Almería cuadra el círculo: gana más con menos

Si a algo está acostumbrado el sector agrícola almeriense es a recomponerse con más fuerza después de cada tropiezo. Aprender del error, corregir y crecer ha terminado por convertirse en la ecuación permanente desde hace medio siglo. Una ecuación que hasta el momento viene funcionando pero que fía en buena medida el éxito a la capacidad reactiva. Siendo esta mucha, no es menos cierto que ha frenado con frecuencia la que es su antítesis, la anticipación y la proactividad.

En esa deseable línea de trabajar por delante de los acontecimientos, la campaña 2021/2022 ha dejado lecturas y apuntes de futuro. Quizá la más relevante sea la certeza de que es posible producir menos kilos y obtener mejores rendimientos económicos. Este lunes se han conocido los datos del informe de Cajamar de la campaña 2021/2022, que subrayan lo que se preveía: Almería ha producido unas 300.000 toneladas de hortalizas menos que la campaña anterior pero los agricultores han conseguido unos ingresos de 2.900 millones, un 14% más. Y eso, teniendo en cuenta el incremento desorbitado de los costes.

Al agro almeriense se le han mostrado de manera nítida -y cuantificable- las bazas con las que todo apunta a que debe jugar su partida de futuro, anticipándose a los demás. Por un lado, la calidad de la producción, que se traduce en esa sustancial mejora de su valor económico. Por otro, la acreditada mejora de la reputación de la oferta, que durante la pandemia, y posteriormente con la guerra de Ucrania, ha estado a la altura y ha continuado abasteciendo a los mercados de manera regular. Esa buena reputación se traduce en contratos de mayor duración con las grandes distribuidoras lo que permite planificar mejor la producción.

Al sector se le dibuja un panorama mucho más claro, en el que, si sabe aprovechar bien sus cartas y anticiparse antes que reaccionar, habrá dado un salto de ventaja frente a sus competidores.