El 11-M, Almería y Atocha, 20 años después

Retrato en la estación donde se cometió el mayor atentado de la historia en España

Esperando el Intercity de Madrid a Almería esta mañana en Atocha.
Esperando el Intercity de Madrid a Almería esta mañana en Atocha. Simón Ruiz
Simón Ruiz
21:34 • 11 mar. 2024

“En Atocha”. Son las 8 y 4 minutos de la mañana del 11 de marzo de 2024. Acabo de llegar a la estación de Atocha en Madrid cuando hoy se cumplen 20 años del mayor atentado terrorista en la historia de España.




El mensaje en WhatsAapp es para mi hija Paula. Hace poco más de media hora me he despedido de ella para regresar a Almería después de pasar un fin de semana, junto a su madre, en Madrid.




Han pasado dos décadas desde que esa estación, que ahora lleva el sobrenombre de Almudena Grandes, se llenó de terror, de muerte, de sangre, … Pensaba que al llegar a Atocha me iba a encontrar a las unidades móviles de las televisiones a las puertas de Atocha con conexiones en directo para los primeros informativos de la mañana. No estaban o no las ví.




Busqué en los paneles la vía de salida del Intercity 276 de Madrid a Almería pero no la encontré. Tuve que pasar antes por otras dependencias donde se exigía el control de equipaje para los viajes de Alta Velocidad, el AVE y otras marcas comerciales, … y así hasta que me indicaron que la salida del tren a Almería era por la misma vía de los Cercanías, a donde llegaron hace 20 años esos trenes llenos de cadáveres (casi 200). Por nuestro acceso ya no había control de equipajes. El tren de Almería venía de Madrid a su hora y a apenas cinco de minutos de su llegada desde Chamartín-Clara Campoamor avisan de que estacionará en la vía 6.




En la sala de espera, decenas de viajeros de ese tren y de otros de Media y Larga Distancia miran la pantalla informativa y sus teléfonos móviles. Hay total normalidad en la Zona Cero 20 años después.



Contaban este 11-M en el informativo nocturno de La Sexta que en su interior cada uno de los españoles ha recordado hoy cómo fue aquel día del año 2004. Mi hija Paula tenía entonces 6 años y medio. En la Cadena SER, Iñaki Gabilondo no paraba de actualizar toda la información que llegaba a la Redacción de Gran Vía, 32. Fue de tal magnitud el atentado que, sin dudarlo, cogí el transistor de mano y me lo llevé encendido en el autobús urbano para acompañar a mi hija al Colegio ‘Mar Mediterráneo’. Ella, a esa edad, no entendía nada de lo que estaba pasando. “Han puesto una bomba en Madrid”,, puede que le dijera durante el camino. En el autobús de la Línea 7 de Surbús todo era silencio.




Después de dejar a Paula en el colegio, a las 9 de la mañana, fui de inmediato a la Redacción para empezar a preparar el periódico (aún no estaba tan desarrollada la versión digital de los medios) del día siguiente porque, como solemos decir, tocaba “despliegue especial”. A esa hora, todo eran dudas. Todos estábamos pendientes de lo que se decía en la radio y en las televisiones, conscientes ya de que la campaña de las elecciones generales, en las que se enfrentaban Mariano Rajoy (PP) y José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE), había tocado a su fin.




En las horas y días siguientes pasó lo que todos sabemos. Hubo una versión oficial del Gobierno de José María Aznar que para nada coincidió con la realidad del terrorismo yihadista. No. No fue ETA. Miles de almerienses salieron a la calle el viernes 12 de marzo de 2004 para condenar el terrorismo. No se recordó tal mal marea humana desde el asesinato cruel de Miguel Ángel Blanco por ETA.


Han pasado 20 años de aquel atentado en Atocha y otras estaciones ferroviarias de la Comunidad de Madrid. 20 años después, el terror sigue instalado. A bordo del Intercity de Madrid a Almería han viajado en la mañana de este 11-M de 2024 un total de 130 pasajeros junto a la tripulación de Renfe. No se escuchaba comentario alguno de la efeméride entre los viajeros en los distintos coches del tren. Tampoco en la cafetería, donde era tema de conversación el transbordo en la estación de Huércal de Almería-Viator desde la semana pasada.


El tren desde Madrid llegó a su hora. Sin sobresaltos. No como el que hubo en Madrid este mismo 11-M en la estación de Metro de Moncloa. A media tarde, mi hija me reenvió un enlace de Instagram con lo que inicialmente era una explosión y luego resultó ser una avería. “Me vuelvo a casa andando. No cojo el metro”. Sigue el terror. Sigue el miedo.


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