“El Derecho ofrece un interesante balcón para observar la tecnología”

Alejandro Zornoza es doctor en Derecho, y se h especializado en las nuevas tecnologías

Alejandro Zornoza Somolinos, en una imagen reciente en Madrid
Alejandro Zornoza Somolinos, en una imagen reciente en Madrid La Voz
Remedios Fernández
19:15 • 08 nov. 2022 / actualizado a las 19:56 • 08 nov. 2022

“Para mí, la tecnología sigue siendo algo fascinante, y el Derecho nos ofrece un balcón muy interesante desde el que observarla”, dice Alejandro Zornoza Somolinos. “Porque puedes participar en todas las fases: Puedes observarla antes de que su implementación cristalice, como sucede ahora con el Metaverso. Puedes observarla durante el tiempo de uso, como pasa con los sistemas automatizados. O puedes hacer una retrospectiva de aquello que hicimos, y preguntarte qué lección debemos aprender, que es lo que ha sucedido con la protección de datos...”.



Alejandro es de El Ejido, e hizo la carrera de Derecho en la Universidad Carlos III de Madrid. Allí también hizo el doctorado, que sacó con mención internacional. Actualmente es profesor de Derecho Privado en la UCAM – Murcia, y coordina el Laboratorio de Derecho Inmobiliario y Tecnologías Inteligentes (LabDINTEC) de la UC3M.



Pero siempre le atrajo también el mundo de la tecnología, y desde hace varios años su actividad profesional ha estado relacionada, de alguna forma, con este ámbito. Ahora mismo, por ejemplo, está centrado “en la responsabilidad civil derivada del uso de sistemas de Inteligencia Artificial”, explica. “Y, en particular, de vehículos automatizados, los conocidos como vehículos autónomos. También en el estudio de la arquitectura técnica y jurídica de la prestación de servicios digitales, es decir, saber qué garantías y obligaciones adquieren el usuario y el prestador de un servicio o de un contenido digital que es totalmente intangible, e inexistente fuera de la red. En una relación en la que, a sabiendas, el usuario medio carece de conoci- mientos y la relación está más basada en la confianza que en ninguna otra cosa...”.



Re-pensar



Es un nuevo Derecho que va naciendo con esta revolución científica y tecnológica. “Nunca he perdido el interés por este campo”, dice Alejandro. “En algún momento, durante la carrera, volví a sentarme ante un ordenador y me interesé por la tecnología de un modo totalmente diferente. Los trabajos y movimientos que había sobre 

el software libre, el código como patrimonio cultural o la regulación de Internet... Las posibilidades que todo aquello ofrecía hicieron que me gustara observar y re-pensar el uso y las consecuencias de la tecnología”.



“Recuerdo que, hace más de ocho años, varios profesores rechazaron recomendar mi tesis doctoral sobre Derecho e Inteligencia Artificial”, sonríe. “Les parecía un disparate sin recorrido, y me animaron a tratar cuestiones más enraizadas en la cultura jurídica, como las hipotecas. Hoy es difícil encontrar una Universidad en la que no se esté realizando, al menos, una tesis doctoral en materia de Derecho e Inteligencia Artificial, o de robótica o de Big Data”.



Alejandro habla de un proyecto de innovación docente que realizan este curso, llamado El Juicio del Año. “Formamos a alumnos en Derecho Digital y Metaverso”, explica. “Y a final de curso celebraremos un juicio ficticio, totalmente virtual e inmersivo, y abierto a todo aquel que quiera observarlo, en el que los alumnos interpretarán diferentes roles utilizando dispositivos de realidad virtual para llevarlos a cabo”.



Foro abierto

Con LabDINTEC, en esencia, organiza y coordina webinars sobre el modo en que la tecnología influye en el proceso edificatorio y en los ciudadanos. “Es un foro abierto a cualquier persona interesada, independientemente de cuál sea su formación. Hasta la fecha hemos tenido como ponentes a juristas, arquitectos, pilotos de drones, urbanistas o topógrafos especializados en 3D...”.


“Hemos hablado de cómo usar videojuegos como Minecraft para promover la participación ciudadana en el diseño urbanístico”, añade. “O cómo emplear BIM para mejorar los procesos de trabajo; o cómo impulsar las ciudades hacia un espacio más amigable con el ciudadano, y fomentar nuevos hábitos de desplazamiento. Una vez al año celebramos un Seminario Internacional, que se puede seguir presencialmente u online, con ponentes de diferentes países, en torno a un eje temático. Este año el tema es ‘Proceso edificatorio y perspectiva de género’. Será muy interesante, y puede inscribirse cualquier persona a través de la página www.labdintec.com, en la sección Agenda 2022”.


Trabajar con tecnología desde el ámbito jurídico-académico es complejo, asegura Alejandro. “Al menos, del modo en que yo lo abordo: comprendiendo la nueva tecnología desde dentro y releyendo a los clásicos”, afirma. “Me pregunto por la naturaleza de la tecnología: qué objetivo persigue, por qué lo hace, y por qué lo hace de este modo y no de otro; y, sobre todo, si es responsable hacerlo. Y si las figuras jurídicas de las que disponemos son suficientes para esa tecnología”.


Reglamentos

Este es, pues, un mundo que lo apasiona. “La legislación siempre va por detrás de la técnica”, sonríe. “Y, además, no debe ser de otro modo, pues nos arriesgamos a limitar la creatividad y el desarrollo. El problema lo encontramos cuando la tecnología conocida encuentra el modo de introducirse en la realidad con usos inesperados. Sucedió con AirBnB y las cadenas hoteleras; o con BlaBlaCar y las compañías de autobuses; o con Cabify y el sector del taxi. Es cuestión de tiempo que suceda en otros ámbitos”.


“Recientemente se han publicado los Reglamentos europeos sobre servicios digitales y mercados digitales”, explica, “cuyos contenidos consumimos diariamente sin ser conscientes de ello: desde plataformas de vídeo hasta de videojuegos, pasando por el mercado de aplicaciones para móviles o dispositivos inteligentes”. También se está trabajando en un Reglamento europeo en materia de Inteligencia Artificial, y nuevas perspectivas para la responsabilidad civil y los productos defectuosos, que contemplan expresamente los productos digitales o los contenidos digitales. “Creo que se están dando pasos seguros, quizás en exceso, en algunas cuestiones, escudándose en esa idea de que el texto debe ser útil al plazo más largo posible”.


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