Ayuntamiento de Almería y Delegación de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en Almería han retomado las conversaciones para que el Torreón de San Miguel de Cabo de Gata pueda pasar a manos municipales y proceder a la rehabilitación que para este espacio tiene previsto el Plan Turístico de Grandes Ciudades desde hace ya algunos años.
Explica el concejal de Turismo, Conexiones y Promoción de la Ciudad, Joaquín Pérez de la Blanca, que ya se ha reunido con el delegado de Medio Ambiente, Manuel de la Torre, para analizar algunos fallos que se habían encontrado en la solicitud de cesión presentada ante el ente autonómico el pasado 4 abril.
Espera de esta manera Pérez de la Blanca que se pueda desbloquear el procedimiento administrativo de forma que “en el último trimestre de este año 2023” se pueda finalizar y ejecutar la cesión del espacio para su rehabilitación.
Hay que tener en cuenta que esta actuación es una de las destacadas dentro de este plan de mejora turística para la ciudad de Almería y que, sobre todo, supondría un importante empujón para el barrio de Cabo de Gata que desde hace años reclama que se convierta en un espacio restaurado y en uso como importante emblema patrimonial de toda la zona.
Más allá del visto bueno de la Junta de Andalucía, dentro de la tramitación administrativa tiene que respaldar la cesión de uso, nunca de la propiedad, la Dirección General de Costas en representación del Ministerio de Transición Ecológica que es el titular, aunque en los últimos tiempos siempre se ha mostrado proclive a ello ya que permitiría rehabilitar un inmueble que acumula deterioro y para cuya restauración no tienen fondos previstos.
Proyecto
Hay que tener en cuenta que para la rehabilitación de este espacio se realizó un concurso de ideas que quedó listo en el año 2018 y en el que participaron 99 estudios de arquitectos. Este proceso lo ganó el estudio de arquitectura ‘Cano Lasso’ con un diseño en el que se ponía en valor la torre en su entorno natural sin mayores añadidos. Una actuación mínima que conectaba este bien patrimonial con todo el entorno de la playa natural de Cabo de Gata y la zona en la que se enclava.
Pero es que la idea de rehabilitar este espacio no es algo nuevo sino que lleva en la agenda municipal desde el año 2008. Fue entonces cuando los vecinos de la zona reclamaron su gestión a través de un consorcio. El Ayuntamiento entonces esperaba que se le pudiera ceder por el Estado que tenía las competencias casi sin problemas, pero tras analizar la petición, la Dirección General de Costas decide que para poder hacer de forma legal la concesión administrativa del edificio, tenía que publicarlo en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) y someterlo a las alegaciones de la gente. Era ya diciembre de 2010 cuando ese proceso administrativo se cierra sin alegaciones y todo queda en manos de Costas.
Mientras desde el área de Turismo municipal ya se había hecho hasta un fotomontaje del proyecto de rehabilitación. En él, desaparecía la muralla que une los torreones pequeños y que es de reciente construcción, para dejar todo diáfano, restaurando tanto las pequeñas torres y el torreón e iluminar esta zona de paseo.
Tras todo el proceso, cambian las competencias y queda en suspenso quien tiene que dar la cesión al Ayuntamiento, desde la Delegación de Medio Ambiente solicitaron más documentación ya en octubre de 2011.
Ante la situación y la negociación con el Obispado de Almería para rehabilitar la iglesia de Las Salinas, el Ayuntamiento abandona este proyecto y decide ubicar en este edificio la oficina de turismo que iba a abrirse en el torreón que seguirá olvidado hasta el Plan Turístico de Grandes Ciudades.
Una de las torres vigías del litoral almeriense
Este Torreón de San Miguel de Cabo de Gata que se quiere rehabilitar forma parte de las torres vigías de protección que se ubican a lo largo del litoral almeriense.
Su construcción data del siglo XVI, aunque tuvo que ser reconstruida en el XVIII tras caer en un terremoto.
Se trata de todo un símbolo de este barrio almeriense pero que lleva sin uso desde mediados de los 90 cuando la Guardia Civil se trasladaba a su nuevo cuartel, y casi desde el primer momento los vecinos pidieron un uso para esta torre histórica a cuyo amparo creció y consolidó el barrio.
Con la pena consiguiente, los vecinos y habituales de Cabo de Gata han visto su deterioro.
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