La tarde era fría. Soplaba viento junto a la Ballena de Gabriel, entre el Cable Inglés y el Muelle de Levante. Poco después de las cinco de la tarde llegaban Ángel Cruz y sus sobrinas Mabel y Laura.
Sujetaba entre sus manos Ángel Cruz un pequeño árbol de Navidad y dentro de una mochila iban adornos navideños, algunos de ellos enviados como regalo y con los nombres de familiares muy directos del pequeño Gabriel, y dos peces pequeños.
No era ni mucho menos un árbol de las dimensiones del que a Gabriel le gustaba contemplar por estas fechas al final de la Rambla ni en Níjar, el pueblo de su padre. Pero era un árbol de Navidad. “Le llamaba mucho la atención cada vez que se montaba uno”.
Cita con la Ballena
Desde las navidades de 2017, Ángel Cruz no ha vuelto a montar ninguno. Hasta la tarde de este viernes cuando fue hasta la Ballena, en la zona de Las Almadrabillas, con sus dos sobrinas. De vez en cuando, el padre se acerca hasta el lugar de homenaje para hablar, seguramente, en silencio con su hijo. Siempre es fiel a la cita el 16 de junio, el día que Gabriel Cruz Ramírez cumpliría años. O cumple años. Porque Ángel siempre habla de él en presente. “No es el niño. Es Gabriel. Me he convencido a mí mismo de que Gabriel es presente”.
El ‘pescaíto’ siempre está presente en los pensamientos de Ángel Cruz “y en el corazón de todos los almerienses”. Y más en estas fechas, cuando “siempre se echa de menos a quien falta, y más si es un niño”. “Los niños aportan mucha alegría a la Navidad (…) Un niño es felicidad en Navidad y al marcharse él, se me marchó”.
A estas alturas, a una semana de la familiar cena de Nochebuena, Gabriel ya había escrito dos cartas: una a Papá Noel y otra a los Reyes Magos. “Muchas veces – recordaba su padre – le regañaba porque escribía dos veces la misma carta. Le decía que tenía que ser original y pedir cosas distintas, … jugar con dos cartas … Creo que en su última carta pidió una videoconsola”
Ir al Oceanografic
Solía esperar para el día de Navidad o el 6 de enero juguetes y nunca se le olvidaba el regalo que más ilusión le hacía: viajar al Oceanografic de Valencia. “Fuimos dos veces”. Allí era completamente feliz. En la capital del Turia el ‘pescaíto’ compartía sueños con miles y miles de ‘pescaítos’, secuestrados en grandes peceras pero, al fin y al cabo, como se suele decir, vivos y coleando.
Fue en febrero de 2018 cuando ocurrió la trágica desaparición de Gabriel Cruz Ramírez en el Campo de Níjar. Desde entonces se empezó a forjar en esta tierra del sur la ‘marea de la buena gente’, y como símbolo de la misma el Ayuntamiento de Almería habilitó un espacio en Las Almadrabillas para la ballena, un lugar donde poder dejar flores y dibujos con ‘pescaítos’. En los paneles ayer solo había grafitis. Alguien debería borrarlos.
Flores de Pascua
No se quejaba de ello Ángel Cruz pero sí que pedía al Ayuntamiento de Almería, “que tanto nos ha ayudado siempre”, que la Ballena también sirva para acoger, por ejemplo, un concurso de dibujo infantil o un pequeño mercadillo navideño. O, lo que es lo mismo, que perdure el homenaje de los almerienses, “que siempre nos han abierto las puertas que hemos tocado”, a su hijo Gabriel.
Recién colocadas dos flores de Pascua, una amarilla y una roja, junto al árbol de Navidad en la Ballena, en la despedida Ángel Cruz vuelve a adornos en el árbol junto a sus sobrinas (de ellas fue la idea de montar el árbol junto a la Ballena). A punto está de caer la noche. A punto están de regresar los sueños por Navidad.
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