La original relojería ubicada en un quiosco en Almería

En Almería hay dos quioscos como los que ya no existen en toda España, pues dos relojerías se ubican en estos establecimientos antes utilizados para la venta de prensa y otros artículos. Uno de ellos es la relojería “El Canario”, ubicada en un lugar privilegiado, como es el Paseo de Almería.

En la víspera de Año Nuevo, Miguel Ángel Fernández Sánchez, el actual propietario de “El Canario”, tiene mucho trabajo. Los almerienses vienen en masa a comprar regalos en su quiosco y también traen relojes para reparar.

El propietario tiene tiempo para respondera las preguntas de la periodista y servir, al mismo tiempo, a los clientes, tomando pedidos mientras gira un destornillador arreglando una de las piezas de un cliente.

Únicos en España

“En España solo hay dos quioscos de relojes en la calle. Es único. Eso es mi kiosko y el otro también está aquí, en Almería, - un poco más arriba, se llama “El Troyano”. Hay muchos quioscos (de la prensa, de regalos, de aceite, de flores) pero de relojes solo aquí en Almería”, dice a la vez que explica que su relojería es un negocio familiar que empezó su abuelo, Juan Fernández Fellies, en 1955. 

“Mi abuelo empezó antiguamente comprando relojes en Melilla. Lo hacía de estraperlo porque aquí no había nada. Se compraban los relojes por el peso, es decir por kilos, y los iba vendiendo por la calle con una chaqueta, que abría y en las mangas de la chaqueta mi abuelo tenía los relojes”, dice Miguel Ángel.

Después, su abuelo empezó a vender relojes y plumas con un carrillo de madera, también hacía arreglos de relojes con ese cajoncillo. Y una vez pidió el alcalde de Almería que le asignara un espacio para un quiosco comercial. El alcalde de Almería le facilitó la tienda que se encuentra en el Paseo de Almería.

“Antes esta calle no estaba como ahora. Antes en este paseo no había nada. Ahora hay muchos requisitos que antes no había nada y el alcalde le dio permiso. Entonces, mi abuelo puso su primer quiosco, que era de madera. Cuando pasaron los años se montó uno de acero de forma cuadrada y con unas persianas que se levantaban. Cuando se cambió el paseo, pusimos este más moderno y este es el que yo he visto siempre”, cuent

Y recuerda cómo empezó en el negocio:¨Yo empecé a aprender esta profesión cuando tenía 13 o 14 años y empecé porque a mi padre lo operaron de varices y me dijo que por qué no iba yo al negocio. Mi padre me enseñó a mi cómo arreglar los relojes. La verdad, poco a poco me fui aficionando y me gustó y aquí estoy, aunque tengo mi carrera, estudié inglés y piano. La profesión se heredó de mi abuelo a mi padre y de mi padre a mi".

Miguel Ángel tiene ahora 41 años y quiere que cuando él deje el negocio, este continúe con sus hijos. Aunque ahora el quiosco “El Canario” también tiene una trabajadora, Nairobis Tribiño, a quien el propietario le está enseñando cómo funciona el negocio.