Los dos pediatras agredidos en el servicio de urgencias del Hospital de Poniente la semana pasada habían atendido ese día, el martes 29 de noviembre, a 200 niños, lo que supuso el récord de consultas de la época otoñal, debido fundamentalmente a la ola de bronquiolitis extendida por toda España.
Así lo manifestó ante un medio de comunicación al día siguiente, a la salida de los juzgados de El Ejido, el facultativo que se llevó la peor parte de la agresión, M.Q., un médico de 54 años que fue brutalmente golpeado por el padre de un niño que estaba explorando pasadas las tres de la tarde, que le propinó puñetazos por todo el cuerpo, rompiéndole el dedo de una mano y causándole contusiones craneales y torácicas y hematomas por todo el cuerpo.
El individuo, un hombre fornido de mediana edad, también agredió verbalmente a la otra pediatra que trabajaba en el servicio de urgencias junto a M.Q., quien igualmente manifestó que el día de los hechos las urgencias pediátricas del hospital estuvieron siempre “abarrotadas” de pacientes.
En su denuncia presentada en la Comisaría de la Policía Nacional, el doctor también se refirió a detalles que ponían de manifiesto la elevadísima carga de trabajo que había tenido que soportar el día de autos, pues según sus propias palabras cada pediatra había atendido ese día a un centenar de pacientes, algo que puede considerarse totalmente desmesurado y que por supuesto sobrepasa con creces las recomendaciones de las sociedades científicas.
No más de 28
El Sindicato Médico de Almería, por ejemplo, señala que los pacientes atendidos por un pediatra cada día no deben superar los 28, puesto que el reconocimiento de los menores es normalmente más complicado que el de los adultos y se necesita de más tiempo. En personas adultas, no se recomienda que se superen los 35 pacientes, aunque en Almería es habitual que muchos médicos de familia de Atención Primaria atiendan hasta medio centenar.
Aunque ya pueda resultar inútil cualquier hipótesis, lo cierto es que lo sucedido con el hijo del agresor probablemente no habría tenido lugar en otras condiciones y sin la masificación del servicio.
Y es que, como relató el pediatra en su denuncia, todo sucedió cuando el niño al que intentaba explorar no dejaba de moverse y de chillar, por lo que pidió a su madre que bien lo sujetara ella o que llamara a otro familiar para que lo hiciera, puesto que en esas condiciones no podía atenderle. Mientras la madre salió en busca de su marido, el pediatra empezó a atender a otro menor, debido a la presencia masiva de pacientes en la sala.
Fue en ese momento cuando accedió a la consulta el padre del primer menor, que tras recriminarle que no quisiera atender a su hijo se abalanzó sobre él y la emprendió a golpes.
Similares circunstancias en Roquetas
Se da la circunstancia de que la agresión a otro médico de urgencias solo tres días después de la mencionada, el pasado 2 de diciembre, en un servicio de urgencias de Roquetas de Mar, también se produjo en un contexto similar de colapso y masificación.
Fuentes del Sindicato Médico, que ha defendido a las tres últimas víctimas en la comarca del Poniente, han informado de que en la puerta del centro de Roquetas Norte había, en el momento de la agresión, más de 30 personas esperando para ser atendidas.
En este caso, un paciente que no se mostró conforme con el diagnóstico empujó, insultó y amenazó de muerte a un médico de urgencias.
Aunque como dice el secretario provincial del sindicato, Ildefonso García, ninguna circunstancia justifica la agresión a un sanitario, es indudable que muchos conflictos se producen en contextos como los mencionados, de masificación y colas, que dan lugar a largas esperas de los pacientes, entre los que aumenta el estrés y el nerviosismo.
"La Atención Primaria está desbordada"
“El gran problema es que la Atención Primaria está desbordada estos días por las enfermedades respiratorias y es incapaz de atender a todos los pacientes, que ven cómo se les da cita para 10 o 15 días, y claro, se recurre a las urgencias, que muchas veces se saturan con patologías leves”, dice Ildefonso García, quien añade que el Sindicato Médico ha reclamado insistentemente en las mesas sectoriales de la Junta que se redoblen los esfuerzos para contratar a más profesionales, algo que para empezar solo se puede conseguir mejorando las condiciones laborales, para evitar de paso la fuga de batas blancas.
“La respuesta con que nos encontramos es siempre la misma: que no encuentran profesionales”, añade. No obstante, plantea que se trata de una situación, agravada por la jubilación masiva que ya ha comenzado de los médicos nacidos en el baby boom, que no viene de nuevas y que se ha visto venir desde hace muchos años sin que de momento se hayan puesto soluciones.
Y como cada año empeoran las condiciones de trabajo en la Atención Primaria, los médicos de familia que terminan la especialidad intentan evitarla, y se dirigen a los hospitales, o incluso a otros países, donde las condiciones laborales y el sueldo son mucho mejores. Con ello, la bola de nieve cada vez se va haciendo mayor para la Atención Primaria.
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