Juan Antonio López tiene 54 años, está en paro y se ha visto obligado a malvivir en una cochera cedida por un vecino porque no tiene recursos para alquilar una casa, mientras que su hermana Isabel ha sido acogida por una tía materna, y los padres de ambos, Isabel Rodríguez y Juan López, ocupan el salón de la pequeña casa de otro hijo, Juan, en La Cañada.
Esta es una de las 19 familias que el pasado lunes tuvieron que ser desalojadas tras el desplome de parte del techo del edificio del número 15 de la calle Ferrocarril, en el barrio de El Tagarete. Algunas de ellas se han concentrado la tarde de este sábado junto a sus viviendas para pedir auxilio a la Administración, especialmente al Ayuntamiento, que según dicen no les ha ayudado ni a recuperar sus pertenencias o a buscarles alojamiento.
“Estamos desesperados, viviendo en la calle con los puesto, en casas de familiares, amigos e incluso en cocheras, y la respuesta de la Administración ha sido que nos busquemos la vida”, dice Jenny Guarniz, una de las portavoces vecinales. Según manifiesta, los afectados son 19 familias, alrededor de 60 personas, entre los que hay niños, personas mayores y enfermos.
Entre estos últimos se encuentra Francisco Martínez, de 69 años, “operado de la aorta y a la espera de un cateterismo”, quien “lleva tres días seguidos llorando”, como explica su mujer, Rosario Navarro, pues él apenas tiene fuerzas para hablar.
“Llevamos 44 años viviendo aquí, ha sido mi primera casa y es lo único que tenemos. Solo pedimos que nos escuchen, que no nos abandonen, porque somos personas y también pagamos impuestos”, añadía Rosario entre lágrimas. Por el momento, Rosario y su Francisco viven en la casa de unos amigos, que se han prestado generosamente a ayudarles.
Solo el albergue
Jenny Guarniz asegura que los contactos con el Ayuntamiento se han limitado a una visita de un concejal el día del desplome y otro encuentro el miércoles. “El alcalde nos dijo que iba a venir pero no lo ha hecho, y en estas estamos, sin poder ni entrar en tu casa”, dice. Los vecinos afectados mantienen que la única solución aportada por el ayuntamiento para realojarles ha sido el albergue municipal, “donde solo fue una familia un día”, dice Luis Segura, otro de los manifestantes.
Los afectados también se quejan de que su seguro “no se hace responsable de nada” y de que su administrador “se lava las manos”, por lo que dicen sentirse totalmente solos y desamparados.
Apoyo del PSOE
Concejales del grupo municipal socialista han querido estar junto a los vecinos. José Antonio Alfonso defendía también sus reclamaciones y pedía al equipo de gobierno “que les permita al menos recuperar sus enseres y que les ayude a buscar recursos habitacionales hasta que vuelvan a sus viviendas”.
El edil se lamentaba de que a día de hoy la comunidad de vecinos ni siquiera tiene garantía de que recibirá una subvención para rehabilitar el edificio, que había solicitado antes del desplome. “Y mientras no se hace nada, cuando la oposición pregunta nos dicen que todo está resuelto”, concluye Alfonso.
El día siguiente al desplome del edificio, el Ayuntamiento acometió trabajos para garantizar la seguridad y eliminar elementos susceptibles de caer. A pesar de que esta primera actuación la acometió la administración local, se informó de que los siguientes pasos debían corresponder a la comunidad de propietarios, que tendría que peritar la situación del edificio y las posibilidades de actuación que existen para su arreglo, si es que fuera posible, como ha ya informado este diario.
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