Un lugar al que llamaban ‘Las Tres Tumbas’

El viejo campo de fútbol de La Chanca es hoy una ruina bajo el cerro

Imagen actual de lo que fue el campo de Las Tres Tumbas, en el cerro de la Chanca.
Imagen actual de lo que fue el campo de Las Tres Tumbas, en el cerro de la Chanca. La Voz
Eduardo de Vicente
20:04 • 09 sept. 2023

Subiendo por la calle Cordoneros, al llegar a la altura de la antigua Plaza de Moscú, aparece a la izquierda una avenida llamada Madre María Micaela, que va ascendiendo en una pendiente suave hasta desembocar en las entrañas de los cerros más profundos del barrio de la Chanca. Antes de llegar a la zona conocida como las canteras, hay un desvío a la derecha que conduce a un pequeño suburbio, un manojo de viviendas que se conoce como las casas de Ángel, recordando al empresario que las construyó, el célebre panadero Ángel Rubí, propietario de gran parte de estos terrenos. 



Escarbando sobre la miseria que cubre aquel escenario, abriéndote paso entre esqueletos de coches y basura, aparece una pendiente que desemboca en una gran explanada dominada por una gigantesca pared vertical donde aún se pueden ver las antiguas cuevas que formaban el distrito. Este terreno, hoy transformado en un estercolero, llegó a ser un lugar mítico para los jóvenes de la Chanca por haber acogido en sus entrañas el único campo de fútbol que ha tenido el barrio. En 1979, un grupo de hombres ligados al club San Roque, plantearon ante las autoridades locales la posibilidad de aprovechar una zona libre que había quedado en el lugar conocido como las Casas de Ángel, para allanarla y convertirla en un campo de fútbol. No era proyecto sencillo. Se trataba de transformar un paisaje de cerro y de ganarle terreno a la montaña volando con dinamita varias paredes. Hasta diez años antes, ese trozo de ciudad formaba un pequeño arrabal de cuevas que se vinieron abajo en uno de los temporales de la década de los setenta. Cuando el lugar se fue deshabitando, surgió la idea de montar allí un campo de fútbol.



Este territorio fue bautizado, a comienzos de los años ochenta, con el nombre de Las Tres Tumbas, un nombre que le servía de aviso a los árbitros que iban allí a pitar, una denominación que les advertía de los peligros con los que podían encontrarse si no se dejaban convencer por las recomendaciones del público asistente, que lo mismo se acomodaba pegado a las porterías, pisando la línea de cal, que en los riscos más peligrosos del cerro, donde abundaban las piedras y otros objetos de batalla.



Para poder abrir en aquel pedregal un campo de fútbol hubo que echar abajo una parte de la ladera del cerro, en una maniobra peligrosa de la que la naturaleza no tardó en cobrarse la factura correspondiente. Unos años después de su inauguración, el campo de Las Tres Tumbas tuvo que cerrar cuando tras un temporal cayeron varias rocas de la montaña cubriendo una de las bandas del terreno de juego y parte de una portería. Desde entonces Las Tres Tumbas se convirtieron en un cementerio de escombros y de basura. Los planes de rescate de los políticos nos contaron la historia, allá por el año 2007, que aquel escenario se iba a regenerar, que había un proyecto para levantar un pabellón de deportes y encima un campo de fútbol, pero todo quedó en papel mojado y hoy, casi veinte años después, el famoso campo, como toda la barriada de las casas de Ángel, es un canto a la miseria en un paisaje que todavía sorprende por su desgarradora belleza. 



De lo que era el campo de fútbol no queda ningún rastro. La zona de las porterías fue invadida por las piedras y la tierra que ha ido cayendo de la montaña y la vegetación se ha apoderado del terreno de juego. La única señal de vida que queda es la de un caballo escuálido que se alimenta de los últimos matojos amarrado a una piedra. 







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