Antonio Garrigues será investido Doctor Honoris Causa por la UAL

Antonio Garrigues Walker, el presidente de honor del mayor despacho de abogados de Europa, será investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Almería, a propuesta del Decanato de la Facultad de Derecho que ha iniciado el  procedimiento administrativo con el fin de que cristalice a los largo del próximo curso académico.

Este reputado jurista fue presidente ejecutivo del despacho que lleva su nombre hasta 2014 en que pasó a presidir también la Fundación Garrigues que alienta intereses relacionados con la investigación jurídica y la obra social.

Su currículum es interminable en todas las materias relacionadas con el derecho y como experto legal en inversiones extranjeras en España y como asesor del Alto Comisariado de Naciones Unidas. Ha colaborado también la lucha contra la corrupción y en el organismo de Transparencia Internacional.

Ha recibido decenas de distinciones, entre ellas la Gran Cruz de Isabel la Católica, Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil y Embajador Honorario de la Marca España. Sus vinculos sentimentales con la provincia de Almería vienen de su infancia, cuando su abuelo, el relator de la Audiencia Territorial de Madrid y oriundo de Totana, Joaquín Garrigues Martínez, compró en 1942 la antigua finca y el Palacio de Los Chávarri en  Marina de la Torre, en la playa de Mojácar, muy cerca de Garrucha, de la que escribe en su libro de memorias de su primera visita que “Garrucha me recuerda por su pobreza y sequedad a La India o a Egipto, con mendigos por las callejuelas y niños harapientos y semidesnudos”. El viejo Garrigues acudía, ya viudo a pasar los largos estíos en compañía de sus hijos y nietos, sobre todo Antonio Garrigues Díaz-Cañabate, que  quedó pronto viudo de la americana Anne Walker. Antonio Garrigues Walker y sus hermanos como Joaquín, quien fuera después ministro de Obras Públicas con Adolfo Suárez, tuvieron en la finca de La Marina y en Garrucha su primer lugar de veraneo. Allí comenzaron a jugar al fútbol en el viejo campo Vista Alegre con la Peña Deportiva con amigos, club al que donaron 25.000 pesetas para levantar las tapias del campo de juego.

Los Garrigues llegaban en junio a La Marina y se marchaban en septiembre al iniciarse el curso escolar. Acudían a bañarse a la playa con Miguel el Mudo, a jugar al balón con Joaquín el Lobo, a pescar galanes en la Piedra Mojaquera con el Gibao, su fiel guardián durante todos esos años de infancia, a saborear el mantecado al corte del heladero ambulante y a machacarse los tobillos en el Viejo Vista Alegre. 

Ha cargado siempre antonio Garrigues, este sabio bonvivant de cuajo americano y aficionado al teatro, con esos días de la infancia en los que la familia  llegaba a una playa lejana desde Madrid, cargados de maletas con camisetas y shorts, después de más de diez horas en un viejo vagón de tren de Postguerra que llegaba hasta Zurgena.

Por eso siempre que llega a Almería, Garrigues se acuerda de aquel niño Garrigues y admite sentirse almeriense, garruchero, “porque nunca fuí tan feliz, como lo fuí de niño en Garrucha”, expresó en una conferencia que impartió en la Cámara de Comercio en 2011, con motivo del 125 aniversario de la institución cameral.

Este estratega del derecho, de maneras educadas y pelo de armiño, ha estado en numerosas ocasiones en la capital para dar conferencias y para abrir despacho en la Puerta Purchena en 2005 que tuvo que cerrar en  2012 ante la crisis y el descenso de ingresos.

 Garrigues inauguró también las actividades de la Fundación para la Excelencia Empresarial (FAEEM) en 2007, dio en 2015 una pontencia  sobre el futuro de la abogacía y apadrinó a Francisco Martínez-Cosentino cuando fue investido Doctor Honoris Causa por la UAL, como le ocurrirá a él mismo dentro de unos meses en ese mismo Paraninfo, frente al mar de Almería.