Esto es información de servicio. A las 7 de la mañana de cada día del año el 'kiosko Luis Marín' está hasta la bandera de trabajadores que despachan el primer cilindro de la jornada, un buen café y los churros que levantan a un muerto. Esta mañana a las 7 he pasado por allí, una hora más tarde que todos los días y me encuentro que está cerrado. Lo mismo abren más tarde pero se me ha venido a la cabeza aquellos cafés con Juan Melero y Roque Criado antes de salir de viaje por Andalucía para radiar los partidos del Almería o Mármol Macael. Entonces estaban pegados a la rambla y aparcábamos el coche a dos metros de la barra como ahora lo hacen en la nueva ubicación de la calle Santiago. Hoy este negocio tan familiar que forma parte de nuestras vidas se ha tomado un respiro y ha dejado sin churros a esos que apuran la madrugada y caminan para casa con una fiesta a cuestas para olvidar por un momento los problemas de cada día. 'Once de cada diez almerienses' pasamos por el 'Kiosko Luis Marín' para disfrutar de esos momentos que solo te ofrece esta ciudad y sus vecinos. No es lo mismo unos churros en casa que oliendo a café y escuchando los comentarios de madridistas y culés sin olvidar la nueva derrota del Almería. Igual ya está abierto porque la gente se acuesta muy tarde este día.
No hay churros señores o lo mismo lo abren más tarde mientras en la ciudad que no se ha ido a la cama no se encuentra un taxi libre y toca esperar a que vengan de casa a recogerte con una cara que delata una gran entrada del nuevo año. Me consta que de estar abierto el 'Kiosko Luis Marín' ya estaría hasta los topes despachando buenos churros. Para los clientes y para los vecinos y los que pasamos por allí porque su olor impregna el ambiente y te va llevando hacia el mostrador o buscando una mesa donde se colocan los fumadores.
Cada vez que se cierra un negocio con solera en Almería me cuesta la vida porque hay espacios de la ciudad que no tienen recambio y mientras pasen de padres a hijos seremos unos privilegiados. Si hoy la noticia es que no hay churros se debe a que cada día del año realizan un servicio impecable con arraigo en todas las generaciones de almerienses. Las fotos del kioko cerrado valen un imperio.
Cilindro, café y churros
Siempre que vamos por el 'Kiosko Luis Marín' mi hermano Luis y yo hacemos un 'triple' y salimos dando vueltas a la cabeza sobre si hay que pensar en los problemas de la vida o en echar cada día un cilindro, un café solo y media de churros. No da lo mismo porque el cilindro de allana el camino de los churros y te abre la mente a cosas buenas. El cilindro para los más jóvenes es anís con limón.
Cada navidad es de obligado cumplimiento y seguimos con la tradición. Otros, esos que abren las calles cada día y van solos por la madrugada aparcan la furgoneta y se echan un café rápido y vuelven a media mañana a por otro con churros. Que no falte la tradición y la pasión de ser almeriense.
Son máquinas
No hace falta tecnología punta para que te atiendan con cariño y puntualidad. Los camareros ya saben el grado de prisa que deben de aplicar a cada servicio porque el que va repite. La velocidad punta del churrero lo marca todo como el 'de siempre' que te da los buenos días y te recuerda la derrota del Almería metiendo el bajío a la jornada.
Conocí a los abuelos, luego a los padres y le toca a los hijos de Marín regentar un establecimiento que nos debe de durar por lo siglos de los siglos y debemos de valorar en esa justa medida del impacto que genera pasar delante de él y verlo cerrado. Es como si Almería estuviera durmiendo.
Hoy no hay churros. A esta hora, pero no descarten que ya está abierto.
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