Como buen corredor de fondo, Diego Luis Valera Martínez (Huércal-Overa, 1967) ha construido desde hace 30 años una sólida y brillante carrera docente e investigadora en la Universidad de Almería (UAL), en un humilde despacho desde el que ahora pretende alcanzar la meta más alta: el Rectorado. Doctor Ingeniero Agrónomo por la Universidad de Córdoba, es catedrático del Departamento de Ingeniería de la UAL, y aunque ha sido vicerrector de Investigación e Innovación con el equipo del actual rector, Valera se define como el candidato del cambio.
¿Considera adecuada la fecha decidida por el Consejo de Gobierno para las elecciones a rector el próximo 6 de octubre?
Lo razonable es que hubieran sido antes de los exámenes de junio, como han hecho otras universidades, como Granada y Jaén, por ejemplo. Estamos en una institución académica y el nuevo equipo de gobierno debería haber entrado con el nuevo curso para no ver hipotecado su primer año de mandato.
Desde nuestra candidatura vamos a hacer todo lo posible para que haya una participación elevada, porque eso reforzará el resultado de las elecciones, sea cual sea. Pero parece que ponerlas un viernes, cuando no hay clases en las facultades de Ciencias de la Educación y Derecho, dificulta bastante la participación normal en estos centros.
Usted ha sido miembro del equipo de Carmelo Rodríguez, pero ahora se define como candidato del cambio. ¿Qué diferencias marcan su proyecto?
Yo mantengo un profundo agradecimiento al rector saliente por haberme dado en su día la oportunidad de aportar mi granito de arena al desarrollo de la investigación de nuestra universidad, y haber podido adquirir una experiencia muy valiosa en primera línea de gestión.
Las dos candidaturas que concurrimos al Rectorado somos muy diferentes en fondo y forma. Tanto en lo que queremos hacer y, sobre todo, en cómo queremos hacerlo. Nuestra candidatura se ha conformado de abajo a arriba, con una participación masiva de la comunidad universitaria, y especialmente de dos sectores que muchas veces han sido desplazados de la toma de decisiones como son el estudiantado y el PAS.
Si usted es el cambio, el continuista es...
El continuismo y el cambio son dos opciones igual de legítimas en democracia, dicho lo cual todo el mundo ha visto que las personas que quieren un soplo de aire fresco y caras nuevas se han acercado a nuestra candidatura, mientras que quienes han tomado todas las decisiones estratégicas durante los últimos ocho años están impulsando la candidatura de Pepe Céspedes. Lo que está claro es que nosotros representamos el cambio en la Ual, hay cosas que se han hecho bien pero otras no, y habrá que cambiarlas.
¿Qué debe cambiar?
Respetamos enormemente a quien piense que el modelo actual debe continuar otros seis años, pero creemos que la mayoría de la comunidad universitaria quiere abrir una nueva etapa, donde exista un mayor cogobierno, donde avancemos en transparencia, en igualdad de trato y en eficiencia. Ahora mismo la burocratización irracional de nuestra universidad y la verticalidad en la toma de decisiones están mermando nuestra capacidad de crecimiento.
Usted también ha sido compañero en el equipo de gobierno de su rival, José Céspedes. ¿Cómo es su relación con él?
Ambos somos compañeros por encima de todo, y la relación es buena y de respeto mutuo, aunque no coincidamos en nuestra idea de universidad. Nosotros apostamos por un cambio en positivo, y sin embargo el modelo de mi compañero a todas luces es un modelo continuista que entendemos que ya está agotado.
Tras las elecciones al Claustro, tanto usted como Céspedes vinieron a considerarse ganadores. ¿Se ve usted ahora favorito?
Que una candidatura ajena al poder, como la nuestra, obtuviera un apoyo tan elevado en el Claustro no deja de ser una novedad en nuestra universidad. Las listas que apoyamos en su momento, obtuvieron la mayoría en el sector del profesorado doctor con vinculación permanente, si bien es cierto que por un escaso margen.
Creo que en este momento no tiene mucho sentido hablar de favoritos cuando queda todo por saberse, qué equipos acompañarán a cada candidato, qué programa defiende cada uno… Esto es lo realmente importante, porque las elecciones rectorales no van de buenos y malos, ni de filias y fobias particulares. Sino de hacia dónde queremos que camine nuestra universidad durante los próximos años.
¿Dónde espera conseguir más apoyos?
Nosotros aspiramos a representar los intereses y las necesidades de la mayoría de la comunidad universitaria, y, por tanto, a ganar en los tres sectores que la componen. Nuestra intención es ganar en lo tres colectivos.
Usted ha criticado la aprobación de una nueva Relación de Puestos de Trabajo (RPT) a última hora del mandato de Carmelo Rodríguez. ¿Cree que esto le perjudicará si es elegido rector?
Nuestro compromiso firme es muy claro en este sentido: vamos a aprobar una nueva RPT, consensuada con todos los servicios, durante el primer año de mandato. Creo sinceramente que en ocho años ha habido tiempo más que suficiente para aprobarla. Al final, por hacerlo a última hora, deprisa y corriendo, se ha aprobado una RPT que no convence a la mayoría de las personas afectadas, y que no guarda ninguna relación con la nueva etapa que debe abrirse en la universidad y las necesidades que eso conlleva. Es incomprensible, pero no se ha valorado la profesionalidad del PAS. Hacerlo en tiempo de descuento no me parece lo más adecuado, se debe hacer una RPT en la que la mayoría de trabajadores esté de acuerdo, más de consenso. Se está hipotecando la capacidad de decisión del nuevo equipo y obliga a hacer una modificación.
¿Cuáles serán sus grandes objetivos y retos como rector?
Hay bastante por hacer. Lo más urgente es adecuar la estructura y el funcionamiento de la universidad al momento que estamos viviendo actualmente. Esto tiene una dimensión horizontal (gestión del día a día, mapas de titulaciones…) y también vertical (cogobierno, humanización de la administración, profesionalización, proyección internacional, acercar la universidad a toda la sociedad, conseguir una igualdad efectiva). Tenemos que hacer un mayor acercamiento a la sociedad.
Para ello hemos creado grupos de trabajo que aborden las prioridades de nuestra institución, como son: administración eficiente, igualdad e inclusión, tecnologías disruptivas, sostenibilidad ambiental y campus universitario.
¿Cómo afectará la adaptación de la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU) a la UAL?
Ahora mismo hay una gran incertidumbre, algo que evidentemente preocupa a los miembros de la comunidad universitaria. Nosotros queremos dar todas las certezas posibles en un contexto como este. Por eso estamos trabajando todos los aspectos novedosos de la LOSU de forma exhaustiva en los diferentes grupos de trabajo que están participando en la elaboración de nuestro programa de gobierno. Por ejemplo, las políticas de profesorado y la organización docente van a ser claves en este período de transición. Y si algo tenemos claro es que queremos que la implantación de la LOSU sea debatida y consensuada con la comunidad universitaria. Para ello queremos darle una importancia mucho mayor al Claustro, para que participe en los desarrollos normativos de la UAL.
¿Le parece adecuado el mandato de seis años que fija la LOSU para los rectores?
A mí en particular me gustaba más el modelo de cuatro más cuatro, porque permitía una mayor fiscalización del equipo de gobierno que pretenda presentarse a la reelección. Los seis años pueden hacerse muy largos si no se articulan nuevos mecanismos de control democrático dentro de la universidad. Por ejemplo, nosotros proponemos en este sentido que el informe del rector no solo se exponga, sino que se vote en el Claustro.
Su equipo ha pedido la participación de la comunidad universitaria para elaborar su proyecto… ¿Cómo se está desarrollando este proceso?
Está siendo espectacular. Llevamos bastantes meses trabajando de forma colectiva en la conformación de este proceso participativo, un proyecto novedoso en la UAL, que nace de abajo a arriba. Y nos ha sorprendido gratamente la buena acogida que ha tenido. Ahora mismo hay más de 300 personas trabajando en diversos grupos de trabajo en la elaboración de nuestro programa de gobierno. La participación de la comunidad universitaria en la toma de decisiones sobre el futuro de nuestra institución siempre es una buena noticia. La respuesta entre estudiantes y personal administrativo ha sido espectacular. Y además, se palpa en el ambiente universitario una idea de cambio.
¿Qué le parece que su rival al Rectorado, José Céspedes, también haya iniciado un proceso similar?
Si el otro candidato lo está haciendo me alegro mucho, porque la participación es fundamental. Esto es todo un hito en la historia de la UAL, y cómo no, también nos alegramos de que haya marcado tendencia.
¿Qué hará al frente de la UAL para que siga ganando prestigio?
La universidad ha crecido enormemente, ha contribuido en gran medida al desarrollo de la ciudad y la provincia y se ha avanzado muchísimo; ya es una universidad de prestigio porque ha logrado grandes avances en los últimos años, pero también es cierto que en la actualidad existe cierto nivel de estancamiento, con un proyecto que ya se percibe agotado.
Para cumplir con las funciones estatutarias de la Universidad, tenemos que responder a las demandas de formación de una sociedad que está cambiando a una velocidad vertiginosa, tenemos que mejorar la inserción laboral de nuestros egresados, avanzar en el desarrollo de titulaciones internacionales conjuntas, profesionalizar y humanizar la administración, poner a disposición de la sociedad almeriense todo el conocimiento que estamos generando, acompañar la modernización de nuestro tejido productivo, etc. La Universidad de Almería debe ser la punta de lanza de la transición ecológica y digital de nuestro territorio, y debemos ser ejemplo de igualdad e inclusión.
¿Y para impulsar la investigación?
La Universidad de Almería cuenta con una excelente plantilla de investigadoras e investigadores, con extraordinarios grupos y centros de investigación, y de hecho somos líderes en determinados ámbitos del conocimiento a nivel estatal y muy reconocidos a nivel internacional. Hay que seguir potenciándola, aunque hay que subsanar algunos problemas, porque queremos dar certidumbre para mejorar. En concreto, hay una sobrecarga administrativa brutal, en la universidad en general y en concreto en la gestión de la investigación. Tenemos que mejorar todos los procesos y ayudar para que se dedique el tiempo a la docencia y la investigación, y no se tenga que hacer un sobresfuerzo de papeleo excesivo.
En cualquier caso, queremos apoyar toda la actividad investigadora, independientemente de la rama de conocimiento o el tipo de investigación, puesto que en los últimos meses se está mirando únicamente hacia la investigación aplicada. Hay que atender a cada grupo de forma equitativa, según sus necesidades.
Además de como vicerrector de Investigación, usted también ha tenido un papel protagonista como impulsor e investigador en el sector agrícola.
Soy ingeniero agrónomo, llevamos 30 años trabajando codo a codo con el sector, hemos hecho grandes avances y hemos apoyado a los agricultores y a los empresarios agrícolas desde siempre en la UAL. Y ha habido un mutuo acompañamiento en el crecimiento de la agricultura almeriense y el de la universidad. Somos muy reconocidos a nivel internacional por la pujanza de la propia plantilla investigadora de la UAL y del sector. Al ir de la mano, somos líderes en muchas convocatorias y captación de recursos para la investigación.
¿Qué otros objetivos se plantea?
Nos preocupa mucho la idea de una administración universitaria mucho más humanizada, la ética del poder, y el trato equitativo a todas las personas. Además, queremos dotar la estructura de la universidad para mejorar la transferencia del conocimiento, y conseguir una mayor inserción laboral de nuestras egresadas y egresados.
También tenemos que ir avanzando en un desarrollo estatutario que permita más proyección internacional, fomentar titulaciones internacionales, nuevos títulos adaptados a las demandas de la sociedad actual.
De la misma forma, es evidente que nos jugamos mucho en el nuevo modelo de financiación, que la forma de implantar la LOSU determinará en gran medida… Y, por otra parte, tenemos presente el gran reto de asegurar el relevo generacional, que nos pone en una situación muy complicada que no está siendo suficientemente atendida. Tenemos una plantilla muy envejecida, habrá que abordarlo.
Además, hay cuestiones específicas que queremos poner encima de la mesa, como la simplificación de procesos y procedimientos administrativos, su digitalización y automatización, así como la creación de oficinas conjuntas para unificar trámites.
Si usted es elegido, acabaría su mandato al filo del 2030. ¿Cómo se ve en ese año?
Me gustaría que, si soy rector de la UAL, al echar la vista atrás al finalizar el mandato pueda sentirme orgulloso de todos los logros que hemos conseguido juntos, trabajando unidos hacia un horizonte común, que la institución hubiera crecido como referente de la mano de todas las personas que componen la comunidad universitaria. Creo que en un tiempo de profundos cambios como estamos viviendo en España y en Europa, la UAL puede y debe jugar un papel destacado en el desarrollo sostenible de nuestra sociedad y de nuestra economía.
Para ello, queremos mantener y potenciar todo lo bueno que ya tenemos, hacer lo que no se ha hecho, y cambiar lo que no funciona. En definitiva, lo que planteamos es un cambio en positivo.
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