Al mismo ritmo al que la ciudad crece hacia el este, el eje central de Almería también parece desplazarse hace ese mismo punto cardinal: si tradicionalmente el Paseo de Almería ha sido la vía principal de la capital, una suma de circunstancias y cambios permiten afirmar (y analizar) que, en 2023, ese título corresponde a la Rambla Federico García Lorca.
La lista de factores no es pequeña. Sin que se llegue al drama de certificar la defunción del Paseo, el cambio de tendencia se puede apreciar en varios aspectos: el adiós de las grandes cadenas y otros comercios del Paseo, el eterno debate sobre la peatonalización de esta calle, el hecho de que el proyecto de cambio ya sume tres años de retraso, la sensación de que no está muy claro qué se quiere hacer con el Paseo por parte de ninguno de los actores implicados, la deriva de aquella zona peatonal con exposición de fotografías que luego evolucionó en carril saludable para terminar siendo carril de emergencias... Como decíamos, la lista no es corta.
Sin embargo, el factor que parece determinante es el cambio de tendencia en lo que al apoyo institucional se refiere. Si hubo un tiempo en el que el Paseo de Almería era la calle principal, ahora apenas es tenido en cuenta. Basta comprobar la fuerte apuesta por la Rambla Federico García Lorca como lugar en el que aglutinar todas las actividades posibles y dejar al Paseo (y al resto del centro de la ciudad) en soledad.
El hecho más cercano tiene lugar el pasado viernes: el alumbrado navideño se enciende con un espectáculo teatral en la Plaza de las Velas, que acogerá además esta semana la feria Sabores Almería y distintos conciertos a lo largo y ancho de la Navidad.
Continuando el eje de la Rambla, se encuentra el mercado navideño íntegro (atrás queda la experiencia de repartir las casetas entre la Rambla y el Paseo, como atrás quedan los tiempos en los que el Paseo acogió Ferias del Libro o Ferias de Alfarería) y, como culmen, la pista de hielo para patinar en Navidad, instalada como viene siendo habitual en el Mirador de la Rambla.
De hecho, el eje de la Rambla se alarga por el sur: el muelle de Levante del Puerto, lugar que resultará clave para la integración Puerto-Ciudad (y que será a todos los efectos una prolongación de la Rambla), vuelve a acoger la feria navideña Almeripark.
No obstante, puede resultar aún más sintomático lo sucedido el pasado mes de marzo en la Rambla. En el mismo fin de semana se dieron cita en cuestión de metros la noria, un cine-planetario también en la Plaza de las Velas, y un campeonato de ‘food trucks’ en la Rambla. Todo, en cuestión de unos pocos metros y dejando otros puntos del centro totalmente huérfanos.
Vecinos (y otras zonas)
Mientras tanto, ya son varias las ocasiones en las que los vecinos de la Rambla han planteado sus quejas por la aglomeración de eventos y actividades en la zona.
Si la noria ya fue polémica (y la empresa tuvo que poner vinilos a las cabinas para salvaguardar la intimidad de los vecinos), ahora son los conciertos navideños, los eventos musicales celebrados en verano bajo el Cable Inglés y, recientemente, la celebración del Oktoberfest en el Puerto con música hasta las 2 de la madrugada los que han generado malestar entre los vecinos de la parte baja de la Rambla. A todo ello habría que sumarle algunos cortes y cambios en el tráfico rodado, como sucedió el pasado viernes con motivo del encendido del alumbrado navideño.
Mientras tanto, vecinos y comercios del resto del centro se preguntan dónde está la actividad para el Casco Histórico. Destacan algunos vecinos, por ejemplo, el hecho de que la peatonalización del entorno del Hospital Provincial desde la calle de los Duendes (una zona sin comercios) ha convertido estas calles en una zona fantasma a la que bien le vendría algo de actividad (más allá de vida comercial).
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