Este mes de mayo se inició como una continuación del paso de borrascas que ha sido la tónica dominante en la provincia durante los meses de marzo y abril, que acumularon toda el agua que no había caído sobre los suelos almerienses en otoño e invierno.
Sin embargo la segunda mitad del mes ha supuesto un giro radical que ha llevado a los meteorólogos a hablar de un adelanto del verano. La retirada del anticiclón que bloqueaba el paso de borrascas por el centro de Europa, y las desviaba hacia el sur, ha dado lugar a un aumento tan brusco como intenso de las temperaturas.
Mayo histórico
La nueva situación ha desembocado esta semana en la llegada de la primera gran ola de calor del año. Su presencia no ha sido brusca sino que desde principios de esta semana las temperaturas, tanto las diurnas como las nocturnas, han ido subiendo de forma progresiva y han alcanzado sus máximos en los dos últimos días, jueves y viernes.
Aunque las medias se han movido en el entorno de los 34 o 35 grados por término medio, en el caso de la capital y su entorno los termómetros se han acercado mucho a los cuarenta grados, y más en la propia capital por el efecto ‘isla de calor’, que afecta a los casos urbanos de mayor dimensión.
Isla de calor
Ese efecto permite que en el casco urbano de Almería se alcancen con cierta facilidad temperaturas dos o tres grados superiores a las que se pueden medir en zonas próximas como el aeropuerto. Los estudios realizados para determinar este efecto indican que las causas de esa elevación responden a varias causas, entre ellas el calor que desprenden los sistemas de climatización, los coches o las luces.
También influye el calentamiento de los materiales que se usan tanto en las calles como en los edificios: así, el asfalto y el cemento se calientan durante todo el día cuando hay altas temperaturas y una fuerte insolación y desprenden calor sobre todo durante la noche porque se enfrían mucho más despacio que la atmósfera. Esa es la causa de que las noches sean más cálidas en los cascos urbanos de los núcleos de mayor tamaño, casos de Almería, Roquetas de Mar o El Ejido.
Los récords
En los dos últimos días el calor ha contado además con un potente aliado en las zonas del litoral de la capital y de parte más oriental de la provincia, el viento de levante, que arrastra masas de aire caliente y más seco de lo habitual y añade grados a las temperaturas, especialmente a las diurnas.
Según los registros que maneja Eduardo Romay, del colectivo almeriense de analistas climáticos Cazatormentas, este mayo puede marcar registros de calor realmente difíciles de encontrar en las series históricas. Ayer se habrían superado los 36,3 grados del 4 de mayo de 2020 en el aeropuerto, el récord desde que existe esta estación meteorológica, en el año 1968.
Más tiempo aún permanecía el récord que ostentaba la estación de la Agencia Estatal de Meteorología de Ciudad Jardín (hoy cerrado). Con los registros de jueves y viernes se habrían batido las máximas medidas allí desde el 10 de mayo de 1958.
Este sábado seguirá el calor, más intenso en el interior, a la espera de que el viento de poniente, que puede llegar a medida que avance la jornada, ayude a suavizar las temperaturas.
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