Ratas en el Paseo: la desagradable sorpresa de la Cabalgata de Reyes Magos

Entre la alegría de recibir a Sus Majestades, los Reyes Magos de Oriente, de repente, gritos y algo de confusión. Todo, en pleno Paseo de Almería, lleno de pequeños y grandes en la noche más mágica del año. La causa no era otra que un grupo de ratas circulando a sus anchas por la principal vía comercial del centro de la capital, atestada de gente, durante la cabalgata del 5 de enero.

En concreto, la zona en la que se produjo la escena fue la de los alrededores del Teatro Cervantes. Pero no solo allí. De hecho, una vez terminada la cabalgata, uno de estos roedores pudo verse intentando acceder a uno de los locales de hostelería más famosos del centro, tal y como se puede ver en la imagen que ilustra este artículo.

Tal y como cuentan varios testigos de la zona, entre el Teatro Cervantes y el Hotel Costasol hubo varios momentos de confusión, provocados por los gritos de algunos asistentes a la cabalgata que se llevaron la desagradable sorpresa de ver, entre sus piernas, ratas corriendo en pleno Paseo de Almería.

Más allá de los testigos, ya hay vídeos en redes sociales en los que se puede comprobar cómo una rata corretea bajo el vallado de seguridad instalado durante todo el recorrido de la cabalgata de los Reyes Magos para evitar que los pequeños se acerquen a las carrozas a coger caramelos, minimizando así las posibilidades de un desafortunado accidente.

En vídeos como este, se ve cómo los asistentes a la cabalgata, asustados por la rata en cuestión, tratan de moverse entre la multitud evitando al roedor: 

Tal y como explica un experto en control de plagas consultado por LA VOZ, las imágenes muestran a ejemplares de ratas jóvenes. Además, señala que hay zonas especialmente difíciles de controlar, sobre todo si hay en los alrededores locales vacíos, algo que abunda en determinadas áreas del Paseo de Almería. 

Así fue, cómo, en plena Noche de Reyes, unos roedores le robaron algo de protagonismo a Sus Majestades. Y no fueron Mickey Mouse ni Ratatouille montados en carrozas; Disney no tuvo nada que ver: eran ratas reales, de carne y hueso, intentando hacer amistades en pleno Paseo de Almería, lugar que habrían convertido en su residencia habitual.