Desde la década de los 80, el comedor de La Milagrosa, único en la capital y situado en la céntrica calle Alcalde Muñoz, proporciona comida a los más necesitados. Pese a que siempre ha funcionado de manera activa, desde el estallido de la pandemia en 2020 y los recientes acontecimientos en el mundo como la guerra en Ucrania ha experimentado un alto incremento de personas que acuden al centro.
Sor Maria de los Ángeles, perteneciente a Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, es Madre Superiora y directora del comedor, además de los colegios de Nuestra Señora del Milagro y La Milagrosa. La Hermana Sirviente atendió a LA VOZ y explicó que antes de la pandemia no superaban las 70 u 80 visitas diarias pero ahora todos los días se forman grandes colas y “hemos llegado a tener más de 180 personas”, una cifra totalmente superior a las registradas unos años atrás.
Causas
Uno de los motivos que han disparado este aumento tiene que ver con el incremento de la inmigración. La mayoría de personas que acuden al centro son “marroquíes, keniatas, argelinos e hispanos” y aunque la mayoría son hombres, durante los últimos tiempos la Madre Superiora afirma que han aumentado el número de mujeres marroquíes “porque su situación es totalmente desesperada y ellas y sus hijos necesitan comer”. Aunque gran parte de las personas en el comedor son inmigrantes, también hay numerosos perfiles de nacionalidad española; diferentes casos que por unas circunstancias u otras han llegado hasta allí.
Todo aquel que quiera comer en La Milagrosa debe pasar antes por una entrevista con una trabajadora social encargada de evaluar la situación de cada persona. En la mayoría de casos, los entrevistados apenas “tienen recursos y rentas” por lo que acceden directamente al comedor, pero también puede suceder que superen el salario mínimo y se queden fuera. Un filtro que desde La Milagrosa están obligados a realizar porque entonces “vendrían 300 y no 180. No podríamos afrontarlo”, comentó.
Menús
El comedor abre sus puertas a las 12 de la mañana, donde los comensales acuden primero a registrarse para luego sacar ticket. A las 12:30 es cuando comienzan a pasar, no teniendo hora límite para comer aunque entre las 13:30 y 14:00 “solemos haber terminado”, explicó Sor María. Los menús del comedor de La Milagrosa son muy variados y se planifican acorde a la disponibilidad diaria, aunque siempre suele ser muy completos con “carne o pescado junto a ensalada y algún tipo de puré”. Sor María de los Ángeles explica que, si tuviera que estimar el precio de cada menú, oscilaría entre los 5 y 7 euros: “si hacemos cuentas, cada día podemos llegar a los 1.000 euros fácilmente, una cifra con la que estamos teniendo dificultades si queremos mantener la calidad que ofrecemos a las personas”. Se trata, sin duda, de una situación complicada que se acrecenta cada día.
Plantilla
La Madre Superiora comentó que el comedor dispone de un equipo de 6 personas en nómina junto a tres hermanas más. La plantilla está formado por una cocinera, una pinche, dos limpiadoras y un personal de seguridad junto a la trabajadora social que laboran de “lunes a viernes para sacar el comedor adelante”.
El presupuesto de La Milagrosa proviene, en gran parte, de subvenciones y donaciones. Unas subvenciones que “desgraciadamente este año han bajado demasiado respecto al curso anterior” mientras que las donaciones dependen de muchos factores. La situación es tan crítica que Sor María de los Ángeles ha tocado a todas las puertas posibles para conseguir financiación, siendo una de ellas La Liga de Fútbol Profesional que viene colaborando con el comedor desde hace dos años y de la que asegura “es una gran ayuda”. La Hermana Sirviente también insistió en la necesidad de sumar más voluntarios a sus filas porque “son muy necesarios para seguir manteniendo buen ritmo”.
Por último, Sor María de los Ángeles hizo un llamamiento a la gente para que “se de cuenta que en Almería solo hay este comedor y necesitamos su ayuda, ya sea con donativos o con comida, no se si vamos a poder terminar el año y estamos en octubre. Tenemos que cambiar el mundo, y esto se hace poquito a poquito. Nosotras queremos que la gente sienta cariño aquí”, finalizó.