“Hay fosas comunes sin nombres de jóvenes ahogados en el mar”

La periodista ejidense, Helena Maleno, fundadora y directora de la Organización No Gubernamental Caminando Fronteras, ha inaugurado el XIV ciclo de cine y derechos humanos de Amnistía Internacional en Almería. Ella ha estado presente en la proyección de la película documental “Paralelo 35º-50º, del malagueño Sergio Rodrigo.

En la convención de los jefes de estado de la Unión Europea de Granada, se van a endurecer las medidas de control del movimiento migratorio.

Esa no es la solución. La solución pasa por una mayor justicia global. Por procesos que pongan en el centro los derechos humanos, la democratización de los territorios, la sostenibilidad. Pasa por tomar medidas contra el cambio climático. 

El problema es que detrás del control migratorio también hay una coacción muy grande a la hora de la construcción de esa Europa fortaleza. Hay un negocio en el que, cada vez más, han invertido las empresas de armamento. Militarizar las fronteras está beneficiando a alguien. Hay alguien que está cogiendo dinero y no solo son las redes criminales, que también existen, sino las empresas de armamento. Ejemplos los tenemos en la venta de armas en el conflicto de Siria, que expulsa a las personas de su territorio, y tienen un doble negocio, creando un sistema de control de esas personas y militarizando los países por los que pasan. Esto hay que desvelarlo. Desgraciadamente los dirigentes europeos están apostando por ese negocio y no por una Europa de los derechos humanos.

Usted creó hace 20 años la ONG Caminando Fronteras. Cómo decidió poner en marcha esta asociación.

Nosotras estábamos en Marruecos. Tuvimos contactos con las comunidades migrantes en los asentamientos, en los bosques. En las vallas de Ceuta y Melilla. Nos dimos cuenta que el relato que se construía alrededor de esas personas no era la realidad, era la criminalización, la estigmatización. En esos lugares había vida, había solidaridad, había construcción política. Una serie de herramientas frente a tanta violencia del control migratorio.

A raíz de esa experiencia, creamos un pequeño colectivo, y en 2007 empezamos a trabajar en el acceso y acompañamiento a los hospitales de niños que nacían en ese tránsito. Que tuviesen derecho a un registro civil, un acta de nacimiento. Ese año recibimos la primera llamada telefónica de una embarcación que se estaba hundiendo en el mar de Alborán. Nos llamó un chico al que habíamos acompañado al hospital. Nosotras no sabíamos a quién acudir. Llamamos a Salvamento Marítimo de Almería, que tenía como responsable a Miguel Cea, que fue durante muchos años un orgullo para nuestra tierra, porque era el jefe de Salvamento Marítimo que ponía en el centro el derecho a la vida. Miguel Cea, fue además, represaliado y quitado como máximo responsable de Salvamento Marítimo en Almería por esa labor de defensa de la vida. Lo mismo le pasó al patrón de la Guardamar Caliope, Miguel Pacha, protagonisma del documental “Paralelo 35º50º”. Aquella noche pensamos, por favor, que no nos llamen más, porque era una angustia. Pero desde ahí empezaron a llamar, y desde entonces hasta ahora, el teléfono trabaja 24 horas al día y recibe llamadas de personas que están en peligro en los cruces migratorios, y se ha convertido en un referente de protección de las comunidades migrantes.

Pone los pelos de punta conocer las cifras de muertos y desaparecidos

Nosotras sacamos cifras donde explicamos cuantas personas han desaparecido, porque la administración siempre da las cifras de llegadas, pero nunca las cifras de los muertos y los desaparecidos. Ahora, también, hemos empezado a acompañar a familias. Son miles de familias buscando a sus hijos e hijas. Miles de familias que no tienen una respuesta. Que vienen a las comisarías de Almería, y que muchas veces, nos decía un chico, lo echaron, no lo recibieron. No le dejaron depositar una denuncia. El estado está obligado a buscar a estas personas desaparecidas. En los cementerios de muchos municipios, tenemos fosas comunes, tenemos tumbas sin nombre de toda esa juventud que se está ahogando en estos mares, que merecen una memoria, y que merecen que sean identificadas.

A Helena Maleno la llegaron a detener e intentaron condenarla a cadena perpetua, porque ahora mismo se persigue a la persona que defiende los derechos humanos

En la cumbre se debate esto. Sólo Alemania está diciendo que no hay que criminalizar a las personas que defienden la vida. Pero Europa ha iniciado un proceso contra estas personas solidarias. Una investigación iniciada por la policía de fronteras española, en colaboración con Marruecos, me quiso acusar de tráfico y de favorecimiento de la inmigración irregular por llamar a Salvamento Marítimo cuando las personas se estaban ahogando. Querían crear un caso ejemplarizante. Como yo vivía en Marruecos, la policía española pedía a este país que me condenase a cadena perpetua por llamar a un servicio público. Un trabajo que también hace Amnistía Internacional. No lo consiguieron. Hubo un movimiento social de todas las organizaciones que trabajamos en este sentido a nivel internacional y Naciones Unidas les dijo a los estados español y marroquí que yo era una defensora y que tenía derecho a defender derechos. Ese derecho también está siendo cuestionado ahora mismo en la cumbre europea de Granada y tenemos que pedir que no se criminalice la solidaridad.

Se puede ver la luz después del túnel o cada vez se irá hacia una situación peor.

Estamos en una situación muy complicada. Lo están diciendo muchas organizaciones que trabajan refugio y asilo. En Almería, con el cambio climático, nos podemos convertir en refugiados climáticos dentro de una o dos décadas, cuando el calor llegue a ser insoportable. Hay gente que va a ser expulsada de su territorio porque no se está luchando contra ese cambio climático. Pero también hay que pensar que hay mucha gente peleando. Gente como Amnistía Internacional, las familias organizadas, gente que desde su barrio está construyendo vida, y a eso tenemos que agarrarnos, porque políticamente es un momento muy complicado.