El hombre que trajo a IKEA a Almería

"La llegada de IKEA a Almería es casi un milagro, te puedo asegurar que la negociación ha sido muy muy complicada". Más de dos décadas y varios amagos de ruptura de las conversaciones después, la implantación de la famosa cadena sueca de muebles y decoración en la capital almeriense es un hecho al que solo quedan por delante unos meses de obra para quedar definitivamente consumado. El episodio final ha empezado a escribirse este mismo mes de julio con el inicio de los trabajos de construcción de la futura tienda almeriense en su emplazamiento del norte de la ciudad. Pero llegar a este momento ha supuesto recorrer un largo y complicado camino, el que resume la primera frase de esta entrevista-perfil. Su autor, José Luis Carrión Dacosta, conocido empresario afincado desde hace décadas en Almería, lo cuenta con conocimiento de causa porque es, sin duda, la persona que más y mejor conoce los entresijos de cómo la famosa firma comercial ha acabado aterrizando en Almería, donde abrirá su establecimiento en el verano de 2023. 

El proceso que condujo a que la marca de muebles, muy selectiva en su estrategia de expansión, decidiera instalarse en Almería, desechando otras opciones geográficas cercanas, tiene en José Luis Carrión a su principal relator. Carrida, el grupo de inversión que preside el empresario zamorano, era el propietario de los terrenos de la cabecera de la Rambla Belén donde finalmente se levantará el IKEA de Almería. Unos terrenos cuya ubicación junto al tramo de la A7 que circunvala la ciudad, y con unas privilegiadas vistas sobre la misma, es, en opinión de Carrión, "la mejor de Almería". No fue, desde luego, la de la firma sueca la única opción que estuvo sobre la mesa para instalarse en esa superficie de 28.000 metros cuadrados. Así cuenta Carrión cómo se desarrollaron las negociaciones: 

¿Cómo fue que IKEA se fijara en Almería?

El primer contacto fue en 2010. En realidad no fue la primera opción. Ahí iba a ir inicialmente, antes de esa fecha, el Carrefour más grande de Andalucía. Había un proyecto que fue incluso premiado, un proyecto de 80 millones de euros en un terreno que daba 32.000 metros cuadrados de SBA (Superficie Bruta Alquilable). Las expectativas eran muy buenas pero llegó la crisis financiera de 2008 y se paró todo. 

¿Y entonces?

En esos años de la crisis, cuando nadie invertía, me aconsejaron que en esa situación optara por promover allí un parque de medianas superficies, como el de Vícar, por ejemplo. Pero yo tengo un lado romántico y mi idea para ese terreno, en una ubicación como es la entrada de Almería, ha sido siempre hacer algo señero, algo que hiciera ciudad. Cuando empecé a moverme, en 2010, una de las puertas a las que toqué fue a la de IKEA. Yo no los conocía entonces de nada. Contactamos allí con una persona pero, por lo que sea, en ese momento no lo vio. 

Si a la primera no fue la vencida, ¿a cuál hubo que esperar?

En el año 2014 se empiezan a ver ya algunos movimientos en el mercado y me fui de nuevo a ver a la gente de IKEA. Lo volvimos a ofrecer, les gustaba el lugar, pero tampoco tomaban ninguna decisión. A todo esto surgió en Almería por esos años otro proyecto de centro comercial. La tendencia en ese momento era de crear centros comerciales de más de 50.000 metros cuadrados y en el nuetro podíamos llegar a 42.000 metros de SBA, así que la decisión fue la de optar finalmente por hacer un proyecto de parque de medianas que incluyera una marca de alimentación, otra de deportes y una tienda de muebles, que inicialmente no era IKEA. 

¿En qué momento se produce el paso de una a otra?

Pues a veces las cosas en la vida pasan de la manera más inesperada. Me fui a una feria comercial de muebles y decoración para buscar una marca para ese espacio de muebles y allí había un expositor de IKEA. Como yo soy persistente y tenaz, cuando lo ví me fui a ellos y hablé con una persona que no era la persona clave, pero se quedó con mi contacto. Al tercer día de feria, cuando ya estábamos a punto de marcharnos, volví por el stand y, después de pedirme disculpas, resultó que estaba allí el contacto adecuado. Le expliqué el proyecto y quedó en llamar. Efectivamente, así fue. 

¿Qué ocurrió después?

Una semana después de volver de esa feria, me llamaron y, a partir de ese momento, comenzaron las negociaciones. Estábamos a finales de 2016, fueron nueve meses de negociaciones muy complicadas, pero a los nueve meses se firmó el compromiso de IKEA. La escritura de compraventa se formalizó en diciembre de 2018. Pero a partir de que IKEA demostró su interés, se paró el proyecto del parque de medianas superficies. Está claro que la llegada de IKEA es buena para la ciudad. Hoy instalar una de sus tiendas no solo hace ciudad, sino que hace provincia e incluso más que provincia. Va a venir mucha gente de fuera de Almería solo por ir a IKEA. 

La compraventa del terreno fue en 2018 pero las obras no han empezado hasta ahora. ¿Por qué cuatro años?

Es cierto que cuando se firmó la operación, la idea de IKEA era hacerlo muy rápido. 

¿Por qué no se ha hecho antes entonces?

Bajo mi punto de vista influyen cosas como la muerte del dueño de IKEA, pero, sobre todo, en esas fechas lo que hubo fue un cambio brutal en el concepto comercial. IKEA ha empezado a apostar por tiendas más pequeñas, de ciudad, como la que se está construyendo en Almería. No han empezado antes no porque se fueran a ir de Almería, como se ha llegado a decir, sino porque han modificado su concepto de tienda, y eso ha supuesto un tiempo y una serie de decisiones. IKEA ha descartado en los últimos años Alicante y Granada, pero en Almería se van a instalar, a pesar de ese ambiente pesimista que hay aquí. 

¿En todo este proceso ha habido momentos en los que haya duda de que hubiera final feliz?

Si yo no fuera un romántico habría tirado la toalla, pero yo sabía que esto iba a ser así. El sitio es el mejor, la mejor parcela de Almería.