“Según un reciente estudio de Salesforce, realizado a 23.000 personas de 19 países distintos, tres de cada cuatro trabajadores y trabajadoras no están capacitados para el trabajo del futuro”, dice Rubén Rodríguez. “Y, además, el 73% de las personas no se sienten preparadas para adquirir las competencias digitales necesarias, el 76% no se sienten preparadas para el futuro, y solo el 28% participa en programas de formación para ello...”.
“Si eso lo unimos a la evolución tecnológica de los últimos años, con el ‘paso de gigante’ que hemos dado por la pandemia, en la aceleración de muchos procesos de transformación digital de la mayoría de las actividades profesionales, es evidente que se requieren personas capaces de liderar esos procesos. Personas en las que converjan varias habilidades, tengan el rol que tengan, y sea dentro de una estructura corporativa, o no. Es lo que llamo el poder de las personas convencidas”.
Rubén hace una pausa y enumera: “Esas habilidades, en mi experiencia, serían... Primero, asumir que somos responsables de nuestras acciones. Segundo, aprender a comunicar, que es transmitir y saber escuchar, que no oír. En tercer lugar, saber trabajar en equipo. En cuarto, ser generadores de pensamiento crítico y análisis, potenciando habilidades de reflexión y razonamiento lógico y analítico. Y quinto, desarrollar habilidades de inteligencia emocional, pues estas constituyen el 90% de los atributos de los líderes y personas de alto rendimiento”.
Trayectoria
Rubén nació y vive en Campohermoso, Níjar, “un paraíso natural muy acorde a mi pasión por la naturaleza, los animales y la sostenibilidad”, afirma. Hizo la Diplomatura de Relaciones Laborales en la Universidad de Almería, y luego lo ha complementado con distintas formaciones, como los programas de Customer Experience Management y Dirección y Gestión del Servicio al Cliente en ESIC Business & Marketing School (Madrid), y un master en Dirección y Gestión de Recursos Humanos, Experto en Dirección y Gestión de Empresas y Auditor Socio-Laboral, por la UAL. Hoy está matriculado en una formación en Enviromental, Social y Governance (ESG), “para capacitarme en factores que favorezcan la sostenibilidad a través del compromiso social, ambiental y de buen gobierno”, explica.
Actualmente Rubén asume la Dirección General de BCC Recursos Humanos y Contact Center, una empresa perteneciente al Grupo Cajamar. “Es una actividad que me está permitiendo cooperar, por un lado, en el desarrollo de proyectos vinculados a la atención y soporte al cliente y los usuarios”, explica. “Y, por otro, con la gestión, creación y dinamización de nuevas formas de liderazgo en la gestión de personas”.
Además, colabora en proyectos de voluntariado. “En concreto, en el programa ‘Finanzas que te hacen crecer’, una iniciativa enmarcada en el programa de educación financiera de Grupo Cajamar, y que cuenta con la colaboración de centros escolares de toda España”, apunta. Y se ha incorporado como Mentor de la UAL, “como apoyo al desarrollo profesional y personal de estudiantes de último curso, y de titulados que buscan aprender y crecer en su carrera profesional...”.
Conciencia
Y, basado en toda su experiencia profesional, Rubén tiene claro que “en el mundo incierto y en continuo cambio al que nos enfrentamos, la tecnología es un factor relevante, en el que juegan un papel necesario personas con la responsabilidad de gestionar equipos de trabajo, para guiarlos por caminos no explorados”, afirma. “Tomando decisiones en contextos nuevos, y gestionando el cambio y el riesgo, para ayudarles a desenvolverse mejor en la diversidad y la complejidad actual”.
No hay problema que no podamos solucionar, añade Rubén. “Siempre digo que nuestra misión es hacer fácil lo difícil. Es evidente que esa debilidad que refleja el estudio de Sales Force, debe trabajarse desde todos los ámbitos. Sobre todo desde los que tienen una responsabilidad educativa, empresarial y social de generación de marca y país, tanto del presente como del futuro”.
“Pero, dicho esto, a todos y todas nos corresponde ser parte activa de la resolución de esta debilidad”, asegura. ¿Y cómo podemos hacerlo? “Bueno, creo que deberíamos empezar con una toma de conciencia”, responde. “Hacernos preguntas como: ¿Para qué uso esto o aquello, contribuye esa tecnología a mi bienestar y desarrollo personal, o profesional? ¿En qué puedo ser más eficiente? ¿Qué contribución hago a la sostenibilidad de mi entorno? ¿Qué profesiones y habilidades demandará el mercado en cinco años, deberé formarme más? ¿Qué profesiones y necesidades habrá, y serán las demandadas? ¿Soy responsable de lo que me ocurra si no estoy preparado para los trabajos del futuro?...
Son preguntas o reflexiones sobre las que no se habla en determinados entornos, reconoce, “y por eso debemos generar contextos que favorezcan ese ‘caldo de cultivo’ que permita a nuestra sociedad ser capaz para afrontar nuevos retos”, añade. “Sin conciencia no será posible el cambio, y sin el cambio no será posible el aprovechamiento de las oportunidades actuales, y de las que están por venir. Nos toca concienciar, crear y dinamizar entornos de pensamiento crítico”.
Las ciencias, y el uso de las tecnologías, se están consolidando en nuestra sociedad, “y en ocasiones podemos pensar que nos deshumanizan, y que se pierde la esencia del contacto humano, especialmente en actividades que tratan con personas. Pero no es así, necesariamente. La clave es integrar los elementos tecnológicos a nuestro alcance, con la capacidad humana, para dar experiencias positivas al usuario”.
Hoy en día, para el éxito de una empresa es clave mejorar la humanización y personalización de la atención que brinda, para lograr relaciones auténticas y duraderas, dice Rubén. “Por tanto, el objetivo de la tecnología es ser un aliado, y no otra fuente de problemas e inconvenientes. No podemos olvidar que somos seres sociales, y necesitamos el contacto humano...”.
NO UNA BRECHA, SINO UNA OPORTUNIDAD
El uso de las tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), en los hogares, ha crecido en los últimos años, pero todavía existe una brecha entre los usuarios y los no usuarios. La famosa ‘brecha digital’. ¿Cómo ve este problema?, le pregunto a Rubén Rodríguez. “Estoy convencido de que mejorará, más pronto que tarde”, responde. “Hay iniciativas ya consolidadas en Andalucía, como el proyecto de la red Guadalinfo, con sus Centros de Acceso Públicos a Internet conocidos como ‘CAPIS’, cuya labor fundamental es solventar la falta de conocimientos de informática y habilidades necesarias para participar en la sociedad de la información”.
“Pero el compromiso social debe ir más allá”, añade. “Las empresas debemos incorporar no solo a talento que traiga consigo determinadas habilidades digitales, sino también facilitar el camino a aquellos que están en proceso de cambio. Esta brecha se puede convertir en una oportunidad. Pero eso sí, si la identificamos como tal...”.
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