Cualquiera que recorra los humedales repartidos por la provincia de Almería podrá comprobar cómo este año se pueden observar más aves que nunca. Es, paradójicamente, una de las consecuencias de la sequía que en los últimos meses asola el país.
Ornitólogos y ecologistas explican que esta superpoblación de aves acuáticas se debe a que la mayor parte de los humedales españoles están bajo mínimos en lo que se refiere a la presencia del agua, lo que está obligando a especies como el flamenco rosa, garzas y garcetas, correlimos o zarapitos hayan emigrado de esas otras zonas y muchas de ellas han encontrado refugio en los humedales de la provincia.
Hogar de aves Siendo Almería una provincia esencialmente seca, dispone sin embargo de una amplia red de zonas húmedas, buena parte de ellas situadas en áreas próximas al litoral, que han resistido mejor que otras tan célebres como el Parque Nacional de Doñana, la Laguna de Fuente de Piedra, en Málaga o las Tablas de Daimiel, en la provincia de Ciudad Real.
La alta dependencia de las lluvias en esos enclaves ha secado buena parte de los humedales, obligando a las aves a desplazarse a los almerienses.
Espectáculo El resultado de esa emigración forzosa es que espacios naturales de la provincia como las Salinas de Cabo de Gata, Punta Entinas-Sabinar en Roquetas y El Ejido, las Albuferas de Adra, el Salar de los Canos en la zona de Vera, la desembocadura de la Rambla Morales en Almería e incluso la Balsa del Sapo se han convertido en un espectáculo con la llegada masiva de las citadas aves, así como otras como las fochas, los patos o las malvasías, que han encontrado un lugar en el que poder pasar el verano.
Se da la circunstancia de que hace casi un año, a consecuencia de las fuertes lluvias de la pasada primavera, las Salinas del Cabo de Gata sufrieron importantes daños en el canal que las alimenta con agua del mar, lo que provocó la desecación casi total de este espacio.
Mejor que nada Los trabajos de reparación de los daños, emprendidos por la empresa propietaria de las salinas -la compañía francesa Salins- han sido lentos, pero desde hace unos meses el agua vuelve a entrar en las charcas.
Los ornitólogos y los conocedores de este espacio como el Grupo Ecologista Mediterráneo, señalan que si bien el problema está subsanado, este ecosistema aún no se ha recuperado por completo. Sin embargo Pepe Rivera, presidente del GEM, señala que la valoración es satisfactoria porque disponer de agua en las salinas, después de lo ocurrido, es mejor que nada”.
Las perspectivas son por ahora optimistas, tanto en el Cabo de Gata como en el resto de las zonas húmedas que salpican la provincia, incluso se considera que las aves se reproducirán en Almería más que en años anteriores, ya que muchas de ellas prefieren aguas mas dulces que las que encuentran en los humedales almerienses para sus nidos.
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