Ministro, esta es la primera entrevista después de la que le ha hecho Pedro Sánchez, pero no va a ser igual.
Sí, sí, pero no fue una entrevista, fue un diálogo. Yo lo viví así, una conversación de trabajo, que creo que es un formato interesante. Al final uno tiene que comunicar lo que ha hecho y lo que va a hacer, La pregunta es cuál es la mejor forma. Hay formatos más unidireccionales tipo rueda de prensa o mítines, y este es más ágil, en el cual el presidente y uno de los ministros discutimos sobre lo que hemos hecho y qué hay que seguir haciendo para consolidar lo realizado.
Es un formato novedoso, pero ¿es una manera también de reconocer que no se han explicado lo suficiente o lo suficientemente bien las medidas del gobierno?
Pues no lo sé, pero puedo admitir incluso la crítica. Sí tenemos la sensación de que se han hecho muchísimas cosas y en un contexto extraordinariamente complejo como el de la pandemia y después el de la guerra de Ucrania, prácticamente sin solución de continuidad. En un contexto tan complicado y con un gobierno de coalición, ha conseguido sacar adelante muchísimas normas y ha puesto elementos de soporte a la economía que después han permitido que se esté creciendo a unos ritmos altísimos. Y yo lo que veo es el reconocimiento de lo que ha hecho España, que queda reflejado en los informes de organismos internacionales. Sí que nos parece que esta realidad quizá no se ha percibido suficientemente.
¿Se puede dar la paradoja de que al PSOE, al que siempre le han lastrado electoralmente los números rojos en la economía, ahora le lastren con toda esa gestión?
Pues no debería ser así. Porque, además, no solamente se trata de una respuesta coyuntural a una situación muy adversa, sino que son cambios estructurales muy profundos. El cambio en el mercado de trabajo en España, de ser un mercado que se ajustaba destruyendo empleo, basado en contratos temporales, en salarios muy bajos y en baja productividad y sobre todo en baja formación, esa dinámica tan perversa se ha roto después de la pandemia y con la reforma laboral, de tal forma que ahora estamos creando mucho empleo, fundamentalmente indefinido, en sectores además con mejores salarios, Eso responde a cambios muy profundos, estructurales, que se han conseguido, por cierto, en general con el voto en contra del Partido Popular.
¿Podemos los españoles quedarnos descansando con la reforma de las pensiones?
Absolutamente, porque se basa en elementos de sostenibilidad muy sólidos. Nosotros recibimos la Seguridad Social con un déficit el año 2017 del 1,6% del PIB. Este año terminaremos 0,5 ó 0,4 de déficit. Vamos incluso mejor de lo presupuestado y con esta dinámica terminaremos en la estabilidad presupuestaria al final de legislatura con bastante holgura. Y tenga en cuenta que esto está ocurriendo en un contexto muy complejo, como es el tener que responder al nuevo principio de que las pensiones deben revalorizarse con el IPC. Pero es que los ingresos están subiendo más que eso como resultado de ese buen funcionamiento del mercado de trabajo. Hay 1.300.000 afliados a la Seguridad Social más que antes de la pandemia y además trabajan más horas y con salarios más altos. Eso da una enorme sostenibilidad.
¿Y en adelante?
Lo que hemos tomado es un conjunto de medidas respondiendo a los criterios del Pacto de Toledo para afianzar la sostenibilidad de las pensiones, por un lado, generando incentivos positivos y voluntarios para mejorar la situación de jubilación demorada y de jubilación anticipada, y después, anticipándonos a la situación que habrá dentro de unos 15 años más o menos, donde el sistema tendrá más tensión. Y para eso estamos acumulando ahorros, con una cotización específica en lo que se llama el mecanismo de equidad intergeneracional, que permitirá ir acumulando recursos en la hucha de las pensiones. Es decir, no solamente hemos resuelto el problema financiero de hoy, sino que nos hemos anticipado en décadas a la situación que se va a materializear en la década de los 30, de los 40. Y, algo que no es muy conocido, dentro de unos 25 años el sistema vuelve a tensarse mucho, con lo cual el desequilibrio entre generaciones, ya no será un problema.
Dice Feijóo que si llega al gobierno hará otra reforma de las pensiones, va bajar las cotizaciones y aumentar los ingresos por natalidad y actividad económica. Y yo le pregunto, ¿al Gobierno esto no se le había ocurrido o es que no lo ven posible?
Vamos a ver, las cosas no funcionan así, uno no declama cosas que cree que pueden ocurrir, así no va a convencer a las autoridades europeas ni a la autoridad de responsabilidad fiscal, simplemente porque yo lo digo. Lo que tendrá que ponerse encima de la mesa son medidas concretas. Las proyecciones que se hacen hasta 2050 ya incorporan lo que es más probable que ocurra incluso en escenarios favorables. Realmente, si uno reduce los ingresos que en este momento hay en el sistema, la única forma de sostenerlo es con recorte de pensiones, que es lo que hizo el Partido Popular en 2013, que es lo que yo creo que quieren hacer, pero no quieren que se sepa, y entonces plantean este tipo de discursos ambiguos y confusos.
Almería es una de las provincias de España con la pensión media más baja. ¿Cómo le va a venir la reforma actual?
Bueno, primero va a asegurar el poder adquisitivo. Almería tiene una mejora de renta per cápita significativa en los últimos años. Lo que se refleja ahora son las cotizaciones que se han hecho cuando el nivel de ingresos de Almería era más bajo. Las pensiones nuevas que están entrando de Almería son claramente más altas. Lo que asegura la reforma es que se van a revalorizar con el IPC y, además, las pensiones mínimas y las no contributivas, que también hay un número significativo en Almería, la ley establece un compromiso para que en cuatro años suban por encima del IPC hasta llegar al 60% de la renta media.
¿Qué pasaría desde el punto de vista fiscal y de las pensiones si no tuviéramos inmigración?
Nosotros hemos puesto en marcha el permiso igual y no transferible para hombres y mujeres de nacimiento y cuidado de hijos hasta 16 semanas, y nuestra idea es extenderlos a 20 semanas a tiempo parcial. Con medidas de este tipo lo lógico es que aumente la tasa de natalidad. Pero eso probablemente ya no va a ser suficiente para tener personas en edad de trabajar en los próximos 20 años. Por lo tanto, en los próximos 20 años es una obviedad que vamos a necesitar la llegada de más inmigrantes simplemente para mantener nuestro estado del bienestar. Lo importante es que esa inmigración sea regular, segura y ordenada. Y en eso estamos nosotros. Después de muchos años sin modificar el reglamento de la Ley de Extranjería, hemos introducido dos modificaciones para que se prioricen estas vías legales, de tal forma que las personas que vengan sean aquellas que realmente necesitamos por los déficit de nuestro mercado de trabajo.
¿Cabría, como hizo el Gobierno de Rodríguez Zapatero, hacer algún tipo de regularización extraordinaria de personas que ya estén?
No. El marco europeo que se conoce como el Acuerdo de Dublín no permite en este momento en Europa regularizaciones generalizadas extraordinarias, sino regularizaciones individuales atendiendo a situaciones humanitarias o a situaciones específicas. Y no hay excepción en ningún país europeo. Lo que nosotros hemos hecho con la modificación del Reglamento es flexibilizar algunos elementos para el acceso al arraigo después de un tiempo en España. Y una de las medidas que puedo destacar es lo que se llama arraigo por formación. Hay una realidad, que hay personas en situación irregular. Pasado un tiempo en España, podemos acelerar su acceso al mercado de trabajo y a la residencia si se comprometen y se forman en ámbitos donde necesitamos mano de obra.
¿Por qué, si hay una demanda, por ejemplo, en el sector agrícola aquí, sigue habiendo importantes bolsas de irregularidad? ¿Por qué cuesta tanto casar la oferta y la demanda?
Lo que nosotros estamos propiciando es procesos para regularizarlos individualmente cuando, por ejemplo, muestran esta disposición a formarse en determinados ámbitos o cuando hemos simplificado el tipo de contrato laboral que les permite llegar al arraigo social o social. Después está la llegada de fuera de España, pero lo que estamos intensificando son los procesos de migración circular, personas que pasan en España de 6 a 9 meses, vuelven a su país y vuelven a venir. Hasta hace bien poco, cada año había que hacer todo el trámite administrativo, ahora ya sirve para cuatro años y una vez que se hayan cumplido, pueden quedarse permanentemente en España. Y ahí es fundamentalmente la agricultura y lo estamos extendiendo a más países. Hemos modificado, por ejemplo, la normativa de asilo en España para que puedan venir personas y ya no solamente por razones humanitarias, sino porque existe un empleador que les da un contrato y un trabajo.
¿Cómo se pueden atajar los asentamientos chabolistas?
Sinceramente, eso es motivo de actuación de la Inspección de Trabajo, porque no se puede aceptar en un país como España, porque, además, claramente estamos abriendo alternativas para que los mecanismos sean ordenados, legales y seguros y con garantías para todo el mundo. Precisamente porque abrimos todas estas vías, hay que ser lo más inflexible posible con este tipo de prácticas irregulares.
El IMV parece una buena medida para la inclusión, pero su aplicación ha estado lastrada por problemas de gestión. ¿Por qué ha sido tan difícil? Y ¿cómo diría que ayuda a familias vulnerables?
El Ingreso Mínimo Vital es una prestación importantísima, fundamental. Pero desplegar una prestación no es nada sencillo y menos una prestación para familias vulnerables, que muchas veces desconocen su existencia o no saben si tienen derecho a ella. Aún así, los resultados son satisfactorios: casi 650.000 hogares la han percibido, eso es el triple que las rentas mínimas autonómicas, que llevan en funcionamiento dos décadas, no tres años. Cualitativamente, para las familias vulnerables es una prestación fundamental porque se adapta a sus distintas circunstancias. Cuantitativamente también es una prestación relevante. Fíjese que en Almería ha llegado a casi 15.000 hogares, más del 6% del total. Son unos hogares que, por ejemplo, han pasado por la etapa de alta inflación que hemos vivido con una revalorización del 15%.
Si tuviera que quedarse con una de las medidas de su área, solo una, ¿cuál diría que es la que más ha beneficiado a más gente y por qué?
¡Es muy difícil elegir sólo una! Cuantitativamente, el blindaje de la revalorización de las pensiones con el IPC, seguramente ha sido la que más relevancia haya tenido, pero también los ERTE y las prestaciones de autónomos que desplegamos durante la pandemia. O el Ingreso Mínimo Vital, y también la reforma del régimen de cotización de los autónomos para que aporten según sus ingresos reales. Hay medidas que quizá tengan menos relevancia cuantitativa, pero para mí también han sido muy importantes. Por ejemplo, el cambio del Reglamento de Extranjería para facilitar la incorporación al mercado laboral de los menores no acompañados y jóvenes extutelados. Ver cómo algunos de estos jovenes nos agradecían ha sido muy emotivo. Me resulta muy complicado quedarme con una.
En relación con el edificio cedido a la Universidad de Almería, con su presencia le ha dado más institucionalidad a lo que es un acto administrativo, ¿por qué?
Una visita del rector en 2020 fue lo que me hizo plantearme la necesidad de modificar la ley para mejorar la gestión del patrimonio de la Seguridad Social, ya que existían muchos inmuebles vacíos que podían ser utilizados por otras administraciones. Es el caso del edificio del Paseo que hemos adscrito a la Universidad de Almería, y que pasará de ser un edificio cerrado a un escaparate de la Universidad en pleno centro de la ciudad. El rector me explicó la situación del edificio y sus planes y fue una de las claves para tomar esta decisión. Por eso quería estar presente en Almería, una ciudad que, además, en la que no había estado como ministro y tenía muchas ganas de visitar.
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