La historia de Paco ‘Cortijillos’ y su pasión por la agricultura

“Empecé a venir con mi padre cuando tenía 7 años y me siento orgulloso de mi trabajo”

Paco recibió a LA VOZ y Cadena SER en su invernadero, donde pasa prácticamente los 365 días del año.
Paco recibió a LA VOZ y Cadena SER en su invernadero, donde pasa prácticamente los 365 días del año. Carlos Miralles
Carlos Miralles
20:01 • 19 may. 2024

Son las diez de la mañana y el protagonista de esta historia ya lleva más de tres horas en su terreno. Nos invita a sentarnos en un pequeño despacho junto al almacén previo paso por las 2 hectáreas que cuida a diario junto a su hermana y su familia, "porque esto es tradición". Francisco Javier Moreno Romera (13/5/1983), es uno de los miles de almerienses que trabajan en la agricultura. En su caso, no duda en apuntar a LA VOZ y Cadena SER que “esta labor me encanta. Empecé con 7 años y ya tengo 41. Me siento orgulloso primero de mi tierra y después de mi sector, ya que por muchos mazazos que nos den siempre salimos adelante”. 



Tradición Hijo de Francisco y Flori, ha seguido la línea familiar. Sus hermanas María del Mar y Matilde son los otros dos pilares de su vida junto a su pareja Silvia Gutiérrez, "con la que llevo ya cinco años y aunque nos conocíamos desde pequeños, no fue hasta hace un tiempo cuando nos formalizamos". El camino de Paco ‘Cortijillos’, como le conocen sus amigos más cercanos gracias al Carrusel Deportivo de la SER, comienza en La Cañada en los años ochenta. 



Tradición



Su padre, Francisco, se lo llevaba por las mañanas al invernadero para cuidar los tomates: "He mamado la agricultura desde pequeño y hemos sido una piña, incluso en los momentos más complicados cuando no te pagan bien por tu producto". ¿Pero cuándo da Paco el paso definitivo para quedarse en el campo?, "pues a los 19 años. Mi padre me preguntó qué quería hacer y fui claro: trabajar en el invernadero a su lado".



Rutina
Se levanta todos los días a las 6 de la mañana. Le gusta desayunar con "tranquilidad" en casa,  pone rumbo al invernadero "y hasta que se va el sol. Los tomates no esperan ni entienden de libranzas. Pero es que a mí me encanta venir, revisar los sistemas de riego, las balsas, y por supuesto las plantas. Cada campaña son aproximadamente unos 50.000 euros en gastos y requiere mucha atención". El tomate que siembra es el Rychka.



Números
Ha llegado a colocar entre 6.000 y 7.000 plantas y sacar alrededor de 1.000.000 de kilos, que se van a la CASI y desde allí a Europa. La primera siembra en su invernadero comienza el 20 de agosto, la segunda el 30 del mismo mes y la tercera el 5 de septiembre. Cuenta con una balsa con capacidad para un millón de litros y otra que recoge el agua de lluvia. "En diciembre y enero empiezo ya a recoger los primeros tomates junto con mi hermana y el resto de trabajadores", añade.



Dureza
Los meses de mayor cuidado y esfuerzo son enero, febrero, marzo y abril, mientras que la temporada termina en mayo y tiene algo más de tiempo libre: "Pero sigo viniendo prácticamente todos los días para ver cómo están los plásticos, que cambiamos cada 4 o 5 años, movemos la tierra… Realmente se puede decir que no hay vacaciones, pero vuelvo a repetir que no me importa en absoluto".



Enseñanza
Su padre tiene 65 años y aunque dejó la agricultura, "no se ha desconectado del todo. Se da una vuelta por aquí y nos enseña porque la experiencia es vital. También mi madre dio un paso al lado hace unos años y lo entendemos porque se han sacrificado mucho por nosotros. Nunca se me olvidará la frase de mis padres: aquí tiramos todos del carro".


Le encanta el ciclismo, el fútbol, y también la radio, así que no quiere dejar escapar la oportunidad de lanzar un mensaje a sus compañeros de profesión: "Soy almeriense, acabo de cumplir 41 años y me siento orgulloso de mi tierra y de nuestro campo, de nuestra agricultura. Puede haber momentos duros pero este sector siempre sale adelante", sentencia.


Paco ‘Cortijillos’ nos despide con un "aquí tenéis vuestra casa". Porque no hay nada mejor que sentir que tu puesto de trabajo es un hogar. Mientras el cuerpo aguante seguirá con la tradición en el campo.


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