José Blas Fernández (Cádiz, 1947) es presidente del Consejo Andaluz de Colegios de Graduados Sociales y exsenador del PP. Esta semana participó en las XIX Jornadas de Trabajo y Seguridad Social.
¿Qué le parecen las jornadas de Almería?
Yo llamaría a estas jornadas ‘la catedral del laboralismo’. Ser tan constantes y tan pertinaces en unas jornadas tan sumamente atractivas para los profesionales no es sencillo. El número 19 marca pauta muy importante. La jurisdicción Social es tan llamada a reformas permanentes que quién mejor que los graduados sociales, que estamos a pie de calle cada día, para hablar de Relaciones Laborales. Las jornadas son un acierto del Colegio de Almería y les animo a que nunca las dejen, cada año van a mejor.
Los graduados sociales fueron incluidos en el paquete de ‘esenciales’ en la pandemia. ¿Deberían serlo también ahora?
Yo creo que sí. En esos momentos la Administración sacaba los decretos de noche, casi de madrugada, para aplicarlos al día siguiente. Los que verdaderamente interpretaban eso éramos los profesionales. Nos tuvieron que dar permisos especiales para ir a los despachos. Y nos consideraron esenciales porque realmente sin nosotros los ciudadanos no cobraban el desempleo. La Administración tenía una herramienta que era el ERTE, pero el ERTE no estaba completo porque el desempleo, de acuerdo con la reforma del Gobierno de Rajoy, lo cobraban solo los que habían cotizado un determinado tiempo. Esta reforma decía que ‘para todos café’. Y eso nos obligó a estar al día, especialmente con las pymes.
Y con las Administraciones bloqueadas.
La Administración no funcionaba, estaba colapsada, estaba anestesiada, porque la gente tenía el miedo a la enfermedad y a ver qué ocurría. Tuvimos que estar como verdaderos linces para estar preparados. Entonces la Administración se dio cuenta de que sin nosotros esto no podían hacerlo.
Nos convertimos en líderes, artífices de que los ERTES funcionaran.
¿Y cómo encajaron la avalancha normativa?
Aprendiendo. Especialmente en los colegios andaluces íbamos interprentado esa norma que salía a las 12 menos cinco y había que aplicarla a las 12 y cinco. No dormíamos. Muchos compañeros han sufrido enfermedades y depresiones.
¿Qué cree que falta a los graduados sociales en su representación técnica?
Nos falta nada más el recurso de casación para unificar doctrina en el Tribunal Supremo, que podemos representar pero no vamos como los letrados... y después nos queda el turno de oficio. Es injusto que dos profesionales que vamos a los juzgados como somos los abogados y los graduados sociales, unos tengan el turno de oficio y otros no. Está en la Ley de Enjuiciamiento Civil, pero no es así. Otros nos ponen palos en las ruedas.
¿Los abogados?
Los abogados. Son tres patas, Ministerio, graduados sociales y abogados, pero cuando nos vamos a reunir, ellos no aparecen.
La futura Ley de Defensa no incluye a los graduados.
Nosotros estamos como representación técnica, pero también en la Ley Orgánica están todos los profesionales del Derecho. Hay que buscar la fórmula para que estemos en la jurisdicción Social y también en la Mercantil, no olvidemos que el graduado social está contemplado como defensa en la Ley Concursal. Y también en lo Contencioso, porque nos encontramos con procesos que en primera instancia no necesitan procurados y no tiene sentido que no estemos ahí.
¿Y deberían estar en la relación de puestos de las Administración?
Totalmente. Ahora tenemos un pequeño contencioso porque el CEMAC (Centros de Mediación, Arbitraje y Conciliación), el Real Decreto contempla desde el año 79 la figura del ‘letrado conciliador’ y la Junta cree que tiene que ser un licenciado en Derecho. Pero eso ya no hay. Ahora tiene que meter la figura del conciliador con el Grado en Derecho y también al Graduado Social.
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