Era la primera vez que iba a El Barranquete, y mira que he estado en casi todos los ‘pueblos’ nijareños. Llegué siguiendo la melodiosa voz de la chica del GPS que me abandonó en la tarea de aparcar. Pronto encuentro hueco y al bajar me preguntan: “¿vas al mitin de la alcaldesa?” Aún sorprendida contesto que sí con la cabeza y me explica que cuando yo me vaya cogerá mi sitio. Aprovecho y ya le pido orientación para llegar al Centro de la Tercera Edad en el que tenía la cita.
Llego a la plazoleta y se ve la expectación por la llegada de Esperanza Pérez, alcaldesa de Níjar y candidata a la reelección. Gente en la puerta del bar, del centro social y también gente dentro esperando que arranque el encuentro.
Vuelvo a la calle y llega rápidamente la candidata socialista. Antes de poder saludarla la paran hasta cinco veces. Saluda a todos, les llama por su nombre, los escucha mientras le detallan problemas de su calle, hablan sobre conocidos y hasta de la salud. Se sorprende de la presencia de algunos de los presentes y logra entrar ya con 10 minutos de retraso al acto. Y es que con todos los presentes tuvo un gesto.
El medio centenar de sillas de este espacio, cada una de ellas con su programa electoral y su abanico, se llenan rápido, tanto que son muchos los vecinos que se quedan en la sala contigua e incluso la puerta.
Doy un vistazo al público y veo a gente de todas las edades, incluidos jóvenes y niños, algo que hace tiempo que no veía en la mayoría de los actos electorales. Y es que está claro que las elecciones municipales son diferentes y, sobre todo, lo son en los pueblos. Esa cercanía, ese tener al candidato delante, pedirle y que este sepa que si no es mañana será una semana después te va a ver, da un plus de cercanía y verdad importante.
Con todos más o menos acomodados toma la palabra la concejal nijareña Victoria Calatrava. Hace recuento de las actuaciones realizadas en El Barranquete, del “consenso” con los vecinos para las actividades y la importancia de la llegada al barrio del Centro Guadalinfo que ha pasado a ser “una necesidad” para todos los vecinos.
Esperanza Pérez espera su turno tranquila, sentada tras una mesa como si de una profesora se tratara, y cuando se levanta para intervenir se hace el silencio. “Vosotros tenéis cuatro años para pedirme cosas, y yo solo tengo dos semanas para pediros a vosotros”, dice la candidata sonriendo. Asegura que no está arrepentida de haber parado actuaciones e incluso dar marcha atrás porque apuesta por las cosas que consensúa con los vecinos: “no me arrepiento y seguiré escuchando lo que queréis”.
Problemas
Tras recorrer las desgracias que le han tocado vivir en esta Corporación,-DANA, Gloria, Covid-, Esperanza Pérez empieza a hablar de futuro. De un futuro en el que el municipio cuente con una escuela agraria para que los jóvenes tengan la formación necesaria. Será privada pero “se va a intentar que haya plazas concertadas con la Junta de Andalucía”.
Para los jóvenes, también habló de deporte, de la Níjar Cup, a la que el próximo año invitarán al PSG y Arsenal y que “vean a los niños” los ojeadores de fútbol en su tierra. Y para los mayores, seguirán “los bailes”.
Prometió aparcamientos disuasorios para que los turistas que lleguen al municipio puedan dejar sus vehículos sin colapsarse la localidad. Sabe que el turismo es importantísimo para Níjar y no solo para la zona costera sino “para familias enteras”.
Pero el principal compromiso es “acabar con los asentamientos en cuatro años”. Explica que quiere hacerlo “bien”, “contando con los empresarios, con las ONGs que trabajan allí” pero actuar como se ha hecho con El Walili porque “nos estaban machacando fuera, con vídeos en Europa y diciendo que éramos mala gente”. La agricultura es importante pero más lo son los suyos.
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