Ousmane Berthe, más conocido como 'Berete' por amigos y compañeros, advierte desde el primer momento que quiere centrar este artículo en su tesis sobre la mutilación genital femenina, por la que acaba de convertirse en doctor en la Universidad de Almería con sobresaliente 'cum laude', y no en su vida. "Mi vida ya la conoce todo el mundo, lo que quiero de verdad es difundir la gravedad de la mutilación para ayudar a evitar que esta práctica aberrante continúe, así como dignificar la vida de mujeres en riesgo y supervivientes, dándoles voz en la comunidad científica internacional”, dice.
Y es que a sus 31 años, Berthe parece cansado de mostrarse ante los medios de comunicación como un ejemplo de superación personal, por mucho que efectivamente lo sea, y de explicar cómo ha pasado de llegar a Almería en patera hace 15 años sin hablar una palabra de español a superar la ESO, el Bachillerato, graduarse en Enfermería en la UAL, completar dos másteres oficiales y finalmente convertirse en doctor.
Y todo ello teniendo en cuenta que tras la graduación no ha parado de trabajar en centros de atención primaria y hospitales de la provincia: en la actualidad es enfermero de la Unidad de Cuidados Críticos del Hospital de la Inmaculada de Huércal-Overa, donde también trabaja su mujer, la cirujana Sara María López. Muy pronto, la pareja tendrá su primer hijo.
Aunque 'Berete' ya es español y tiene la nacionalidad española, con esta tesis y con su discurso demuestra ante todo que le duele África, y el país que le vio nacer, Costa de Marfil, no ya solo por la persistencia de 'costumbres' tan repugnantes como la ablación del clítoris, sino también por la discriminación que en la mayoría de países africanos sufre aún la mujer.
"Me gustaría que mandaran las mujeres"
"Me gustaría que algún día en África mandaran las mujeres", nos dice ya en tono más relajado tras la entrevista, a la salida de la Facultad de Ciencias de la Salud de Almería, donde se ha formado como enfermero. Y bromea asegurando que él mismo está dando ejemplo: "En mi casa manda mi mujer", afirma entre risas.
Volviendo a su tesis y a la seriedad de su planteamiento, el del análisis de ‘la mutilación genital femenina desde la perspectiva de supervivientes subsaharianas residentes en España’, 'Berete' plantea que su objetivo es visibilizar la existencia de "una práctica aceptada culturalmente, así como sus consecuencias, para intentar que se cree un protocolo que ayude a las mujeres y que evite que se siga extendiendo".
Hay que tener en cuenta, como plantea en su trabajo, que aproximadamente 200 millones de mujeres y niñas se han sometido a la mutilación genital femenina en todo el mundo. En España, se estima que entre el 9 y el 15 % de las niñas de entre 0 y 18 años corren el riesgo de sufrirla. Y hace dos años se dio a conocer en la UAL un estudio que revelaba que en Almería había identificadas unas 500 niñas en situación de riesgo por pertenecer a etnias en que se practica.
Berthe asegura que hay países, como Mali, donde aún la sufren el 80% de las mujeres, y que en Costa de Marfil puede llegar al 50%. "Sin embargo, nadie se atreve a hablar, a pesar de ser una práctica aberrante -basada en el mito de que las mujeres mutiladas serán puras y no infieles-, que no está basada en ninguna religión y que solo produce perjuicios, problemas en el embarazo, en la menstruación, en el parto y en las relaciones sexuales, pues elimina el placer", plantea.
Un activista
Ousmane se declara un "activista" contra la mutilación y afirma que seguirá investigando sobre ella, después de haber entrevistado para su tesis a 13 mujeres de Almería de 18 a más de 50 años que la han sufrido, y a quienes quiere agradecer su colaboración, puesto que no le ha sido fácil que hablen de este problema por ese tabú cultural que todavía existe, sobre todo entre las que han nacido en África. "El objetivo de las mujeres con las que he hablado ha sido sobre todo intentar que ellas sean las últimas en sufrir la mutilación, y evitar que lo que les pasó cuando eran niñas le pase también a su hijas o nietas". explica.
En este punto, el doctor Berthe vuelve a lamentar la discriminación de la mujer africana, que también se demuestra con esta práctica, o con matrimonios de conveniencia, igualmente todavía habituales. "Me choca mucho la diferencia cultural entre Europa y África respecto a la mujer. Allí sigue siendo invisible, parece que no forma parte de la sociedad", se lamenta.
La tesis expone que las sobrevivientes de la mutilación que viven en Europa son conscientes de que es una práctica que viola los derechos humanos "pero que persiste debido a un sistema de falsas creencias arraigadas en las tradiciones familiares y el engaño que oculta la realidad a las niñas o las obliga a someterse a la práctica". Y concluye que la naturaleza ritualista de la mutilación genital y la amenaza de exclusión social a la que se enfrentan las mujeres que no se la han practicado contribuye a su persistencia en la actualidad.
Para terminar con su trabajo, Berthe ha querido expresar su "profundo agradecimiento" a sus dos directores de tesis, el catedrático Cayetano Fernández Sola y y José Manuel Hernández Padilla, director del Departamento de Enfermería de la UAL, así como a Tomasa García, quien ha sido su tutora desde que ingresara en el centro de menores de Piedras Redondas.
Dispuesto a estudiar Medicina
Tras llegar a Almería en patera en 2008, -solo, sin familiares y sin hablar nada español- y confirmarse que era menor de edad -tenía 15 años- Berete fue enviado al centro de menores de Piedras Redondas. Allí, como a todos sus compañeros de travesía, le preguntaron para qué había venido a España. Mientras el resto respondía que para jugar al fútbol, trabajar o ganar dinero, él contestó muy serio: "He venido para estudiar". Y como mantiene ahora, y ha demostrado en estos años, era la pura verdad.
"Tras salir de mi país y después de sufrir su primera guerra civil, yo quería estudiar aquí para ser enfermero y ayudar a la gente", proclama. Berete fue superando obstáculos, el primero el idioma, y todos los cursos hasta doctorarse. Pero también tiene claro que este no es el fin de su formación, pues tiene la intención de estudiar Medicina. "Es difícil, porque hay pocas plazas, pero nunca se es mayor para hacer algo si tienes pasión y la seguridad de querer hacerlo", afirma, siempre sonriente y con convicción.
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