Marruecos ha vivido esta pasada noche una auténtica catástrofe después de registrar el mayor terremoto de su historia, un seísmo de magnitud 7 en la escala Richter que, según las últimas cifras oficiales, aportadas por el Ministerio del Interior del país, ha dejado ya más de 800 muertos y casi 700 personas heridas.
El seísmo, que se produjo unos minutos antes de la medianoche en la hora local (una hora menos que en España) tuvo su epicentro en la provincia de Al Hauz, a tan solo 70 kilómetros de la popular ciudad marroquí de Marrakech, donde en ese momento se encontraba un grupo de cuatro jóvenes almerienses que disfrutaban de sus vacaciones en tierras africanas.
Jakub Wilmanowicz, periodista polaco afincado en almería, y sus tres amigos, Daniel, Alejandro y Khalid, se encontraban en plena ruta por el país alauita, llegaron a Marrakech el mismo viernes tras su paso por la ciudad de Casablanca. Durante las horas centrales del día tuvieron la oportunidad de adentrarse en el espectacular desierto de Agafay y lo que estaba siendo un viaje idílico se tornó en una pesadilla pasadas las 23:00 horas.
El seísmo
Los cuatro jóvenes se disponían a cenar unos tradicionales pinchos en la Plaza Jamaa el Fna cuando, a las 23:11 horas, sintieron un estruendo "tremendo" y vieron como una avalancha de personas corría desde las minúsculas calles de la medina hasta la plaza principal de la ciudad, un espacio abierto y de grandes dimensiones que se convirtió en el mejor refugio contra el seísmo para miles de vecinos de la ciudad y visitantes.
"Estábamos sentados para cenar unos pinchos cuando de repente escuchamos un estruendo fortísimo. Todo comenzó a moverse durante unos cinco o seis segundos, el suelo temblaba y sonó como si explotase una bomba", detalla Jakub Wilmanowicz a LA VOZ desde Marrakech. Y continúa: "Nos llevamos un susto tremendo, comenzamos a ver a mucha gente corriendo desde el interior de la medina hasta la plaza y nuestra primera reacción al verlo fue hacer lo mismo. Es que parecía un atentado, como si hubiese explotado algo", apunta el joven.
La incertidumbre se apoderó del grupo de almerienses y de gran multitud de personas, pues el terremoto que acababa de producirse en el país vecino sacudió con mucha dureza a toda la provincia de Al Hauz y se notó con gran intensidad en la ciudad de Marrakech, a pesar de que la peor parte se la ha llevado un área de la cordillera del Atlas situada al sur de la ciudad turística y la gran mayoría de vícitmas se concentran en la zona rural de la citada provincia de Al Hauz.
Después de que pasará el temblor, los jóvenes almerienses, que iban atabiados con la elástica del conjunto rojiblanco, se quedaron en la plaza y ante sus ojos solo había temor y muchos escombros. "Había muchísima gente, mucho miedo, había muchos escombros y muy poca policía y pocas ambulancias", señala el joven, quien junto a sus compañeros recibió un aviso de que no podrían volver al Riad donde se hospedaban hasta dentro de unas horas
"Al final pudimos volver a las tres de la madrugada al Riad y allí hemos pasado la noche. Yo especialmente no he podido pegar ojo después del susto y pensando que podría haber otras réplicas, pero al final no ha vuelto a ocurrir ningún seísmo", detalla Wilmanowicz, quien explica que hoy han dado una vuelta por la ciudad y la situación sigue siendo dramática.
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