La asociación Bomar celebra la llegada de los Reyes Magos

Este martes 3 de enero la Asociación de Vecinos BOMAR hizo su tradicional adoración de los Reyes Magos en uno de los cortijos de la Vega de la Cañada. Al acto acudieron más de una veintena de niños de la zona que esperaban ansiosos la llegada de sus majestades. 

Al acto acudió la Concejal Delegada de Familia, Igualdad y Participación Ciudadana Paola Laynez Guijosa y el concejal de Agricultura, Pesca y Deportes Juan José Segura en representación del apoyo por parte del Ayuntamiento de Almería a este tipo de asociaciones. 

La asociación BOMAR se creó en 1994, hace casi treinta años, buscando la unión entre los vecinos de La Vega. Su presidente José Luis Oscáriz lleva diez años al frente de la misma y comenta a La Voz de Almería lo importante que es esta alianza: "Estamos teniendo muchos problemas en cuanto a seguridad y falta de alumbrado en la zona, tenemos que estar todos unidos en esto". El relevo generacional se complica pero siguen luchando por los derechos de la zona. 

Alrededor de 80 personas la forman, desde su asociado más mayor Indalo Berenguer con 99 años de edad hasta la niña más pequeña de la Vega que no ha llegado a cumplir un año. Juntos realizan multitud de actividades para mantener viva la convivencia entre los miembros de cada cortijo como distintos viajes de verano o de fin de semana, comidas de convivencia o fiesta de final de campaña. 

La tarde estuvo llena de encanto navideño por el belén viviente que realizaron en el que los niños eran los protagonistas vistiéndose de estrella, ángeles, la Virgen María o San José. Quien hacía del niño Jesús era la más pequeña de todos los vecinos, Alejandra nacida el 14 de agosto del año pasado.

Los más pequeños esperaban con ganas sus regalos y sus caras se iluminaron al ver llegar a los Reyes Magos acompañados por sus pajes en un carro de ponis.  Posteriormente procedieron a dar los regalos. Ellos no fueron los únicos que disfrutaron de una tarde navideña pues los más mayores también se acercaron a impregnarse de esa alegría infantil y charlar con sus vecinos mientras compartían roscón y chocolate.