El Retrovisor: La inteligencia artificial marca el futuro

Los profesores denuncian que han vuelto las formas inquisitoriales a las cuestiones opinables de moral pública porque una nueva moral se está imponiendo. “La izquierda que lideró la revolución sexual y de las costumbres ha mutado en una izquierda reaccionaria, moralista, woke. No concede legitimidad a las intenciones individualidades”.

El filósofo Enrique Ujaldón Benítez (Tíjola, 1965) fue pregonero de la Semana Santa de Huércal Overa 2016 y Alfonso Galindo Hervás (1969) combaten la estupidez. Son conscientes que su último libro “acoge cuestiones rupturistas”. Galindo tiene el doble arraigo de ser hijo de padre veratense y ser padre de un hijo nacido en Almería, ciudad en la que ejerció de profesor durante 20 años y es un asiduo de Almerimar. Su colega, el catedrático Enrique Ujaldón, cofundador de la plataforma cívica Libres e Iguales, y exdirector general de Bellas Artes, entre otros cargos políticos en la autonómica Murcia,  alabó en una entrevista uno de los paisajes de la identidad productiva almeriense: “Me fascina el mar de plásticos de los invernaderos de El Ejido, me parece una cosa espectacular, bellísima, lo veo y digo ‘¡Díos mío, qué espectáculo!’. Las canteras también me llaman poderosamente la atención”.

Sobre la campaña electoral definen cómo puede suscitarse empatía. “Con respecto a los factores que usan los políticos”, matiza Galindo, “para suscitar empatía, precisamente Enrique y yo escribimos en 2016 un libro titulado Diez mitos de la democracia. Contra la demagogia y el populismo (Almuzara), en el que identificamos y analizamos determinados recursos retóricos que a veces se usan en el ágora pública para suscitar unanimidades. Y, en la misma línea, editamos otro libro en 2018 titulado ¿Quién dijo populismo? (Biblioteca Nueva, Madrid) en el que enfocamos directamente y enjuiciamos el uso de la demagogia y la apelación a los sentimientos como pruebas de la deriva populista de determinados políticos y partidos. Somos conscientes de que nuestra democracia posee una sólida arquitectura institucional, y que ello impide derivas populistas radicales. Pero también advertimos del peligro que suponen ciertos liderazgos carismáticos que explotan la jerga victimista, o que tratan de romper grandes unanimidades y consensos con fines puramente electoralistas”.

Tecnología que marca el futuro La edad de la inteligencia artificial ya está aquí hasta en la creación literaria con la posibilidad de plagio con una tecnología indetectable, capaz de contestar multitud de preguntas académicas con un lenguaje natural idéntico al empleado por el ser humano. España se ha sumado a los países que ponen bajo a la lupa la aplicación de inteligencia artificial. “Creemos que, sin entrar en disquisiciones acerca de lo que cabe considerar inteligencia artificial, está claro que aplicaciones de software tales como el Chat GPT poseen una potencial capacidad de influencia de la creatividad del escritor y del pensador, aunque solo fuese por las múltiples sugerencias que ofrece en tiempo inmediato. Ahora bien, ni ello tiene por qué ser necesariamente negativo, ni hay por qué creer que anule la creatividad. Desde luego, la modifica, la enriquece, la complementa. Ahora bien, una vez que todos los potenciales creadores disponen de las mismas herramientas, podemos esperar que todos parten de la misma posición y entonces lo que sucede es que la posible creatividad tan solo se verá modificada y debe ser medida de acuerdos a otros parámetros y marcos. Recordemos que también la imprenta o, más recientemente, la informática, han sido fuente de temores para muchos y, sin embargo, no solo no han acabado con la creatividad humana, sino que la han modificado y potenciado. Ciertamente, el Chat GPT parece apuntar a una transformación más profunda, no meramente cosmética, del quehacer literario y pensante. Pero no hay que tener miedo a la novedad”.