Si los Estados Unidos han puesto al primer hombre sobre la Luna, un almeriense también podrá presumir de ser uno de los creadores de la primera vivienda construida en el satélite de la Tierra en un futuro no demasiado lejano. De hecho, las casas lunares en las que podría vivir el hombre en una base permanente son ya tan reales que sus prototipos han sido exhibidas en forma de maquetas en la Royal Academy of Arts de Londres.
Allí, en la capital de Inglaterra, se encuentra desde 2014 como asociado en Foster + Partners el almeriense Salvador Navarro Pérez, uno de los arquitectos que trabajan en el proyecto ‘Hábitat Lunar’, encomendado en 2021 a su empresa por la NASA, en colaboración con la Universidad de Stanford y Branch Technology.
A sus 40 años, Navarro se ha especializado en diseño computacional y en el uso de tecnología avanzada, lo que le ha permitido trabajar en uno de los equipos más competitivos del mundo en este campo, el Specialist Modelling Group de Foster + Partners, laboratorio tecnológico y de I+D donde se crean algunos de los diseños más innovadores de la arquitectura contemporánea, como son los que se están realizando para la Luna y otro a más largo plazo para un proyecto similar de base avanzada en Marte.
El arquitecto almeriense explica a La Voz que las viviendas en la Luna se construirán con un hormigón realizado con polvo lunar, combinado con una proteína sintetizada que se llevará desde la Tierra. Una vez en el satélite, será necesario un fundamental trabajo previo a través de robots para crear una estructura básica que permita, a continuación, la llegada del hombre y que pueda vivir allí de forma más o menos permanente. “Mi principal trabajo ahora es conocer este material en profundidad para saber exactamente qué se podrá construir y sus limitaciones”, dice.
En fase intermedia
En la actualidad, el proyecto se encuentra en una fase intermedia: “Hoy aún no se podrían acometer las construcciones en la Luna, pero ya tenemos claro que contamos con una tecnología muy prometedora para hacerlo”, añade. No en vano, la NASA espera que éste y otros proyectos en el satélite podrían ser una realidad en las próximas décadas.
El proyecto de la empresa que lidera Norman Foster contempla el desarrollo del hábitat en su conjunto, incluidos, claro, los espacios interiores. En realidad, las construcciones que alojarían a los hombres serían una especie de búnkeres, con paredes de un grosor de dos metros, para protegerlos de la radiación y de los posibles impactos de micrometeoritos. “La Luna es un entorno tóxico para el ser humano, por lo que vivir allí será lo más parecido a un submarino; por ello intentamos diseñar un espacio lo más cómodo y amable posible”, señala Salvador Navarro.
El arquitecto abunda en su idea de lo que supondrá para la humanidad poder vivir algún día de forma permanente en la Luna o en Marte: “Si en la Tierra primero fue la naturaleza, luego el hombre y a continuación los robots; en la Luna será justo al revés, primero llegarán los robots y después el hombre, que podrá más tarde desarrollar elementos naturales”, expone.
Aunque admite que a él le gustaría poder ser uno de los humanos que construyan esas primeras bases lunares, duda de que puedan ser arquitectos los que lo hagan físicamente, aunque esto es algo que de momento ni siquiera se plantea, de forma que prefiere centrarse en su trabajo actual, en un proyecto que, como remarca, sigue en evolución, y que será también la primera piedra para que el hombre pueda llegar también algún día a establecer una base en Marte.
Estilo contemporáneo
Salvador Navarro se define como un arquitecto de estilo contemporáneo y se identifica en gran medida con el de su jefe desde 2014, el británico Norman Foster, aunque especifica que cualquier diseño debe adecuarse, en todo caso, al momento en que se vive y también al lugar, al espacio donde se encuentre.
A pesar de su juventud, antes de fichar con Foster ya había desarrollado una amplia y meritoria carrera y había sido socio fundador del estudio ‘Mytaki’ en Granada, ciudad donde se tituló como arquitecto en 2008 con un sobresaliente en el proyecto de fin de carrera. Antes, había conseguido matrícula de honor de media en el Bachillerato, que cursó en el IES Nicolás Salmerón de su ciudad natal.
Entre sus primeros trabajos destaca el diseño del Centro de Práctica y Difusión de la Astronomía de Teruel y la oficina de información turística de Granada.
Pero ha sido ya con Foster+Partners cuando ha desarrollado sus proyectos más relevantes, entre los que se encuentran, por supuesto, los ya mencionados para la NASA. Él se muestra también especialmente orgulloso de sus trabajos con Apple para diseñar sus “flagship stores” en un buen número de ciudades de todo el mundo, y sobre todo del Apple Store de Milán. “Es muy de arquitectura europea y el ejemplo que más me gusta”, admite.
Como almeriense de pro, y además de la capital, Salvador Navarro reconoce que nada le gustaría más que diseñar algún día un espacio público de gran impacto sociocultural en su ciudad, a la que espera volver algún día.
“Me gustaría regresar cuando llegue el AVE a Almería”, sentencia, demostrando que además de talento también tiene sentido del humor, y previendo que quizás aún deba mantenerse durante una buena temporada en Londres, donde vive junto a su mujer, también almeriense (de Olula del Río) y sus dos hijos.
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