¿Necesita la Rambla una actuación integral?

Convertir el trazado de las ramblas de Almería, esas que cada vez que la gota fría (así se llamaba a las DANAs en los ochenta y noventa) hacía presencia en Almería se convertían en un riesgo y un mar de agua, coches y enseres camino del mar, en una calle de la ciudad, que la cosiera con zonas de paseo, espacios verdes, plazas de encuentro y hasta un anfiteatro musical fue, sin lugar a dudas, el gran hito a nivel de infraestructuras del pasado siglo XX.

Fue un proyecto largo, realizado por fases bajo el diseño y la batuta del arquitecto Antonio Góngora, y que tras décadas dando servicio a los almerienses y visitantes muestra su desgaste y pide a gritos una actuación integral que rescate el brillo de sus inicios.

Haciendo un recorrido en la parte que más gente transita cada día, desde la Plaza de las Velas hasta el Anfiteatro de la Rambla, porque la parte correspondiente a Rambla Belén y Amatisteros merecerían capítulo aparte, nos encontramos desperfectos y problemas de todo tipo.

En la parte más cercana al mar es harto conocido el problema existente con los malos olores que han tenido mil intentos de solución (desde un géiser a una nueva fuente o proyectos no realizados de ampliar el dragado en esta zona del puerto) pero que ahí siguen y que la expectativa es que se puedan solventar cuando las obras del puerto-ciudad actúen justo en esta zona de la desembocadura para duplicar el Muelle de Levante.

Las baldosas

A partir de ahí, entramos en las zonas de paseo con las que cuenta la Rambla en todo su recorrido y lo que más llama la atención es el importante número de baldosas de todo tipo que se encuentran en mal estado. Es cierto que depende bastante del tramo que se recorra pero salvo espacio comprendido entre el Mirador de la Rambla y la fuente ubicada a la altura del colegio de La Salle en el que hasta hay tramos en los que el mármol brilla, en el resto el suelo baila en demasiados sitios por encontrarse baldosas rotas y desniveladas siendo un problema para las personas mayores que por allí pasean a diario.  

A esta situación de la solería se une, también en el suelo, los huecos de lo que un día fueron luminarias y que ahora se encuentran tapadas con hormigón. Dos pueden ser los motivos de esta situación, e incluso pudieran ser complementarios: evitar contaminación lumínica ya que esas luces irían directas al cielo de la ciudad, y/o tras sustituir las luminarias en varias ocasiones, decidir dejar de hacerlo por el coste que supone.

Sea la que sea de ellas, lo cierto es que en muchos casos se encuentran aún con la parte exterior metálica colocada, en mal estado y con el hormigón en un nivel más bajo lo que puede provocar problemas para cualquiera que circule por la zona y no detecte el hueco.

Teniendo en cuenta la situación de las baldosas y de las luminarias, quizá sería recomendable una actuación de mejora integral de toda la urbanización de este espacio por el que transitan a diario miles de almerienses.

Cierto es que otro de los problemas que tiene este espacio es la limpieza. En muchos de los tramos se encuentra basura tirada en el suelo y, evidentemente, esto es responsabilidad de quienes la tiran, pero también es verdad que se puede ver suciedad acumulada de mucho tiempo tras los bancos, unos bancos que en algunos casos, sobre todo en la parte más alta, piden repintado.

A esto puede añadirse la presencia multitud de pintadas que se hacen muy llamativas y hasta desagradables en un espacio que nació con el objetivo de ser ocupado por cultura: el anfiteatro de la Rambla.

El que ha sido escenario de la Banda Municipal, de Alamar y de todo tipo de actividades culturales, ahora se encuentra con zonas bastante deterioradas y las paredes de los accesos al igual que el graderío con un importante cúmulo de grafitis no artísticos.