El Retrovisor: “La IA es una herramienta extraordinaria para buscar información”

El propósito del libro es proporcionar una guía que los prepare para afrontar sus primeras exploraciones por el mundo de la historia. A través de sus páginas se emprende un recorrido por la historia de la historiografía y se esbozan con un lenguaje ameno y directo, pero a la vez con el rigor que los temas tratados requieren, algunas importantes nociones de la filosofía de la historia. Se recogen los principales debates que giran alrededor de la actividad del historiador, ofreciendo al lector una base de conocimiento desde la cual poder emprender, si así lo desea, estudios más profundos. La esperanza es que su lectura pueda inspirar la reflexión y el debate.

El profesor afincado en Almería desde 2006 Dario Migliucci (Lecco, Italia, 1981). Solo quería aprender el idioma y volver a Italia. Pero me enamoré. De la que ahora es mi mujer. Y también me enamoré de Almería. Desde entonces, por tema de estudios e investigación, he estado viviendo en muchos sitios (Francia, México, Estados Unidos, Israel e Inglaterra), pero Almería siempre ha sido para mí el puerto al que regresar. Y finalmente he conseguido volver aquí”. Desempeña tareas docentes y de investigación en la UAL. ¿Por qué te decidiste por el libro? “Existen muchos manuales de historiografía, algunos de los cuales son muy buenos. Pero tienen una complejidad teórica que a menudo pone en seria dificultad a los jóvenes investigadores. Cuando era estudiante, mis compañeros y yo lo comentábamos mucho. Los libros que nos daban nuestros profesores daban por sentado que sabíamos cosas que en realidad no sabíamos.

Cuando comencé a enseñar, en la Universidad Complutense de Madrid, me di cuenta de que mis estudiantes a veces no podían distinguir entre producción científica, divulgación y pseudociencia. No puedes entender las teorías historiográficas de Karl Marx o Fernand Braudel si no comprendes las dinámicas más elementales de la generación del saber, o si no estás familiarizado con los grandes debates que desde siempre dominan el mundo de la ciencia. La idea de mi libro es que no hay que dar nada por sentado. Se comienza con lo más básico y, capítulo tras capítulo, nos adentramos en cuestiones más complejas. Con este libro, todo apasionado de la historia –no solo estudiantes universitarios o investigadores– puede llegar a comprender la manera en la que varias generaciones de historiadores han ido interpretando nuestro pasado a lo largo de los últimos dos siglos”.

Inteligencia Artificial (IA).  Algunos especialistas abrieron hace tiempo el debate con una pregunta: ¿esta tecnología beneficiará a la humanidad o causará su destrucción?, se pregunta Patricia Nieto en The New York Times. A la IA se le ha añadido ChatGPT, un bot conversacional que da información, explica conceptos y resume ideas en frases sencillas. En el ámbito académico llevamos preguntándonos como afrontar el avance de la IA y cómo afectará: ”Se ha convertido en un desafío significativo en numerosos ámbitos, y la educación no es ninguna excepción. Es crucial abordar este desafío con seriedad y prudencia, pero también es importante evitar caer en temores infundados, como el mito de que la IA acabará sometiendo a los seres humanos. Un patrón recurrente de la historia son las crisis de pánico ante la aparición de nuevas tecnologías. Con la llegada de Internet, se temía que la existencia humana estuviera en peligro (en la película ochentera Juegos de guerra un adolescente casi desencadena una guerra nuclear jugando con su ordenador). Con la aparición de Google, se predecía la desaparición de los libros. Sin embargo, estos pronósticos apocalípticos nunca se cumplieron: ni ha habido holocausto nuclear ni tampoco han desaparecido las bibliotecas”.

“Con la IA”, continúa con el relato Dario Migliuci, “se pueden alcanzar resultados asombrosos. En la investigación, por ejemplo, se pueden acelerar tareas que antes requerían una cantidad considerable de tiempo y esfuerzo. En educación, es esencial enseñar a los estudiantes a utilizar la IA de manera responsable. Por ejemplo, es una herramienta extraordinaria para la búsqueda de información. Los profesores deben enseñar a los estudiantes a analizar y procesar dicha información de forma autónoma y crítica. Esto requiere una modificación tanto en nuestra forma de enseñar como en nuestra forma de evaluar. No podemos dejar de solicitar trabajos escritos por temor a que los estudiantes recurran a la IA, ya que dominar esta competencia (la expresión escrita) es fundamental para su futuro como trabajadores y ciudadanos. Sin embargo, tampoco podemos aceptar trabajos confeccionados directamente por la IA. Es necesario seguir el proceso de trabajo de los estudiantes paso a paso, pidiéndoles que expliquen dónde obtuvieron la información y cómo la analizaron”.

El 13 de febrero se celebra el Día Mundial de la Radio, instituido por la UNESCO, para subrayar la contribución única de la radio en unir a las personas alrededor del globo con el avance de la libertad de expresión. Cuando llegó la televisión y se implantó Internet, hubo quien aseguró el fin de la radio, un medio que se reinventa y mejora con las nuevas tecnologías. Se ve y te acompaña en el iphone, teléfono inteligente. Este año ya se celebra su centenario con una credibilidad creciente. “Indudablemente”, subraya Migliuci, “en las aulas se apuesta por la innovación y la autocrítica. El futuro de la enseñanza universitaria, en muchas disciplinas, probablemente incluirá menos clases magistrales y más metodologías activas, como el Aprendizaje Basado en Proyectos. Prohibir la IA no es solo difícil, sino también paradójico, ya que muchos profesores utilizamos plataformas como Turnitin (basadas en IA) para detectar el plagio de los estudiantes”. Ha publicado El mundo de la historia. Una guía para explorarlo, editado por Prensas de la Universidad de Zaragoza, una de las mejores en el ámbito académico. En la Universidad de Almería forma parte del Grupo de Investigación Estudios del Presente y del Centro de Investigación Comunicación y Sociedad (CySOC).