La Fiscalía de Almería va a solicitar penas de entre 42 y 21 años de prisión para los cuatro acusados pertenecientes al clan de los ´Minos´ acusados de asesinar a un vecino de Gádor (Almería) con el que habrían tenido una relación de enemistad después de que este se negara a venderles su vivienda el calle Ossetia del Norte, donde mantenían varios inmuebles que, según las investigaciones efectuadas, habrían dedicado al cultivo y tráfico de estupefacientes.
Los acusados serán juzgados por un tribunal de jurado de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería a partir del próximo 10 de enero en un juicio para el que se han programado seis jornadas, según recoge el auto de hechos justiciables consultado por Europa Press.
Además de un delito de asesinato por el que la Fiscalía reclama 18 años de prisión para cada uno de los cuatro miembros de la misma familia --un padre y sus tres hijos--, los acusados también se enfrentan a un delito de depósito de armas y municiones, por el que el Ministerio Público reclama cuatro años más de cárcel a los tres hermanos, que cuentan con antecedentes por delitos similares, y tres años al padre.
De otro lado, el Ministerio Público atribuye a I.F.S. dos delitos de asesinato en grado de tentativa, por los que le reclama 20 años más de prisión, al considerar que fue el autor de varios de los disparos que se produjeron durante su huida contra dos miembros de la familia de la víctima mortal, quienes acudieron al lugar de los hechos en sus respectivos vehículos.
Los hechos
Los hechos tuvieron lugar sobre las cuatro de la tarde del 10 de mayo de 2019 cuando los cuatro acusados se encontraban en las puertas de su domicilio y vieron a la víctima sentada en el portal de su vivienda, en la calle Ossetia del Norte.
Fue entonces cuando, según la Fiscalía, actuaron "de común acuerdo conforme a un plan previo, cogieron varias armas que tenían en su poder, las repartieron, salieron a la calle" y "con intención de quitarle la vida" a su vecino "desde diferentes distancias, comenzaron a dispararle" sin que se sepa exactamente qué arma llevaba cada uno y cuántos disparos realizaron.
La víctima murió "casi en el acto" a consecuencia de las "numerosas heridas", varias de ellas "mortales de necesidad" que recibió en distintas partes del cuerpo. Al escuchar los disparos, el hermano del fallecido salió de la vivienda y al ver a la víctima en el suelo se acercó a ella, momento en el que I.V.F. "le disparó con la intención de causarle la muerte" aunque, al huir corriendo, el disparo le alcanzó el glúteo, según el relato del fiscal.
Los acusados abandonaron la escena del crimen en diferentes vehículos que "tenían preparados" para ir en dirección a Almería, de modo que durante la marcha I.V.F., que ocupaba el asiento trasero izquierdo de uno de los coches, habría disparado contra otro hermano de la víctima, al que se cruzó en su camino cuando iba en su coche hacia el pueblo acompañado por su mujer.
Al cruzarse los dos coches, el acusado "disparó desde su ventanilla al vehículo" hacia la cabeza del perjudicado "con la intención de causarle la muerte" aunque "por el movimiento de los vehículos, el proyectil no llegó a alcanzar a ninguno de los ocupantes", de modo que el proyectil impactó en el marco de la luna delantera con la ventanilla del copiloto.
Adquisición de armas
Conforme la acusación de la Fiscalía, los días previos al crimen y ante la "tensa" situación que se mantenía con la víctima, los acusados habrían planeado el crimen. Para ello, el padre de familia se habría puesto en contacto con un conocido para que le "ayudase a comprar dos escopetas", a cambio de perdonarle una supuesta deuda que mantenía con ellos por la venta de estupefacientes.
El trato consistía en que el conocido, que tenía licencia de armas, adquiriera las escopetas en su nombre para luego darlas a la familia de los acusados, lo cual habría aceptado ante dicha "deuda", su falta de dinero y la presión sufrida ante una gente que consideraba "conflictiva".
Así, dos días antes del crimen el padre y uno de los hijos acudieron con el conocido hasta la armería de Alhama de Almería donde se decantaron por una repetidora del calibre 12 y un rifle Winchester repetidor del calibre 22. Al día siguiente, cuando recogieron las armas, compraron además dos cajas de munición del calibre 22 y otras dos del calibre 12.
En casa de los acusados, quienes se enfrentan a un segundo juicio por el tráfico de drogas y pertenencia a organización criminal, se hallaron dos carabinas --una de ellas modificada--, cuatro pistolas semiautomáticas, una de ellas con el número de identificación parcialmente borrado; dos escopetas y dos rifles.
Además del interrogatorio a los cuatro acusados, el juicio prevé a lo largo de sus seis sesiones tomar declaración a una quincena de testigos y la práctica de seis pruebas periciales entre informes forenses, de criminalística, especialistas del departamento de química de la Guardia Civil y de balística, entre otras.
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