En el pintoresco barrio almeriense de El Puche, la madera cobra vida a través de las hábiles manos de Tomás Morales, un ebanista de 73 años, cuya destreza y pasión por el arte le han llevado a crear obras con madera reciclada y hasta esculpir muebles con la emblemática figura del Indalo durante dos décadas.
Junto a su esposa María Isabel Fernández, de 68 años, esta pareja ha hecho del tallado de madera no solo un medio de subsistencia para la precaria pensión de jubilado, sino también una forma de preservar la cultura y tradición artesana almeriense.
Originario de Jaén, Tomás encontró su vocación en la madera mientras trabajaba como camarero y cocinero en el barrio de El Puche. Fue allí donde, buscando entretener a los niños del vecindario, comenzó a crear carracas de madera, dando inicio a lo que con el tiempo se convertiría en su pasión para toda la vida.
La habilidad para encontrar inspiración en las maderas más inesperadas le ha valido reconocimiento local, nacional e internacional. Con una dedicación única y delicada, Tomás recorre en su coche los distintos polígonos de la provincia en la búsqueda de palés y muebles antiguos para reciclarlos y transformarlos en piezas únicas que reflejan la esencia misma de Almería.
María Isabel se encarga de la última fase de la fabricación. Concretamente, del rematado, envejecido y barnizado de las piezas. Además, también aprovecha su habilidad para desempeñar el rol de encargada de ventas y moverse entre los distintos mercadillos artesanales, mientras que él, con la sabiduría y experiencia que le ha otorgado el tiempo, da segundas vidas a las figuras de madera creando botelleros de vino, bargueños y mesitas, entre otros.
Botellero de vino del indalo, su pieza estrella
Una de sus obras de arte más demandadas y famosas son los botelleros de vino con el mítico símbolo almeriense del indalo. Lo que comenzó como un desafío personal en un principio se ha convertido en una tradición arraigada, con cada pieza contando una historia de creatividad y dedicación.
Espontáneo, natural y único, así es Tomás. "Nunca tengo una idea preconcebida de lo que voy a hacer", confiesa, ya que su proceso de creación es totalmente improvisado y guiado únicamente por la improvisación desde el momento en el que encuentra la madera.
A pesar de los años, Tomás y María Isabel continúan llevando su arte a ferias y mercadillos artesanales, atrayendo a compradores tanto locales como internacionales. Desde Almería hasta Alemania, pasando por Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca, sus muebles han encontrado hogar en rincones lejanos, llevando consigo el legado representativo de Almería.
Para esta pareja de ebanistas, su trabajo va más allá de una simple fuente de ingresos. "Es un orgullo para nosotros que la gente valore nuestro trabajo", afirma María Isabel. Ella y su marido han marcado la historia del barrio y de la provincia con su tallado único en la madera de la historia de Almería.
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