Inquietud por las averías en la desaladora que da agua al Poniente

Ayuntamientos, comunidades de regantes y la Junta de Andalucía han expresado su inquietud por las dos averías que en pocos meses ha tenido la desaladora del Campo de Dalías y que ha tenido repercusiones hace pocos días en el Poniente almeriense.

Ubicada en la barriada ejidense de Balerma, la desalinizadora, que gestiona el Ministerio para la Transición Ecológica, primero se averió a principios de octubre y después, al finalizar el año 2023, provocando problemas de abastecimiento a una población que suma hasta 300.000 habitantes y a una superficie agrícola de más de 8.000 hectáreas.

Según han trasladado distintas fuentes a este periódico, en ambos casos la subestación eléctrica que da servicio a la planta se “colapsó” y se tuvo que paralizar el proceso de desalinización de agua del mar.

Roquetas de Mar, El Ejido y Vícar sufrieron a finales de año las consecuencias derivadas de la calificación de agua no apta para el consumo humano por parte de la Junta porque solo podrían recurrir a agua de los acuíferos, afectados de la alta radiactividad debido a la falta de precipitaciones.

Roquetas y El Ejido suman unos 200.000 vecinos. De la desaladora se abastece la población roquetera y buena parte de los ejidenses. Y junto a ello parte de los invernaderos.

Por ello, ante estos problemas, ha surgido la inquietud acrecentada por la inseguridad en el mantenimiento de la desaladora del Poniente, con una población creciente y clave para el desarrollo agrícola en los contextos provincial y andaluz.

Fue hace menos de un año cuando se decidió desde el Gobierno adjudicar ese mantenimiento a la multinacional Acciona, que ha heredado los problemas de la anterior concesionaria.

La puesta en marcha de esta planta desaladora fue la respuesta que el Campo de Dalías esperó durante dos décadas para frenar la sobreexplotación del acuífero,  declarada por el Gobierno central en septiembre de 1995.

Ello, añaden las citadas fuentes, pone en tela de juicio el mantenimiento de las desaladoras por parte del Gobierno de España, así como la falta de inversión. “Tanto la del Campo de Dalías como la de Carboneras son dos desaladoras que se han quedado completamente pequeña para dos comarcas, la de Poniente y Levante, en continuo crecimiento poblacional y con problemas históricos de déficit hídrico”.

Junto a estas presuntas deficiencias en el mantenimiento que se estaría realizando en la desaladora de Dalías “hay un trasfondo mucho más complejo: la obsolescencia o falta de rendimiento efectivo que padecen estas instalaciones, que no cubren las necesidades reales de una población creciente y un sector económico estratégico en el Poniente almeriense.

“En el caso de la planta ejidense, hablamos de una instalación con capacidad para generar 30 hectómetros cúbicos y ampliable a 40, pero que, actualmente, sólo está cubriendo 22,5. Y con averías que provocan cortes de suministro a la población y regantes”, apostillan desde los ayuntamientos afectados en la zona del Poniente.

La desalación, competencia del Estado, “es la asignatura pendiente de Almería. Siguen sin estar en marcha las obras de reparación de la planta del Bajo Almanzora. Los trabajos no acaban de arrancar con la firmeza que esperan los almerienses en un momento de extrema sequía”.

“Tampoco se ha conseguido activar, a pesar de las múltiples peticiones que ha realizado Andalucía y la sociedad almeriense, la duplicación de las instalaciones de Carboneras que tanto se necesitan”, recuerdan desde la Junta.

La propia consejera de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, Carmen Crespo, ha solicitado en numerosas ocasiones al Gobierno central la duplicación tanto de la desaladora de Dalías como la de Carboneras, para dar respuesta real y efectiva a las necesidades de ambas comarcas.