Colarse en las instalaciones de IKEA Almería antes de que abra sus puertas es, sin duda, el deseo de muchos de los almerienses que llevan más de un año esperando la apertura de puertas. Ahora que está a punto de abrir, los periodistas (que a veces tenemos esas ventajas) recorremos los pasillos de esta instalación para conocerla.
A pesar de que el concepto almeriense sea un IKEA XS, que todo el mundo tenga claro que lo que van a encontrar dentro de esa nave azul es una tienda como la que ya han visitado en otros sitios. “Es una tienda de IKEA” como repetía continuamente la directora de la misma, Mónica Martín, que fue la encargada de recibirnos nada más subir las escaleras mecánicas. Eso sí, allí en exposición y almacén “solamente se encuentran el 50% de los productos que están en catálogo” pero por todo el espacio “hay puntos digitales en los que verlos todos y encargarlos para que lleguen a tienda o a casa en 24 horas”. A pesar de esto, hay 5.300 productos allí.
Es verdad que se trata de una tienda IKEA pero para nada es como todas. Este espacio cuenta con un elemento que ninguna más tiene: la luz de Almería. Y es que, la ubicación de este espacio comercial ha permitido a la empresa sueca que el edificio esté plagado de grandes ventanales por los que se cuela la luz natural dotando a la parte de exposición de mobiliario de una imagen mucho más cercana a la de un hogar almeriense.
Y teniendo claro desde IKEA que esto era algo que tenían que explotar, la tienda de Almería es la primera que cuenta con terraza. Una zona central, a la que se accede tanto desde el espacio expositivo como desde el restaurante, en el que los clientes que acudan pueden sentarse a descansar y a comer las tradicionales albóndigas, el codillo o endulzarse con los rollitos de canela.
Precisamente esta zona de restauración, que abrirá al público de 9.30 a 21.30 horas a pesar de que la tienda lo hace de 10 a 22, también es algo diferente a la que se encuentra en otros espacios comerciales de esta franquicia de mobiliario y elementos del hogar. Aquí encontramos una zona denominada Deli Sueco en la que hay 250 plazas para poder comer, en la que todo se pide a través de autopago y en la que al llegar a la barra, directamente te dan tu bandeja con todo el pedido.
En marcha
Los fogones ya estaban encendidos para atender a los trabajadores. De cerca vimos los rollitos de canela, aún calientes.
Otra de las cosas en la que Almería es pionera, y así lo explicaba Martín en la visita, es en centralizar (literalmente porque está justo en el centro de la zona de exposición) la zona de planificación de las viviendas. Hasta ahora, salvo Tarrasa, los especialistas que ayudan a los compradores a planificar o diseñar el mobiliario de las diferentes habitaciones, se ubicaba en cada zona de exposición, pues bien, ahora a través de cita previa, en un mismo punto se puede planificar toda la vivienda.
Más allá de ser pioneros, IKEA Almería también cuenta con detalles que demuestran que es de aquí, que es almeriense. Para ello, y así lo explicaba Mónica Martín, “en todos los espacios de la exposición en los que las ventanas no son los ventanales, se han colocado imágenes de Almería según el ambiente que se ha querido crear”. Así, encontramos imágenes del centro de la ciudad como la Plaza Vieja, la Plaza de la Catedral o el Cabo de Gata.
Pero este espacio quiere ser un punto de encuentro entre la cultura sueca y la almeriense. Así, en las cocinas lo mismo encuentras recetas de col que una de migas o de risotto con gama roja. Pero sin duda, lo mejor, la copa con el americano y su receta. Eso sí, el secreto del Quiosco Amalia no lo tiene, eso ya se lo quedan ellos.
Se trata de un espacio comercial atractivo, con los clásicos de la franquicia sueca pero con una adaptación al clima y carácter almeriense.
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