Antonio decidió alquilar un terreno invernado en 2017 y dedicarse a la producción de calabacín. "La agricultura da dinero", le dijeron. Tres años después de emprender su aventura en el sector agrícola, este almeriense ya tenía acumulada una deuda de más de 80.000 euros. Las cosas no salieron como esperaba y pasó de la ilusión a una fuerte depresión, tanto psicológica como económica. Sin embargo, la Ley Concursal (TRLC) volvió a darle el pasado verano una segunda oportunidad para comenzar de cero y rehacer su vida.
El Juzgado de lo Mercantil número 2 de Almería ha librado al agricultor de 50 años de edad del pago de dicha deuda (pasivo de 81.856,53 euros) contraída con entidades financieras y proveedores tras una primera mala campaña. Antonio, por culpa de los bajos precios del género y los virus, se vio obligado a pedir más financiación y a comprar a crédito diferentes productos que necesitaba para el invernadero, con la esperanza de poder pagar al final de la campaña siguiente. Pero los planes tampoco salieron como él tenía previsto.
Tampoco fue bien su segundo intento en el invernadero y se encontró en un callejón sin salida, sin poder hacer frente a préstamos y deudas. Al ser incluido en el fichero de morosos, le impidió optar a una refinanciación para regularizar una situación que le llevó a dejar el terreno invernado y a subsistir con el Salario Mínimo Vital.
Sumido en una depresión
"Cuando los virus perjudicaron la cosecha tuve que arrancar lo que tenía y volver a sembrar, lo que incrementó notablemente los gastos", asegura el agricultor recientemente exonerado, que recuerda que "me cortaron el agua y tenía que pedir dinero a mi familia para seguir intentándolo, pero no hubo manera". Durante esta mala experiencia, la peor de su vida, sus padres siempre le tendieron la mano y bajo cuyo techo se refugió "sin querer que me viese nadie".
Antonio cayó en una fuerte depresión. No tenía dinero ni para ponerle gasolina al coche, ni para un café y soportaba un gran peso al pensar que debía más de 80.000 euros. Pero hace dos años escuchó hablar por primera vez de la Ley Concursal, algo que admite que "desconocía totalmente", y, asesorado por el despacho de abogados Lex Iberia Servicios Jurídicos, se acogió a la misma para conseguir que se le exonerara del cien por cien del pago de su deuda y tener la oportunidad de rehacer su vida.
Esperanza
Pese a que fue aprobada en 2015, modificando la anterior normativa concursal, dicha ley sigue siendo aún una gran desconocida para buena parte de la ciudadanía. Su objetivo no es otro que ofrecer una "segunda oportunidad" a aquellas personas físicas que se han declarado insolventes, sin un patrimonio susceptible de liquidación, y devolver a la persona que insta el concurso al mercado financiero, permitiéndole volver a emprender si así lo considera oportuno.
Esta Ley Concursal se ha convertido en un verdadero salvavidas para Antonio, que admite que "si no llega a pasar esto no hubiese podido pagar esa cantidad nunca. Me hubiese lastrado y no hubiese podido rehacer mi vida jamás". También tiene claro que "no se me ocurriría volver a intentarlo con la agricultura". Aunque su situación económica sigue siendo mala a pesar de quedar exonerado del pago de los más de 80.000 euros, este almeriense ya puede empezar a ver la luz al final de túnel mientras sigue asimilando todo: "Cuando me anunciaron que me perdonaban la deuda no me lo creía. Ahora estoy buscando trabajo".
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