situación que ya padecían pequeños y medianos empresarios y autónomos desde la pandemia, acrecentado también por la subida de precios de otros productos por la guerra en Ucrania, de forma que incluso reconoce que se está planteando reestructurar su plantilla de cuatro empleados.
Cierre anticipado
Además de haber tenido que prescindir de la ayuda de un empleado, los dos socios que regentan la cafetería Suanes Coffees&Beers, en la Avenida de Federico García Lorca de la capital, la subida del precio de la luz -junto a la de otros productos- en los últimos meses les ha llevado incluso a adelantar tres horas el cierre durante casi toda la semana, con el objetivo de ahorrar costes en la factura de la electricidad.
“Ahora, de lunes a jueves y los domingos, en lugar de cerrar a las siete de la tarde, como solíamos, lo hacemos a las cuatro de la tarde. Lo apagamos absolutamente todo salvo la nevera con los productos frescos, hasta el extractor del aire”, dice Ángel Rosas, uno de los dos propietarios.
En su caso, la subida del recibo de la luz ha sido incluso mayor que en el caso del comercio de El Alquián, pues de venir pagando algo más de 300 euros hasta el pasado diciembre, en marzo, por ejemplo, les ha llegado una factura de casi 1.400 euros. “Esto no es asumible, de hecho estamos haciendo cuentas para ver si podemos llegar a fin de mes”, se lamenta. Y es que, según dice, los gastos de la cafetería han subido más de un 35% desde este año. “Todavía no hemos tenido tiempo para reunirnos y subir los precios, pero al final tendremos que hacerlo”, dice.
“Y Lloramos con un ojo”
El presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Almería (Ashal), Pedro Sánchez-Fortún, afirma que la situación descrita por Angel Rosas es similar a la que están pasando la mayoría de los bares y restaurantes de la provincia. “En mi caso, de pagar 1.200 por la luz he pasado a cerca de 2.500, pero aún podemos llorar con un ojo, porque si fuera verano habría que sumar más de 300 euros mensuales como mínimo por el aire acondicionado”.
Sánchez Fortún también se lamenta de que esta crisis ha sido la ‘guinda’ de la tarta de la pandemia para los hosteleros: ”Si pensábamos que sería imposible que llegara un año peor que 2020, llegó 2021, y ahora 2022”. Y es que no es solo la luz, es el butano, “que casi ha doblado el precio”, el carburante o productos como el aceite de girasol, por el que se llega a pedir ahora hasta 100 euros por una garrafa de 25 litros.
“Y ocurre que el sector no puede repercutir este incremento de sus costes en el consumidor, porque si subes mucho los precios el cliente deja de consumir”. En la actualidad, una caña de cerveza con tapa cuesta en la capital entre 2,50 y 2,70 euros; el tubo de 3,20 a 3,50 y el vino de 3 a 3,50.
Y por si todo esto fuera poco, advierte de que “los créditos ICO tendrán que empezar a devolverse en abril, por lo que muchos negocios pueden ver incrementados sus gastos hasta con 4.000 euros al mes”.
"Impacto brutal"
Álvaro González de Zafra, secretario general de la Confederación Andaluza de Empresarios de Alimentación y Perfumería (CAEA), asegura que el impacto del incremento interanual de los costes de la energía, de un 80%, y de un 52% en los carburantes han tenido “un impacto brutal en los márgenes de beneficio del sector, que ya de por sí es escasísimo”.
Este coste, explica, ha repercutido lógicamente en la cesta de la compra, pero en menor medida que la subida del IPC, que está en un 7,6%, mientras que la de la alimentación se sitúa actualmente en un 5,6%. “El sector trata de subir lo menos posible, aunque la subida se está repercutiendo al cliente, porque los exagerados aumentos de los precios lo hacen inevitable para no vender por debajo de los costes”, concluye.
Cambia la imagen de la ciudad
La subida del recibo de la electricidad también está modificando incluso la imagen de la ciudad de Almería, que la hace más oscura , puesto que muchos comercios han dejado de iluminar sus escaparates por la noche después del cierre, como venían haciendo, para reducir gastos.
En cambio, “las tiendas no pueden dejar de permanecer muy iluminadas cuando están abiertas, porque la luz les da atractivo, y por eso muchos comercios han optado por renovar por completo sus instalaciones para usar lámparas led, que consumen mucho menos”, dice un portavoz de la asociación Almería Centro. Y pone el ejemplo de una cadena de comercios, que ha acometido este cambio hasta en cinco de sus establecimientos.
La asociación informa de que, lógicamente, los negocios que han visto subir más sus facturas han sido los más grandes y que tienen más superficie iluminada.
Esta misma fuente mantiene que un negocio medio de Almería puede haber visto subir el recibo de unos 300 euros mensuales el año pasado a alrededor de 1.000 en 2022. “Es un despropósito, una traba más para el comercio, que ya estaba muy afectado por la pandemia del coronavirus en los últimos dos años”, expone.
Unión de Consumidores
José Antonio Díaz Roda, presidente de la Unión de Consumidores de Almería (UCA), considera muy preocupante la enorme subida del precio de la luz, tanto para empresarios como para cualquier ciudadano, aunque reconoce que es una situación ante la que organizaciones como la suya poco pueden hacer, salvo recomendaciones para reducir al mínimo el impacto.
Entre ellas están, como señala, la posibilidad de instalar placas solares, pero sobre todo, dirigido a los comercios, el intentar utilizar y renovar en la medida de lo posible los electrodomésticos para adquirir los más eficientes desde el punto de vista energético, utilizar luces led, como ya se está haciendo en la provincia, y en general “intentar hacer un uso sostenible de la energía”.
También aconseja analizar las mejores ofertas y contratos entre las distintas compañías para que se adapten en la mayor medida de lo posible al consumo de cada negocio.
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