Lucha de maceteros contra aparcamientos

Las obras en las ciudades buscan mejorar la trama urbana, dotar de mejores servicios a los vecinos, construir las infraestructuras que son necesarias para una vida más cómoda o arreglar aquello que un día se estropeó. 

A pesar de todas esas bondades que tienen, lo cierto es que cuando el Ayuntamiento, la Junta o el Estado decide iniciar una obra en una zona por la que pasas, en la que vives o en la que aparcas, la sensación es que se avecinan problemas y te empiezan a temblar las piernas de pensar en cómo vas a eludirlas.

Con ese temblor de piernas llegaron los que habitualmente utilizaban el solar ubicado entre la calle Antonio Vico y Pósito como aparcamiento el primer día en el que comenzaron los trabajos. La mayoría son habituales de la zona, trabajadores de comercios u oficinas del centro que tienen claro que eso de tener que gastar un alto porcentaje de su sueldo en parking no les sale rentable al igual que no pueden estar moviendo su coche cada tres horas en la zona azul. 

Ante la imposibilidad de utilizar ese espacio, regresarán a él cuando se terminen las obras del aparcamiento provisional, muchos optaron por seguir subiendo la calle camino del Cerro de San Cristóbal para aparcar en la zona en la que la calle es ancha y está permitido.

El macetero

Los primeros días pudieron hacerlo con normalidad pero llegó el momento en el que al llegar se encontraron con que algunos vecinos, que durante años han disfrutado de la puerta de sus viviendas totalmente libre y solo para ellos, decidían hacer lo que los albañiles en algunas obras, colocar elementos que impidan que se aparquen los vehículos. Hay de todo tipo de posibilidades. Están los grandes maceteros que hacen difícil hasta moverlos, los que usan los bidones de agua y quienes optan por colocar sillas como si estuvieran tomando el fresco.

Sea con lo que sea, lo cierto es que se impide que se aparque en una zona permitida de la vía pública, aunque eso sí, uno es libre de retirar esos elementos.

Aseguran algunos de los afectados que de la situación tienen constancia tanto el área de Seguridad y Movilidad del Ayuntamiento de Almería como la Policía Local que ha acudido a la zona en varias ocasiones, pero que no hay solución. Claro, los maceteros desaparecen en cuanto llegan los locales, y aparecen de nuevo en cuanto el coche patrulla ha llegado a la Puerta de Purchena. 

Usos Se trata de toda una lucha por el uso de la vía pública. Están los que necesitan aparcar porque ciertamente conseguir un sitio en el Casco Histórico o el centro está muy cotizado en estos momentos, y los que han convertido una calle que tradicionalmente ha tenido poco tráfico y visitas, en una prolongación casi de su vivienda. 

Se supone que las obras del aparcamiento en superficie bajo el cerro estará listo en algo más de dos meses y medio y devolverá parte de las plazas que ahora se han volatilizado por los trabajos. Mientras tanto, habrá que buscar la fórmula en la que se puedan convivir los que tienen que aparcar en la zona y los vecinos de esas calles.