Si hay una imagen que puede definir a la provincia de Almería en el exterior junto a sus playas vírgenes esa es sin duda la del ‘mar de plástico’, la mayor concentración de invernaderos solares del mundo, en la comarca del Poniente. Pero cabe preguntarse si esta potente metáfora transmite un mensaje positivo que defender y proteger o si, por el contrario, de ella se desprenden connotaciones perjudiciales para la provincia, relacionadas por ejemplo con el supuesto impacto a la naturaleza y la acción contaminante que se desprende de la palabra ‘plástico’.
Estas son algunas de las cuestiones que se ha planteado Javier Martínez González (Barakaldo, 1977) en su tesis doctoral ‘Del mar de plástico a la Amazonia protegida: un estudio sobre la redefinición del marco en la comarca agrícola del Poniente de Almería’, que ha defendido recientemente y que ha obtenido la máxima calificación académica -sobresaliente Cum Laude con opción a premio extraordinario- en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).
En la tesis, el autor, que ha trabajado como periodista en Almería en diferentes fases desde 2005, plantea claves comunicativas al sector hortofrutícola y a las instituciones de la provincia a partir del estudio de caso de la agricultora y divulgadora agrícola de El Ejido Lola Gómez Ferrón, la primera empresaria de la provincia que ha organizado visitas guiadas a los invernaderos a través de su empresa ‘Clisol Turismo Agrícola’, y a quien Martínez considera, además de pionera en esta faceta comunicativa tan relevante, como una "visionaria".
Una visionaria
"Lola es una visionaria porque supo ver antes que nadie la importancia de modificar el campo visual, de mostrar el interior de los invernaderos a los visitantes para informar acerca del actual modelo agrícola almeriense en una comarca marcada por su cuestionado pasado” -dice, en referencia sobre todo a la complicada integración de los inmigrantes que han proporcionado mano de obra a la agricultura, que ‘explosionó’ en los episodios de El Ejido del año 2000.
La tesis refleja que, desde su experiencia como agricultora, Gómez Ferrón interpreta el Poniente almeriense y el ‘modelo Almería’ desde dentro de los invernaderos, y lo presenta en público como una ‘Amazonia protegida’ y no como un ‘mar de plástico’, una nueva metáfora que le sirve “de matriz conceptual para redefinir el marco territorial y también su agricultura en invernaderos con un relato de agricultura sostenible", explica su autor a La Voz de Almería.
“En ese relato, los invernaderos son convertidos en ‘hogares’, los agricultores en los ‘padres’ de unas plantas a las que educan como si fueran sus ‘hijas’, los insectos en los ‘aliados’ frente a las plagas, y el plástico en la ‘tecnología’ que protege ese hogar”, detalla Martínez. “Es inteligente, porque en el marco conceptual que establece la metáfora ‘las plantas son personas’, por ejemplo, sería extraño pensar que los agricultores, vistos como padres, no desean siempre lo mejor para sus hijas, las plantas”, aclara el autor de la investigación.
Javier Martínez viene a plantear que Lola Gómez Ferrón ha contribuido con su labor divulgadora a diseccionar esa fotografía del plástico que cubre el Poniente almeriense, para mostrar que bajo él ahora no solo existe en su lugar un rico y exuberante vergel labrado con el esfuerzo y el trabajo de miles de agricultores en las últimas décadas, sino que también ha sido posible gracias a la ciencia, a la investigación y a la aplicación de tecnologías de última generación que nada tienen que envidiar a las utilizadas por las naves con que la NASA capta las espectaculares imágenes de la zona.
Una metáfora dañina
Tanto Javier Martínez como la propia Lola Gómez, coinciden en señalar que "la metáfora ‘mar de plástico’ hace mucho daño a este territorio y a su agricultura". "En mi opinión, debería generarse una marca territorial para el Poniente de Almería que pivotase sobre esa idea central del ‘gran vergel’, de la ‘selva’ o de la ‘Amazonia protegida’ de Andalucía. Porque remite al receptor a lo que es el territorio agrícola y no a lo que aparenta. Una marca que podría utilizarse como seña de identidad colectiva, y a través de estas visitas guiadas mostrar los avances de esta agricultura, como el control integrado de plagas o la elevada eficiencia que demuestra en el uso del agua para el regadío, avances que merecen la pena ser contados y que debieran ser motivo de orgullo para todo almeriense", añade Martínez.
El nuevo doctor, que ha empleado años de trabajo y de visitas al Poniente en la realización de su tesis, también con mucho corazón, como vino a decirle el tribunal que le evaluó, concluye señalando que su investigación constata que “las visitas guiadas que organiza Gómez Ferrón se convierten en una experiencia informativa memorable, porque todas las personas la recuerdan casi un año después, que permite mejorar la percepción sobre el Poniente de Almería entre los visitantes, y cambiar algunas opiniones preconcebidas acerca de su agricultura en invernaderos, todas ellas en un sentido positivo para el interés provincial”.
“Mi tesis refleja, en definitiva, que esta comarca agrícola de Andalucía no es únicamente un laboratorio hortofrutícola y de carácter social. Es también un escenario idóneo, por su configuración territorial, donde poder aplicar futuras iniciativas de comunicación que entronquen con el encuadre estratégico para revertir su negativa imagen pública”, concluye el nuevo doctor, que durante sus estancias en los invernaderos Gómez Ferrón ha encuestado a cerca de 200 visitantes.
Un cambio de marco en el relato de la agricultura intensiva y el modelo Almería
Además de reconocer el mérito investigador del trabajo de Javier Martínez, y de suscribir prácticamente cada línea, Lola Gómez Ferrón admite que este estudio en profundidad de su labor y de su empresa le ha hecho también “ser consciente” de que sus visitas guiadas en realidad suponen un “cambio de marco” en el relato de lo que es y lo que significa la agricultura intensiva almeriense, al ofrecer una realidad distinta a la esperada, una interpretación que en la mayor parte de los casos no encaja con la idea preconcebida del visitante ni con la metáfora del mar de plástico, sino mucho más con el concepto de vergel que ella promueve.
“Lo que hago es cambiar la percepción de la gente, que muchas veces viene ‘superobsesionada’ con el plástico pero que al final se va con una imagen distinta”, que no es otra que la de una agricultura de vanguardia, que usa modernos sistemas de riego que ahorran agua al máximo, o que utiliza insectos contra las plagas en lugar de insecticidas. “Uno de los grandes problemas del sector que he podido apreciar durante los últimos 22 años -cuando empezó con las visitas- es que el grueso de los agricultores sigue sin trabajar en la imagen”, algo que ella considera “vital, porque hoy todo es marketing”.
De ahí a que además de estar orgullosa de que su trabajo haya sido objeto de una investigación académica tan profunda como la realizada por Javier Martínez, tenga la esperanza de que esta tesis, además, “pueda marcar un antes y un después respecto a las prioridades del sector”, en ese sentido del cambio de marco que ha significado su reinterpretación del territorio y del modelo agrícola almeriense. Y además asegura que el trabajo de Javier Martínez le servirá a ella misma para “pulir y moldear” su propia narrativa en las visitas.
Unas visitas que han sufrido también el parón de la pandemia, pero que ya se recuperan. Tras alcanzar las 12.000 en 2019, Gómez Ferrón confía en que este año sean unos 11.000 los visitantes -entre ellos estudiantes de universidades de todo el mundo- que puedan disfrutar de un fantástico viaje en el tiempo que las traslade desde el mar de plástico que ellos pretenden observar a esa fértil Amazonia protegida que ella les muestra.
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